¡°He sobrevivido a muchos tormentos sin intentar matarme¡±
Napo Kabele ha salido adelante como actriz y transexual en Lesoto, un pa¨ªs que no dispone de salas de cine ni operaciones de reasignaci¨®n de sexo, pero s¨ª se discrimina al colectivo LGTBI
Con sus deportivas blancas de plataforma, Napo Kabele (Lesoto, 1988) pisa fuerte las calles de Tarifa. La actriz fue invitada a la 16? edici¨®n del Festival de Cine Africano Tarifa-T¨¢nger para presentar su primera pel¨ªcula, una cinta experimental titulada Mother, I Am Suffocating. This Is My Last Film About You (Madre, me estoy ahogando. Esta es mi ¨²ltima pel¨ªcula sobre ti) que resulta tan peculiar como el propio relato vital de su protagonista: ella es actriz y mujer transexual en un pa¨ªs, Lesoto, donde no hay ni cines, ni operaciones de reasignaci¨®n de sexo para transexuales, ni tratamientos hormonales. En este Estado en el sur de ?frica, de apenas dos millones de habitantes, la homosexualidad se despenaliz¨® hace siete a?os, pero la discriminaci¨®n al colectivo LGTBI todav¨ªa es patente en el ¨¢mbito pol¨ªtico, laboral y social. En este caldo de cultivo, Kalebe ha triunfado. Y, adem¨¢s, desde 2017 ostenta el t¨ªtulo de Miss Lesoto Gay.
"Lo que me gusta de mi pa¨ªs es que la mayor¨ªa de la gente me ve como una persona muy fuerte, porque he sobrevivido a muchos tormentos sin intentar matarme. Nunca lo he pensado". A?Kabele no le tiembla la voz cuando se pone en valor; lo que tiene se lo ha ganado a pulso; pero s¨ª se emociona cuando menciona esos "tormentos". Se refiere a las agresiones verbales y a la discriminaci¨®n que le ha tocado vivir por haber nacido en un cuerpo de hombre y sentirse una mujer. "Especialmente cuando voy a la ciudad, la gente me grita y me critica... Es muy duro, no te voy a mentir", reconoce.?
En Lesoto, la discriminaci¨®n, el estigma y el acoso est¨¢n a la orden del d¨ªa, seg¨²n atestiguan todos los estudios publicados hasta la fecha, y los mayores obst¨¢culos en la inclusi¨®n del colectivo emanan "de una mezcla de homofobia, patriarcado y actitudes religiosas y pol¨ªticas negativas", seg¨²n un informe de 2017 elaborado por la Fundaci¨®n Other, especializada en orientaci¨®n sexual e identidad de g¨¦nero en el sur de ?frica. "?Que qu¨¦ pienso cuando me insultan? Ah... En el pasado s¨ª me importaba, pero ya me da igual", se burla Kabele.
Una investigaci¨®n m¨¢s reciente, de agosto de 2019, realizada en nueve pa¨ªses de ?frica del sur y oriental por el colectivo Search, da una visi¨®n de la "precaria situaci¨®n" de la comunidad LGTBI: en comparaci¨®n con el resto de la poblaci¨®n, este colectivo presenta "niveles mayores de problemas de salud mental, m¨¢s violencia contra ellos y m¨¢s barreras a la hora de acceder a la atenci¨®n sanitaria que tienen que ver directamente con su orientaci¨®n sexual o su identidad de g¨¦nero". El informe revela que un 72% de los transexuales consultados ha sufrido violencia verbal alguna vez, un 22% violencia sexual y un 40% violencia f¨ªsica. En la mayor parte de los casos, por parte de extra?os.
La lectura positiva es que tambi¨¦n se han producido avances en un tiempo relativamente corto. Desde 2012, cuando se despenaliz¨® la homosexualidad en Lesoto, la sociedad y las instituciones han mejorado a la hora de tratar al colectivo LGTBI y los porcentajes de agresiones verbales, sexuales y f¨ªsicas han descendido. Lo confirma Tampose Mothopeng, prominente activista del pa¨ªs y fundador de la primera y m¨¢s importante organizaci¨®n de defensa de los derechos de la comunidad gay, The People's Matrix Association. Este movimiento naci¨® en 2009 y en 2013 organizaron en la capital, Maseru, la primera marcha nacional por el D¨ªa Internacional contra la Homofobia y la Transfobia. "Veo una peque?a mejora; ahora el movimiento es m¨¢s visible, m¨¢s conocido y se habla m¨¢s abiertamente", asevera Mothopeng en conversaci¨®n telef¨®nica.?
"La primera vez que fui a Matrix, me llev¨® mi mejor amigo". As¨ª recuerda Kabele al responsable de que ella se quitara la venda de los ojos: un hombre fallecido en accidente de tr¨¢fico en 2009 y cuya ausencia se nota como el primer d¨ªa, dice la actriz. "Yo no estaba muy c¨®moda conmigo misma en aquel tiempo, e incluso criticaba a otros transexuales, no quer¨ªa admitir que era como ellos. Por suerte, mi amigo insisti¨®. Me dijo: 'S¨¦ quien t¨² quieras, yo puedo ver qui¨¦n eres'. Entonces fuimos a Matrix y empec¨¦ a sentirme c¨®moda porque me di cuenta de que hab¨ªa mucha gente que se sent¨ªa como yo".
Exclusi¨®n sanitaria y laboral
La asistencia sanitaria a personas transexuales es una de las grandes deficiencias de Lesoto. En la encuesta realizada por Search, el 16% de los consultados afirm¨® tener acceso a tratamientos hormonales y 18% a cirug¨ªa. Kabele se ve obligada a viajar a Sud¨¢frica una vez al mes para tomar su tratamiento hormonal. "Ir de Lesoto a Joburg [Johanesburgo, ciudad sudafricana], cuesta unos 700 rand (43 euros). Y luego hay que pagar por la medicaci¨®n, que son como 3.000 rand al mes (182 euros). Es caro", reconoce. En su pa¨ªs, un 56,6% de la poblaci¨®n vive por debajo del umbral de la pobreza.
El 59% de las mujeres transexuales de Lesoto son seropositivas
Para las personas transexuales, especialmente para las mujeres que nacieron en cuerpos de hombres, el acceso al empleo es m¨¢s complicado que para el resto. La investigaci¨®n de la Fundaci¨®n Other recoge c¨®mo el estigma asociado a este colectivo les deja sin opciones, por lo que muchas de ellas acaban gan¨¢ndose la vida como trabajadoras sexuales. "Hay muchos hom¨®fobos y cuando solicitas un puesto de trabajo con tu pasaporte y luego apareces en la entrevista con una apariencia diferente, ya no te cogen", asegura Mothopeng. "No les queda otra que acabar en la prostituci¨®n", a?ade. Kabele lo atestigua: "Yo tengo una amiga que fue incluso a un colegio privado, pero no fue para ella f¨¢cil completar los estudios porque era muy criticada. Ahora no est¨¢ trabajando".
El sida se hace fuerte entre las trans
La discriminaci¨®n laboral engarza con otro gran problema: las altas tasas de VIH entre mujeres transexuales. Lesoto es el pa¨ªs de ?frica con una mayor incidencia de este virus: un 23% seg¨²n ONU Sida. Una reciente investigaci¨®n publicada en la revista cient¨ªfica PLOS revel¨® que las transg¨¦nero tienen tres veces m¨¢s posibilidades de contagiarse que el resto: hasta el 59% de esta comunidad es seropositiva. Una causa probable es la penalizaci¨®n de la prostituci¨®n en el pa¨ªs. "Como se sabe que la polic¨ªa usa la posesi¨®n de condones como prueba para imputar cargos penales contra trabajadoras sexuales, el uso del anticonceptivo es bajo y las posibilidades de infectarse en personas que ya son altamente vulnerables se ve agravada", indica la fundaci¨®n Other en su investigaci¨®n. "A¨²n hay estigma y por eso la gente decide callarse que tiene el VIH y no ir al m¨¦dico", opina Kabele.
A pesar de que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) ha declarado que las necesidades de salud de las personas transexuales "requieren un estatus independiente en la respuesta mundial al VIH", solo el 39% de los pa¨ªses tiene planes espec¨ªficos para este grupo. En Lesoto, la Estrategia Nacional de VIH/SIDA incluye a los gais y trabajadoras sexuales como un grupo prioritario para promover la prevenci¨®n, pero no aborda las necesidades de personas transg¨¦nero o intersexuales, con discapacidades sexuales ni lesbianas.
Otro inconveniente que sufren las transexuales es que no pueden cambiar su documento de identidad hasta que no se han realizado la operaci¨®n completa de cambio de sexo, algo que trae consecuencias para su seguridad. Le pasa a Mothopeng cada vez que pisa un aeropuerto y debe dar explicaciones sobre por qu¨¦ lo que pone en el pasaporte y lo que ve el polic¨ªa de fronteras no concuerda. Le sucede a Kabele, a quien en este ¨²ltimo viaje hacia Espa?a le dieron un toque de atenci¨®n en el aeropuerto. "Mi pasaporte dice que soy un hombre y en la frontera me han recomendado que lo cambie porque si quiero viajar a pa¨ªses como Australia va a ser dif¨ªcil presentarme como una mujer con documentaci¨®n de hombre", explica. En Uganda, Kenia y otros que penalizan la homosexualidad, pueden acabar arrestados, completa Mothopeng.
Con tantos obst¨¢culos, la situaci¨®n emocional de las personas transexuales se resiente y, de hecho, en Lesoto, el 65% de las que han sufrido alg¨²n tipo de violencia presentaron despu¨¦s signos de estr¨¦s postraum¨¢tico. El apoyo de los seres queridos es fundamental para hacer el proceso m¨¢s llevadero. Kabele se considera afortunada porque en su pueblo y en su familia se sinti¨® aceptada desde su primera infancia, cuando ya le gustaban las mu?ecas y "las cosas de ni?as". "Mi familia vio que era una persona inteligente y trabajaba duro, y les gust¨® mucho eso. Pudieron ver el esfuerzo que conlleva ser una persona trans".
Otros no tienen tanta suerte: el rechazo familiar y social es frecuente y en Lesoto no existen servicios de atenci¨®n psicol¨®gica especializados en cuestiones de g¨¦nero e identidad sexual. "Uno debe ser su propio psic¨®logo y demasiada gente se suicida. Algunos saltan de un puente, otros se envenenan¡ Es muy dif¨ªcil", sostiene Kabele. Seg¨²n Search, el 53% de sus encuestados sufr¨ªa depresi¨®n, el 65% ansiedad y una cuarta parte hab¨ªa intentado quitarse la vida en alg¨²n momento.?
La situaci¨®n de la actriz es excepcional. Tambi¨¦n es maquilladora profesional y dise?adora de arreglos florales para bodas y otros eventos, as¨ª que puede ganarse la vida suficientemente bien como para mantener a la familia que ha formado con su pareja, un ni?o adoptado, dos sobrinos de los que se ha hecho cargo tras el fallecimiento de su hermano y su cu?ado, a¨²n menor. "Para m¨ª es m¨¢s f¨¢cil porque trabajo en la industria del entretenimiento, y en ese mundillo gusta la gente con buen aspecto", a?ade.
Uno debe ser su propio psic¨®logo, y demasiada gente se suicida
Napo Kalebe, actriz
Como artista reci¨¦n aterrizada en el cine, est¨¢ deseosa de interpretar nuevos papeles y saltar fronteras, dada la precaria situaci¨®n de la industria cinematogr¨¢fica en su pa¨ªs natal. "Hab¨ªa una sala de una franquicia de Sud¨¢frica que estaba cerca de un centro comercial, pero no ganaba mucho dinero y cerr¨®. La gente prefiere ver las pel¨ªculas en casa", explica la actriz.
"Venir a este festival [el FCAT] ha sido genial, me siento muy feliz por conocer a gente nueva que me puede ayudar a conseguir mis metas. Quiero ser una celebridad internacional, como Beyonc¨¦ o Mila Kunis", revela. Su sue?o es ahorrar lo suficiente para viajar a Tailandia y someterse a una cirug¨ªa completa de reasignaci¨®n de sexo, algo que le costar¨¢ alrededor de 4.500 euros.
Kabele se lo piensa mucho cuando tiene que responder qu¨¦ clase de mejoras hacen falta en su pa¨ªs para que los transexuales vivan mejor. Finalmente, se centra en la atenci¨®n sanitaria. "Si se lo puede permitir, la gente prefiere ir a un m¨¦dico privado a informarse sobre si tiene VIH porque los hospitales p¨²blicos no gustan: tienes que ir a hacer cola y esperar con todo el mundo. Si vas a por antirretrovirales, todos se enteran", describe. "Deber¨ªan darse citas a horas concretas, as¨ª ir¨ªas sola y otros no empezar¨ªan a preguntar y a hablar, y la gente ir¨ªa a hacerse la prueba del VIH con mayor privacidad. Es que, si eres mujer trans, los dem¨¢s ya se creen que si est¨¢s haciendo cola en el m¨¦dico es porque vas por algo relacionado con el sida", se queja.
El colectivo Search pregunt¨® en su cuestionario acerca de la discriminaci¨®n en los servicios sanitarios y hall¨® que un 48% de los consultados hab¨ªan sido tratados irrespetuosamente alguna vez por su orientaci¨®n o identidad sexual y a un 35% se les lleg¨® a negar la asistencia.
Mothopeng, por su parte, relata c¨®mo percibe el progreso en servicios sociales y en las instituciones: por ejemplo, ahora las comisar¨ªas disponen de salas de detenci¨®n para personas trans, as¨ª como una tercera casilla en los formularios para que quien lo desee pueda marcar una opci¨®n distinta del sexo masculino o femenino. Su organizaci¨®n, Matrix, est¨¢ asesorando adem¨¢s al Ministerio de Salud para desarrollar servicios sanitarios espec¨ªficos para este colectivo y buscando fondos para organizar la pr¨®xima convocatoria de Miss Gay en Lesoto. "Queremos hacerlo bien porque es un concurso serio. Me gusta mucho", defiende Kabele. "La gente dir¨¢ que es una payasada, pero cuando llegas y lo ves, te das cuenta de que es realmente asombroso". La miss est¨¢ deseando ceder el testigo a otra compa?era. Pero con corona o sin ella, Napo Kabele camina segura all¨¢ por donde va. Se lo ha ganado.
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