Juegos oscuros

La quinta fuerza pol¨ªtica en Alemania, Die Linke, registr¨® el pasado jueves en el Bundestag una moci¨®n en la que se exige del Gobierno de Berl¨ªn que se interese por la supuesta violaci¨®n de los derechos humanos de los dirigentes independentistas juzgados en el Tribunal Supremo espa?ol. La moci¨®n tiene pocas posibilidades de prosperar, pero ha permitido advertir la estrategia internacional adoptada por los partidos secesionistas, as¨ª como el grave coste que, en el exterior, est¨¢ pagando Espa?a por la ausencia de consenso pol¨ªtico interior.

La moci¨®n presentada en el Bundestag, adem¨¢s de las gestiones entre bambalinas de los independentistas en el Consejo de Europa, pone sobre aviso de que la llamada internacionalizaci¨®n del conflicto que ¨¦stos persiguen no se est¨¢ desarrollando solo ni principalmente en el terreno de la opini¨®n, sino, sobre todo, en el ¨¢mbito de organismos multilaterales y en los Parlamentos de algunos de los principales Estados europeos, como el franc¨¦s hace pocas semanas o el alem¨¢n en estos momentos. La Generalitat y el Parlament se han desentendido de resolver los problemas de los ciudadanos de Catalu?a, pero no de utilizar todos los resortes institucionales a su disposici¨®n para manipularlos, transmiti¨¦ndoles la falsa apariencia de que la causa de la secesi¨®n avanza en el mundo.

En esta estrategia, el simple registro de una moci¨®n en una C¨¢mara legislativa extranjera, que es un acto procedimental obligado, se presenta ante los votantes independentistas como una condena en firme del sistema democr¨¢tico espa?ol, que ni se ha producido ni es previsible que se produzca en ninguna instancia. De igual manera, promover esas mociones asociando el nombre de Espa?a al de otros pa¨ªses cuya democracia est¨¢ en cuesti¨®n, como Turqu¨ªa, s¨®lo busca el efecto propagand¨ªstico de la contig¨¹idad, a sabiendas de que en el asunto de fondo no existe relaci¨®n alguna. O mejor, existe, pero solo entre el comportamiento de esos Gobiernos bajo sospecha y el de la Generalitat.

?ste no ha dudado en cerrar el Parlament cuando le ha convenido, suspender una Constituci¨®n democr¨¢tica en una votaci¨®n de rutina y bajo una presi¨®n de la calle que ¨¦l mismo alienta, utilizar las fuerzas y cuerpos de Seguridad a su mando con fines partidistas o mantenerse pasivo ante el hostigamiento a los no nacionalistas en las poblaciones del interior de Catalu?a, incluidos los ni?os en las escuelas. Y todo esto bajo la mirada indiferente de un president que jalea a los autoproclamados comit¨¦s de defensa encargados de estas acciones y que se declara a s¨ª mismo t¨ªtere de un fugado de la justicia sin representaci¨®n institucional alguna.

La actual estrategia internacional del independentismo, que se apoya en redes deslealmente establecidas para cuando se presentara la ocasi¨®n bajo la presidencia de Jordi Pujol, hoy investigado por corrupci¨®n, no exige tanto una respuesta propagand¨ªstica como una acci¨®n inequ¨ªvocamente pol¨ªtica, cuyo primer paso es el consenso entre fuerzas parlamentarias. El comportamiento de la Mesa del Congreso a¨²n conducida por el PP y Ciudadanos, evitando dirigirse al Bundestag en relaci¨®n con la iniciativa de Die Linke, es la prueba de que no s¨®lo los independentistas buscan beneficios en el conflicto. Ni los ciudadanos de Catalu?a ni los del resto de Espa?a merecen ser v¨ªctimas de juegos tan oscuros.