Elecciones en Espa?a
Para que el pa¨ªs no corra el riesgo de desintegrarse es indispensable una vigilancia constante del electorado que ha concedido al PSOE de Pedro S¨¢nchez su formidable victoria
Como el Partido Popular tem¨ªa que la hemorragia de votantes hacia el partido nacionalista de ultraderecha Vox le quitara muchos votos, se derechiz¨® lo m¨¢s que pudo. El resultado ha sido, en las elecciones del 28 de abril, que perdi¨® por su izquierda a casi todo el centro derecha que lo apoyaba. Y ha tenido el peor resultado de toda su historia, perdiendo m¨¢s de tres millones seiscientos mil votos.
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Nadie sabe para qui¨¦n trabaja. Vox, convertido por la izquierda en el Lobo Feroz de esta campa?a electoral, con sus ataques a la ¡°derechita cobarde¡± contribuy¨® de manera importante a la debacle del Partido Popular. Entr¨® al Parlamento con 24 diputados, pero estar¨¢ all¨ª, probablemente, s¨®lo para que socialistas, independentistas y comunistas utilicen sus desplantes e imprecaciones de subido vozarr¨®n nacionalista como las alarmas de un ¡°fascismo¡± en perspectiva. Esta pol¨ªtica justificar¨¢ sin duda algunas acertadas medidas, pero tambi¨¦n otras malas y muchas p¨¦simas. La verdad es que la sociedad espa?ola es ya lo bastante democr¨¢tica como para prohijar en su seno un movimiento verdaderamente fascista. Conformado por familias conservadoras aturdidas con la modernizaci¨®n de la sociedad espa?ola y grupos nost¨¢lgicos del franquismo, es probable que Vox haya alcanzado su tope m¨¢ximo de aceptaci¨®n en estas elecciones: el 10% de los votos. Pero los estragos que ha causado han sido, eso s¨ª, cuantiosos. Entre ellos, haber prestado un servicio involuntario, pero de gran calado, al independentismo catal¨¢n, como veremos m¨¢s adelante.
El partido de Albert Rivera, Ciudadanos, por el que yo vot¨¦, es el otro gran triunfador de estas elecciones. Desesperados ante la contundente victoria del PSOE y su posible alianza con Podemos, muchos empresarios, dirigentes sociales y familias de alta y media clase social piensan que una alianza de socialistas y Ciudadanos librar¨ªa a Espa?a de un Frente Popular en el que ambos tendr¨ªan que incluir adem¨¢s a partidos independentistas vascos o catalanes. Lo que quisieran es una ilusi¨®n imposible.
Con sus ataques a la ¡°derechita cobarde¡±, Vox contribuy¨® de manera importante a la debacle del PP
?Qu¨¦ ganar¨ªan Ciudadanos y Rivera con semejante alianza? Nada, salvo un desprestigio considerable luego de haber enfatizado su l¨ªder, a lo largo de toda la campa?a electoral, que descartaba categ¨®ricamente un pacto de gobierno con el PSOE. Es verdad que los pol¨ªticos cambian de opini¨®n con frecuencia, pero no cuando se tiene un plan de acci¨®n perfectamente trazado y al que los resultados electorales muestran muy bien encaminado en esa direcci¨®n. Albert Rivera quiere liderar la oposici¨®n al Gobierno socialista y, luego, ser Gobierno ¨¦l mismo. Por eso ha atacado con tanta dureza al Partido Popular en esta campa?a, persiguiendo un sorpasso que ha estado a punto de conseguir. Esta pol¨ªtica le ha tra¨ªdo un considerable poder¨ªo electoral y, conoci¨¦ndolo y habiendo seguido toda su carrera pol¨ªtica, no creo que a cambio de algunos ministerios Albert Rivera vaya hacerse el harakiri.
En vez de so?ar con imposibles, lo mejor es aceptar la realidad pura y dura. Lo que significa que es casi seguro que el Gobierno que conducir¨¢ Espa?a los pr¨®ximos cuatro a?os tendr¨¢ como base un acuerdo entre socialistas y podemitas, que, como juntos no alcanzan la mayor¨ªa parlamentaria para gobernar, incluir¨¢ probablemente a un tercer aliado, es decir, a independentistas vascos o catalanes.
El triunfo del PSOE, impecable desde el punto de vista democr¨¢tico, implica un matiz muy importante. El socialismo actual no es la socialdemocracia de Felipe Gonz¨¢lez. Est¨¢ mucho m¨¢s cerca del socialismo radical de Rodr¨ªguez Zapatero, lo que permite prever importantes subidas de impuestos debido a reformas sociales audaces, pero infinanciables y, tal vez, una crisis econ¨®mica y financiera a medio plazo. Aunque, en las formas, Pablo Iglesias se haya moderado mucho en esta campa?a electoral hasta el extremo de dar clases de buena educaci¨®n y templanza a sus adversarios, no ha renunciado a la revoluci¨®n social, y su alianza con el PSOE incluir¨¢, es casi seguro, aumentos de salarios y exigencias a los empresarios y a las grandes fortunas de costearlos, lo que, a la corta o a la larga, retraer¨¢ o paralizar¨¢ las inversiones. Por fortuna, Espa?a est¨¢ dentro de Europa y la Uni¨®n Europea puede atenuar, pero no eliminar (recu¨¦rdese Grecia), los despilfarros socialistas.
Pablo Iglesias se ha moderado mucho en esta campa?a pero no ha renunciado a la revoluci¨®n social
Es seguro que la pol¨ªtica exterior de Espa?a cambiar¨¢ con el nuevo r¨¦gimen, en el peor de los sentidos. Por ejemplo, en el apoyo que ha venido prestando a la democratizaci¨®n de la dictadura venezolana o en las presiones internacionales para que el r¨¦gimen del comandante Ortega y su mujer en Nicaragua cese las persecuciones y matanzas, suelte a los centenares de presos pol¨ªticos y admita elecciones libres, con observadores internacionales que vigilen la pureza de los comicios. Hay un antecedente m¨¢s que alarmante sobre este tema: la conducta de Rodr¨ªguez Zapatero en las conversaciones de paz en la Rep¨²blica Dominicana y sus consejos a la oposici¨®n para que aceptara participar en unos comicios que estaban fraguados de antemano para favorecer a Maduro.
Pero es sobre todo en el tema del independentismo catal¨¢n donde puede sobrevenir un dr¨¢stico reajuste. Antes de las elecciones hubo unos di¨¢logos entre el presidente S¨¢nchez y el presidente de la Generalitat, Joaquim Torra, en los que, al parecer, hubo concesiones al independentismo ¡ªcomo aceptar un ¡°relator internacional¡± en las negociaciones¡ª y se habr¨ªa llegado a hablar en ellas incluso del refer¨¦ndum, la exigencia b¨¢sica de los independentistas. El ¡°derecho a votar¡± existe en la Constituci¨®n espa?ola, desde luego, pero es el de todos los espa?oles si se trata de la secesi¨®n de un territorio de la patria com¨²n y de ning¨²n modo el derecho excluyente de los habitantes del territorio susceptible de emanciparse. Sin embargo, el dirigente Miquel Iceta, del Partido Socialista Catal¨¢n, el PSC, asociado al PSOE, ya se declar¨® de antemano favorable a ese ¡°refer¨¦ndum pactado¡± (el adjetivo est¨¢ all¨ª s¨®lo para tranquilizar a los pobres de esp¨ªritu) y Pablo Iglesias se ha cansado de repetir que el ¡°problema catal¨¢n¡± se resolver¨¢ s¨®lo a trav¨¦s de di¨¢logos en esa ¡°naci¨®n de naciones¡± que es Espa?a. Es obvio que si el Gobierno espa?ol reconoce a los catalanes el derecho a decidir, ?con qu¨¦ argumentos se lo negar¨ªa luego a los vascos, gallegos, valencianos, etc¨¦tera?
Nada de esto ocurrir¨¢ obligatoriamente, pero podr¨ªa ocurrir y, si as¨ª fuera, sobrevendr¨ªa, me temo, a largo plazo, la desintegraci¨®n de Espa?a. Para que no suceda es indispensable una vigilancia constante de ese mismo electorado que ha concedido al PSOE su formidable victoria. La disoluci¨®n de la vieja Espa?a no traer¨ªa beneficios ¡ªy s¨ª perjuicios inmensos¡ª a todos los espa?oles sin excepci¨®n, empezando por aquellos empecinados en obtener una independencia que, dados los tiempos que corren y las obligaciones que tiene Espa?a contra¨ªdas con la Uni¨®n Europea, ser¨ªa una mera apariencia recargada de monumentales problemas. Es decir, m¨¢s pobreza, carest¨ªa, deudas y paro a quienes sue?an con la soberan¨ªa como una panacea milagrosa.
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? Mario Vargas Llosa, 2019.
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