?Por qu¨¦ la malaria est¨¢ nuevamente en aumento?
Las medidas b¨¢sicas contra el paludismo pueden continuar obteniendo algunos beneficios. Sin embargo, la ¨²nica forma de vencer a la enfermedad es mediante un enfoque a largo plazo
Los mosquitos a menudo se describen como los animales m¨¢s peligrosos de la tierra debido a las enfermedades que transmiten; entre ellas, la malaria, el dengue y el zika, que causan m¨¢s de un mill¨®n de muertes al a?o. Sin embargo, las estrategias para mitigar estas amenazas se mantienen muy lejos de lo que se considera adecuado.
La malaria afect¨® a m¨¢s de 200 millones de personas en 2017 y mat¨® a 435.000 de ellas, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Hasta la d¨¦cada de 1940, las estrategias contra esta enfermedad se fundamentaban en tres pilares: mejor gesti¨®n ambiental, mejor vivienda y sistemas de salud m¨¢s s¨®lidos. Teniendo en cuenta los mecanismos de transmisi¨®n (descritos por primera vez hace m¨¢s de 100 a?os), las autoridades de salud p¨²blica se centraron en minimizar la proliferaci¨®n del mosquito Anopheles y la exposici¨®n de las personas al mismo, as¨ª como tambi¨¦n en mejorar el acceso a una atenci¨®n m¨¦dica adecuada.
Los pa¨ªses que adoptaron este enfoque lograron un gran progreso; y en la mayor¨ªa de los casos han permanecido libres de malaria. En Estados Unidos, por ejemplo, las muertes disminuyeron un 75% entre 1920 y 1939.
Luego, en la d¨¦cada de 1940, la llegada del altamente efectivo insecticida Dicloro Difenil Tricloroetano (DDT) cambi¨® todo. El DDT se convirti¨® r¨¢pidamente en la piedra angular de las estrategias de control de la malaria, incluyendo el primer intento de erradicar la enfermedad a nivel mundial. Gracias a su uso generalizado, y se logr¨® un progreso sustancial en Europa, las Am¨¦ricas, el Caribe y algunas partes de Asia.
En ?frica, sin embargo, la campa?a contra la malaria basada en el DDT nunca despeg¨®, debido en gran medida a una capacidad log¨ªstica deficiente, a sistemas ineficaces de salud p¨²blica o a la falta de recursos para ampliar su uso. A partir de 1960, los casos de paludismo aumentaron de manera vertiginosa y desmesurada en todo este continente.
No obstante, el mundo reci¨¦n comenz¨® a prestar atenci¨®n a dicha situaci¨®n a finales de los noventa, cuando el paludismo ya causaba m¨¢s de un mill¨®n de muertes al a?o y contribu¨ªa al estancamiento econ¨®mico a trav¨¦s de la p¨¦rdida de productividad laboral. Finalmente, en el 2000, los jefes de Estado y de gobierno de ?frica se reunieron en Abuja (Nigeria) para enfrentar la emergencia, comprometi¨¦ndose a reducir a la mitad la mortalidad a causa de esta enfermedad hasta 2010.
Teniendo en cuenta que la malaria afecta de manera desproporcionada a los m¨¢s pobres, tambi¨¦n es necesario centrarse en aumentar la seguridad alimentaria y centrarse en mejorar las econom¨ªas de los hogares
Pero, ante la limitaci¨®n de fondos y capacidad, los gobiernos cedieron a los donantes externos, socios bilaterales y agencias no gubernamentales gran parte de la responsabilidad de cumplir con el mencionado compromiso Las estrategias que surgieron enfatizaron la distribuci¨®n de productos de f¨¢cil uso (incluidos entre ellos insecticidas, mosquiteras tratadas con insecticida y medicamentos antimal¨¢ricos a base de artemisinina), y la expansi¨®n del acceso a un r¨¢pido diagn¨®stico.
Durante el per¨ªodo 2000-2015, la cantidad de muertes por malaria en ?frica se redujo a la mitad y se evitaron 750.000 nuevos casos. Los expertos acreditan el 80% de estos logros a las mosquiteras tratadas con insecticida, la fumigaci¨®n dom¨¦stica y los tratamientos a base de artemisinina.
A pesar de sus ventajas, existe un grave problema con este enfoque: ha impulsado el auge de una industria masiva de control de la malaria que se encuentra cada vez m¨¢s desconectada de la misi¨®n central de mantener a las comunidades saludables.
Los pa¨ªses africanos m¨¢s afectados: Burkina Faso, Camer¨²n, Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, Ghana, Mozambique, N¨ªger, Nigeria y Uganda, que en conjunto representan el 60% de la carga mundial de malaria, importan regularmente mosquiteras, insecticidas y medicamentos promocionados por participantes de la industria. Sin embargo, seg¨²n la OMS, la malaria est¨¢ nuevamente en aumento, y la cantidad de nuevos casos se increment¨® en 16 pa¨ªses africanos en una cifra mayor a los 100.000 casos desde el a?o 2016 al 2017. No mejora las cosas el hecho de que la mercantilizaci¨®n del control del paludismo contribuya a la merma de conocimientos pr¨¢cticos sobre la malaria en los pa¨ªses end¨¦micos.
Para conseguir acabar con la epidemia de malaria en 2030 ¡ªuno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)¡ª el mundo debe reconsiderar su enfoque. Si las campa?as globales contra esta dolencia retroceden en cuanto a resultados, los casos podr¨ªan incrementarse hasta en un 74% para 2030. Pero, incluso si se mantienen las estrategias basadas en medidas b¨¢sicas, el resultado ser¨¢ ¨²nicamente una reducci¨®n marginal de la incidencia mundial para ese a?o, en comparaci¨®n con 2016.
Es por esta raz¨®n que, a medida que los principales socios internacionales contin¨²an avanzando en el enfoque basado en productos b¨¢sicos, los gobiernos africanos y otros socios han de buscar la consecuci¨®n de una estrategia a largo plazo centrada en la creaci¨®n de resiliencia. Deben ir en pos de la fabricaci¨®n local de mosquiteros, deben mejorar las viviendas (por ejemplo, mediante el colocado de mallas en las ventanas y el cierre de aleros), deben tambi¨¦n garantizar que los sistemas de salud tengan la capacidad de identificar y tratar nuevos casos de malaria; y deben ampliar la educaci¨®n dirigida a la salud en las escuelas y comunidades.
Teniendo en cuenta que la malaria afecta de manera desproporcionada a los m¨¢s pobres, tambi¨¦n es necesario centrarse en aumentar la seguridad alimentaria y, de manera m¨¢s general, mejorar las econom¨ªas de los hogares. Ya que estos programas no suelen ser administrados por los ministerios de salud, se deben construir alianzas que a¨²nen transversalmente a los sectores pertinentes. Este enfoque hol¨ªstico ser¨¢ crucial para avanzar en la agenda integral de los ODS.
Para financiar estos esfuerzos, los pa¨ªses deben aprovechar los recursos nacionales, los subsidios, las devoluciones de impuestos, u otros mecanismos de financiamiento innovadores, como un impuesto de 10 d¨®lares para la lucha contra la malaria pagado por los viajeros internacionales que visitan pa¨ªses end¨¦micos. A medida que se acelerara el desarrollo, se reducir¨ªa la carga sobre las econom¨ªas y sistemas de salud nacionales, liberando m¨¢s recursos para apoyar un mayor progreso.
Los productos b¨¢sicos pueden continuar obteniendo algunos beneficios a corto plazo en la lucha contra la malaria. Sin embargo, la ¨²nica forma de vencer a la enfermedad, de una vez por todas, es mediante un enfoque a largo plazo que construya resiliencia.
Fredros Okumu, bi¨®logo y experto en salud p¨²blica, director de Ciencia del Instituto de Salud Ifakara de Tanzania. Copyright: Project Syndicate, 2019. www.project-syndicate.org. Traducci¨®n del ingl¨¦s: Roc¨ªo L. Barrientos.
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