Madrid, desaf¨ªo capital
En 2013 Madrid toc¨® fondo. Hoy resurge. Crecen la inversi¨®n, el turismo y los transportes sostenibles y compartidos. La capital de Espa?a ha renacido con vocaci¨®n global. Y su transformaci¨®n plantea enormes desaf¨ªos. De la gentrificaci¨®n a la movilidad. Es un ejemplo de los retos a los que se enfrentan las metr¨®polis del siglo XXI
Al sur del r¨ªo Manzanares, en una esquina de Usera, como si fuera el Aleph, un punto concentra la transformaci¨®n de Madrid en los ¨²ltimos a?os. El restaurante se llama Pollo Asado Sudam¨¦rica, pero lo regentan unos asi¨¢ticos. El nombre est¨¢ escrito en enormes caracteres, en espa?ol y en chino. Y ofrece en su men¨², colgado a la entrada, un batiburrillo propio de este distrito con un 30% de nacidos en el extranjero, el m¨¢s mezclado de la ciudad: patac¨®n, yuca y salchipapa; bravas, croquetas y calamares; rollitos de primavera y tempura. El lugar desprende un olor a fritanga intercontinental que impregna la ropa. Los precios son competitivos. Por all¨ª pasan familias latinas y j¨®venes modernos a partes iguales.
Pollo Asado Sudam¨¦rica se encuentra en el cruce de las calles de Marcelo Usera y Nicol¨¢s Usera. Siguiendo esta ¨²ltima se encuentra Espacio Oculto, un antiguo taller de aluminio reconvertido en un estudio para artistas. De aqu¨ª han partido iniciativas como el cine de verano Cinema Usera o el documental Usera en un d¨ªa. Cuando lo visitamos, en su interior nos topamos con un emprendedor californiano que defini¨® este distrito como "la jungla", pero una jungla extra?a, en la que se escupe al suelo y los chinos circulan en Mercedes; con un franc¨¦s m¨ªstico dedicado a escribir y a las antig¨¹edades, que hab¨ªa venido a Madrid a probar suerte; con un artista pl¨¢stico brasile?o que trabaja con el vidrio, y con un dise?ador gr¨¢fico de Usera que a¨²n recuerda las calles sin asfaltar, las casas bajas de los migrantes espa?oles de los sesenta y las luchas vecinales de los ochenta. "Orcasitas [uno de los barrios de Usera] era marginal no, lo siguiente. Casi no iban ni los taxistas". Hoy est¨¢n subiendo los precios, constata mientras muestra en su port¨¢til el dise?o en el que se encuentra trabajando: unos patos para estampar en bolsas de algod¨®n que quiere introducir en los mercados con el lema "Usera sin pl¨¢sticos". Lo de los patos, a?ade, tiene explicaci¨®n: son las ¨¢nades reales de nuestro estanque de Pradolongo.
Pradolongo es un parque con regusto a democracia reciente inaugurado por el alcalde Tierno Galv¨¢n en 1983. A una manzana de sus jardines, en el primer piso interior de un bloque de ladrillo visto, vive Alicia Mado?o, espa?ola de origen peruano, cerca de los 60 a?os, junto a sus dos hijos y sus dos nietos, en 50 metros cuadrados. Alicia, que lleg¨® a Espa?a en 2003, cuida a personas mayores para una subcontrata del Ayuntamiento. Su hija lo hace en una residencia. Su hijo conduce desde la tarde hasta la madrugada un coche de Cabify. Antes era de Uber. Viven juntos en este domicilio de Usera, que fue propiedad de la matriarca desde 2004 hasta 2010, cuando los desahuci¨® el banco que se qued¨® la vivienda. Fueron readmitidos poco despu¨¦s, pero ya como inquilinos, a cambio de una renta mensual de 400 euros. En 2016, el banco vendi¨® el piso a un fondo y hoy ese fondo est¨¢ interesado en renegociar al alza las condiciones del contrato. Alicia Mado?o, con ayuda de la asociaci¨®n Sindicato de Inquilinas, ha hecho o¨ªr su caso. Con su nivel de ingresos no se ve capaz de hacer frente al incremento de precios. "Vienes al mundo con nada y te vas con nada", resume esta mujer.
"En Madrid el privilegio es vivir donde uno quiere", apunta el Soci¨®logo Andr¨¦s Walliser?
Usera es un distrito que vive un proceso de gentrificaci¨®n (el proceso mediante el cual la poblaci¨®n original de un barrio c¨¦ntrico y popular es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor) de manual. Seg¨²n definen Daniel Sorando y ?lvaro Ardura en su libro First we take Manhattan. La destrucci¨®n creativa de las ciudades, los pasos de este proceso se suceden: abandono, estigma, regeneraci¨®n, mercantilizaci¨®n y, a veces, resistencia. La gentrificaci¨®n significa que algo est¨¢ pasando en la ciudad.
Tras el derrumbe econ¨®mico, la capital de Espa?a muestra hoy cifras propias de un estado de ebullici¨®n: durante el primer semestre de 2018, la regi¨®n lider¨® la inversi¨®n extranjera en Espa?a al atraer 8.383 millones de euros, el 70% del total nacional y un 43,7% m¨¢s respecto del mismo periodo en 2017; el n¨²mero de pasajeros del aeropuerto de Barajas se ha incrementado en un 45% desde 2013, hasta alcanzar la cifra r¨¦cord de 57 millones el a?o pasado; la capital atrajo a m¨¢s de 10 millones de turistas en 2018, un 30% m¨¢s que en 2013. En esos mismos cinco a?os, las calles se han llenado de patinetes el¨¦ctricos (se han autorizado 10.000), coches el¨¦ctricos compartidos (unos 2.500), motos enchufables (4.680) y bicis el¨¦ctricas p¨²blicas (unas 2.000). Mientras, sus vecinos han ido aprendiendo el significado de las siglas VTC, los l¨ªmites precisos de una zona de acceso restringido para veh¨ªculos contaminantes (Madrid Central) y las bondades y desdichas de los alquileres tur¨ªsticos, regulados con pol¨¦mica (se prev¨¦ el cierre de unos 10.000).
El comisario general de la Polic¨ªa Local de Madrid, Teodoro P¨¦rez, usa otra medida para tomar la temperatura a la capital: se han incrementado un 7% los "servicios planificados", aquellos acontecimientos para los que se requiere un dispositivo especial de sus efectivos. Conciertos, congresos, manifestaciones, maratones, visitas de jefes de Estado, el Rey en movimiento. En Madrid, a todas horas est¨¢n pasando cosas. "Esa es su servidumbre por la capitalidad".
En el recinto ferial de Ifema, por ejemplo, se celebraron 594 encuentros en 2017, un 23% m¨¢s que en 2013. Una ma?ana de marzo tiene lugar el Congreso Mundial de Navegaci¨®n A¨¦rea, que re¨²ne a profesionales de m¨¢s de 130 pa¨ªses. Entre el barullo se encuentra un grupo de malasios. Comentan el atractivo de la ciudad: "Permite unir ocio y negocios; hay que encontrar el equilibrio correcto". Esta noche cenar¨¢n en el Hard Rock Caf¨¦ y quieren ir otro d¨ªa al cl¨¢sico asador Bot¨ªn. Hablan de Goya en el Museo del Prado y del Guernica, de Picasso, en el Reina Sof¨ªa. Uno de ellos ha venido al congreso por quinto a?o consecutivo. Se ha cogido unos d¨ªas para aprovechar y moverse por Espa?a cuando termine.
"En el ambiente se percibe una mejora de la confianza", seg¨²n el director de un congreso en Ifema
El certamen se celebr¨® en Madrid por primera vez en 2013. Han renovado su contrato hasta 2023. "Empezamos con 5.000 asistentes y este a?o recibiremos 9.000", dice Ken Carlisle, director de exposiciones de la Asociaci¨®n de Control de Tr¨¢fico A¨¦reo, que organiza el evento. "Algo debe de estar haciendo bien la ciudad". Si hacemos caso a su percepci¨®n, la de un extranjero que nos visita cada a?o desde 2011: "Noto en el ambiente una mejora de la confianza en Madrid".
"Madrid est¨¢ efervescente. Con mucha vida, muy de pie", dice Manuela Carmena, la alcaldesa de la ciudad. La regidora recibe en su despacho en el palacio de Cibeles, tambi¨¦n de pie, tras recuperarse de una rotura de tobillo. Trata de definir el municipio: "Es una ciudad liberal. Muy tolerante. Ha logrado quitarse una etiqueta que era impostada, pero era suya: la de ser la capital del r¨¦gimen. El alcalde Tierno signific¨® el primer despertar. A m¨ª me ha tocado participar en un segundo, despu¨¦s de a?os de un Ayuntamiento conservador". En su opini¨®n, Madrid ha entrado en la categor¨ªa de "ciudad global". Y eso exige estar alerta para no perder su esencia, reforzando para ello la vida de barrio tanto como la del centro. Pero no cree que vaya a perder algo que la define: "Es una ciudad en la que se habla en los autobuses, en las tiendas, en la que se acaricia a los ni?os. En Estados Unidos le haces una caricia a un ni?o y llaman a la polic¨ªa. Aqu¨ª te enrollas. Y siempre salen conversaciones. La gente tiene ganas de hablar".
La alcaldesa asegura que no sue?a con la ciudad. "La vivo. Supongo que tiene que ver con la biolog¨ªa. Cuando eres mayor [tiene 75 a?os] sue?as menos. Los sue?os son para los j¨®venes". Pero dice que le gustar¨ªa dejar tras de s¨ª una l¨ªnea de conducta, "y que nunca haya retrocesos". Implicar¨ªa recuperar la historia de la ciudad. "Madrid la ha despreciado; fue la capital del mundo; hay ba¨²les llenos y los estamos abriendo". Segundo: "Que se convierta en capital de la innovaci¨®n. El salto se da cuando la sociedad tiene capacidad de generar invenciones sociales y cient¨ªficas". Tercero: "Tiene que ser una ciudad verde, una sociedad sostenible. Donde seamos un ejemplo de la anticontaminaci¨®n, ya lo estamos siendo. En asuntos de movilidad estamos en primera l¨ªnea".
"Las polis est¨¢n resurgiendo y vuelven a ser protagonistas", dice la alcaldesa, Manuela Carmena
Si tuviera que comparar Madrid con otra capital, ser¨ªa Berl¨ªn, con la que comparte un pasado de "conmoci¨®n". "Me identifico con ciudades que son globales ya y que van a serlo m¨¢s, pero que tienen una juventud y una fuerza muy grandes, mucho m¨¢s de lo que puedan tenerlas Par¨ªs o Londres". Asegura tener buena sinton¨ªa con los alcaldes de estas tres y que esa relaci¨®n permite que las grandes urbes puedan saltarse hoy el resto de estructuras, como la regi¨®n y el Estado, para lanzar sus iniciativas. "No tienes m¨¢s que mandar siete e-mails; estamos todos conectados". Y a?ade: "Las polis est¨¢n volviendo a desempe?ar el papel que tuvieron en su momento: eran centros de libertad frente a otros grupos, que eran los reyes. Esa reivindicaci¨®n de la polis como asentamiento humano convencido de que tiene un protagonismo que desempe?ar creo que es clar¨ªsima. Y est¨¢ resurgiendo". Se despide se?alando uno de los grandes retos pendientes: agilizar la maquinaria burocr¨¢tica, "un cors¨¦" en estos tiempos ultraveloces.
Madrid es hoy un laboratorio. Un campo de pruebas del futuro. Ha despertado de su letargo con vocaci¨®n global. Y entre sus muros se ensayan f¨®rmulas para plantar cara a los desaf¨ªos del siglo XXI. El de la vivienda es quiz¨¢s uno de los mayores, seg¨²n el soci¨®logo urbano Andr¨¦s Walliser, con gente nueva que llega cada d¨ªa y otra que se ve expulsada a la periferia: "En Madrid el privilegio es vivir donde uno quiere".
Carlos Stilianopoulos, por ejemplo, vive cerca del Palacio Real y trabaja en la Torre Serrano, un cubo de vidrio y acero en la "milla de oro". En el hall del edificio no hay nombres. Pero aqu¨ª tienen su sede el fondo Cerberus ¡ªque compr¨® el 80% de los activos de vivienda del BBVA¡ª, Bank of America y otras boutiques financieras. En la cuarta planta, estrecha la mano el citado Stilianopoulos, director de Beka Finance, sociedad de valores nacida de la extinta Caja Madrid. Da su visi¨®n sobre el auge de las inversiones: "Espa?a est¨¢ de moda, hay much¨ªsimo dinero de extranjeros. Por la crisis, el pa¨ªs est¨¢ barato con respecto a otros eu?ropeos. Son sobre todo inversiones en inmobiliario. Empezaron comprando oficinas y hoteles, luego entraron en el sector residencial. El problema de Catalu?a tambi¨¦n ha influido. ?Y por qu¨¦ Madrid? Porque lo tiene todo: la infraestructura, un clima ¨²nico y a las personas. Siempre ha sido muy acogedora. Tiene un aero?puerto de primer nivel. Autopistas y autov¨ªas. El mejor transporte ferroviario del continente. Y es barata en comparaci¨®n con otras ciudades europeas". Sin embargo, alerta: "No hemos visto ni nuevas empresas, ni grandes inversiones en empresas. Todo se centra en inmobiliario, que est¨¢ bien, pero al final la econom¨ªa es m¨¢s que este sector. Los fondos compran vivienda, la alquilan con una rentabilidad del 3% al 5% y la idea de vender en 8 o 10 a?os". Ese es el reto: "?Qu¨¦ pasar¨¢ cuando estos fondos quieran desinvertir?".
El arquitecto de Madrid R¨ªo sue?a con llenar la ciudad de ejes verdes similares: "Madrid es agua"
Sergio Mart¨ªnez, en cambio, es vecino de Villaverde, el segundo distrito m¨¢s deprimido de Madrid. Se encuentra al sur de Usera y es all¨ª donde Madrid pierde su recto nombre y acaba en un pol¨ªgono desangelado donde se mezclan prostitutas y fogatas. Mart¨ªnez, de 35 a?os y nieto de un obrero que migr¨® del campo a este antiguo polo industrial para trabajar en una f¨¢brica de automoci¨®n, estudi¨® ingenier¨ªa inform¨¢tica en la Universidad Carlos III de Madrid (llamada en sus inicios "la universidad del sur"). Fue empleado durante un tiempo en una multinacional de videojuegos. La compa?¨ªa cerr¨® hace m¨¢s de un a?o. Y ¨¦l, tras el despido, paseando un d¨ªa por su barrio, not¨® que hab¨ªa movimiento en la antigua f¨¢brica de ascensores de Boetticher y Navarro, una catedral de hormig¨®n que se levant¨® en los a?os cuarenta, cerr¨® en los noventa y permaneci¨® clausurada hasta 2018. Mart¨ªnez, que por entonces hab¨ªa empezado a desarrollar un videojuego propio desde casa, entr¨® y descubri¨® que la f¨¢brica acababa de reabrir con el nombre de La Nave: un espacio p¨²blico (de gesti¨®n privada) donde coexisten una mir¨ªada de iniciativas tecnol¨®gicas y de innovaci¨®n.
La directora de La Nave, Azucena Elbaile, nos gu¨ªa a trav¨¦s del interior de hormig¨®n, se?alando: "Aqu¨ª se re¨²nen las comunidades de desarrolladores y de makers; aqu¨ª, los alumnos de los talleres". Fuera, en unos contenedores, se encuentran las start-ups, que necesitan m¨¢s espacio: "Estos van a poner un sat¨¦lite en ¨®rbita", dice. En un edificio adyacente hay de todo: proyectos de realidad aumentada, exoesqueletos, apps... Entre ellos se encuentran Sergio Mart¨ªnez y sus colegas de Retro Forge Games, que acaban de cumplir un a?o desarrollando su videojuego Souldiers, de est¨¦tica pixelada y colorida. La idea, se lee en la web de La Nave, es generar proyectos innovadores "para transformar la ciudad". No tienen por qu¨¦ ser del barrio. Pero al encontrarse en Villaverde, frente a una colonia de realojo y rodeados de esqueletos de la era industrial, la f¨¢brica parece llamada a cambiar el paisaje. Urbano y humano.
De este tipo de transformaciones sabe bastante el arquitecto Fernando Porras-Isla, un proyectista obsesionado con el agua: "Madrid es agua", dice en su estudio ubicado en El Viso, el segundo barrio m¨¢s rico de la ciudad. El arquitecto se explica. Su nombre ¨¢rabe, Mayrit, hace referencia a sus manantiales. Y dos de sus escuetos cauces, el del Manzanares y el del arroyo Abro?igal, trazan la forma de una "i" griega: junto al brazo oeste de la "Y" se asent¨® una fortaleza musulmana que seguir¨ªa creciendo hasta que siglos m¨¢s tarde, en 1561, se convirti¨® en capital de un imperio. El siglo pasado, el Manzanares y el Abro?igal se convirtieron en los tramos oeste y este de la M-30, la autov¨ªa que circunvala Madrid. La carretera desconect¨® barrios. El r¨ªo se volvi¨® un paisaje acorralado. Entre 2006 y 2012 se transform¨® y renaci¨®. Hoy es uno de los parques m¨¢s paseados y revolucionarios de la nueva ciudad: Madrid R¨ªo.
Se "cerr¨® una herida", dice el arquitecto. Su estudio, Porras La Casta, fue uno de los art¨ªfices del proyecto que soterr¨® la M-30 y convirti¨® en espacio p¨²blico verde una carretera infernal. Madrid R¨ªo ha recibido galardones de renombre. En 2015, el jurado del Premio Veronica Rudge, que concede la Universidad de Harvard, destac¨® su capacidad para facilitar "nuevas formas de movilidad y reconectar barrios". Porras-Isla sue?a con un Madrid plagado de corredores verdes relacionados con el agua. Estos d¨ªas, el arquitecto comienza una nueva obra en la plaza de Espa?a. La propuesta conjunta de su estudio y de Estudio Guadiana result¨® ganadora en 2017 del primer experimento municipal de "votaci¨®n ciudadana" de la era de Carmena. Bautizado como Welcome Mother Nature, el proyecto ya ha empezado a ejecutarse. Para el arquitecto se trata casi de una extensi¨®n de Madrid R¨ªo: pretende recuperar la zona como un eje verde que vierte al Manzanares, desde Gran V¨ªa hasta Pr¨ªncipe P¨ªo.
"Madrid es una de las capitales m¨¢s segregadas de Europa", advierte el catedr¨¢tico Jes¨²s Leal
En su opini¨®n, uno de los desaf¨ªos de Madrid ser¨¢ hacer frente a su tama?o. La ciudad ya no es una ciudad, sino un ¨¢rea metropolitana. "El territorio municipal est¨¢ casi agotado para el crecimiento". Esto determinar¨¢ su transformaci¨®n. Habr¨¢ de explorarse "la condici¨®n de crecer hacia dentro". Y regresando al asunto de las aguas, se?ala la iron¨ªa de que los flujos humanos en Madrid discurren al rev¨¦s que los r¨ªos: cada ma?ana, los atascos de la M-30 arrancan en el sur y remontan en sentido norte.
En la ciudad viven 3,2 millones de personas. Pero la usan a diario gran parte de los m¨¢s de 6 millones de la regi¨®n e, incluso, de m¨¢s all¨¢. Dentro del per¨ªmetro urbano se hacen 2 millones de trayectos en coche cada d¨ªa. La tendencia es a la baja desde 2005. Y se observa un repunte en el uso del transporte p¨²blico, con 4,2 millones de viajeros diarios en toda la Comunidad de Madrid, seg¨²n el Consorcio de Transportes. "Esta mejora del tr¨¢fico se ha acelerado con Madrid Central", asegura Francisco Jos¨¦ L¨®pez Carmona, director general de Gesti¨®n y Vigilancia de la Circulaci¨®n de Madrid. "El descenso no es solo en el interior de la zona restringida, es tambi¨¦n en las calles colindantes".
Hoy, 4 de cada 10 veh¨ªculos que entran en Madrid Central son taxis y VTC. La medida ha provocado un incremento de 33.000 viajeros de autob¨²s diarios en la zona. En palabras de L¨®pez Carmona, "la sociedad estaba madura" para una medida que tambi¨¦n ha reducido las emisiones de di¨®xido de carbono y de ¨®xidos de nitr¨®geno. Para ¨¦l, una clave del cambio de modelo es la "intermodalidad": se usa m¨¢s el transporte p¨²blico porque se puede combinar con un coche compartido, un patinete, una bici p¨²blica. "Este es el transporte favorito de los j¨®venes", dice se?alando su tel¨¦fono. Vislumbra una movilidad futura m¨¢s "coordinada", en la que la intermodalidad y los medios de locomoci¨®n p¨²blicos sean lo "sistem¨¢tico". Cuyo centro sean las personas. Con sem¨¢foros inteligentes que midan el nivel de peatones y no solo el de coches. Y mientras mira por el rabillo del ojo los monitores que vigilan el tr¨¢fico de la ciudad en este centro de control desde el que nos atiende, L¨®pez Carmona explica los flujos de los madrile?os: hay atascos en todas las entradas, pero son m¨¢s notables en el "arco este" de la M-30, en sentido ascendente: de sur a norte.
Jes¨²s Leal, catedr¨¢tico de Sociolog¨ªa Urbana de la Universidad Complutense, tiene una explicaci¨®n para este tr¨¢fico que trepa la ciudad: "En el sur hay la mitad de empleos que poblaci¨®n ocupada. El norte, en cambio, concentra gran parte de la actividad". Muestra mapas y gr¨¢ficos que ha trabajado con su colega Daniel Sorando y en ellos se ve un Madrid partido en dos por una diagonal que va, m¨¢s o menos, del nuevo estadio del Atl¨¦tico de Madrid, el Wanda Metropolitano, al antiguo, el Vicente Calder¨®n. En el norte viven empresarios y directivos, hay menos paro y pocos extranjeros. El sur concentra asalariados, desempleo y migraci¨®n. "Es una de las capitales m¨¢s segregadas de Europa", asegura con sus datos para un estudio de 2015. Esta polarizaci¨®n, dice, es un problema: "Gente que vive al l¨ªmite y de pronto ya no puede m¨¢s; a la que le metes un impuesto mayor en un elemento clave y le genera un malestar enorme". Sus palabras resuenan como un eco, quiz¨¢ de algo que est¨¢ por venir. "El reto de Madrid es la poblaci¨®n. Como sucede en todas las grandes ciudades".