Peque?os gestos
Expresas es una revista hecha por las internas de la c¨¢rcel de Picassent que se ha convertido en una herramienta potenciadora de la autoestima
TENGO ENTRE mis manos una revista preciosa. Es cuadrada, bastante gruesa, con un dise?o moderno y un papel estupendo. Dentro hay, entre otras cosas, poemas, chistes, recetas de cocina, peque?os relatos, entrevistas, un genial trabajo sobre la lengua cal¨® con un glosario de palabras (?sab¨ªan que ¡°fardar¡± es cal¨® y significa ¡°vestir bien¡±?) y un reportaje-testimonio sobre las madres que cumplen condena en un centro penitenciario y que viven entre rejas con sus beb¨¦s hasta que estos alcanzan los tres a?os: ?Es bueno llamar casa a la c¨¢rcel delante de los ni?os? ?C¨®mo ir explic¨¢ndoles d¨®nde est¨¢n a medida que crecen? ?Es posible preparar a los peque?os y prepararse una misma para el desgarro de la separaci¨®n cuando se van? Es un texto conmovedor y fascinante, como otros que se recogen en estas p¨¢ginas. La revista se llama Expresas y est¨¢ hecha por las internas del centro penitenciario de ?Picassent, en Valencia.
Desde fuera solemos tener una visi¨®n descuidada y lejana de lo que es una c¨¢rcel. Incluso si acudes de visita (he dado charlas en media docena de centros penitenciarios) eres incapaz de ver m¨¢s all¨¢ de la primera ojeada. Impresiona el ruido de los cerrojos restallando a la espalda a medida que cruzas los diversos controles, pero a¨²n vas protegida y envuelta en la burbuja de tu libertad y del pleno dominio de ti misma, as¨ª que no te parece tan dif¨ªcil de soportar. Sin embargo, mis amigos abogados me cuentan de la extrema dureza de la c¨¢rcel. Del quebranto que supone no ser due?o de tu tiempo ni de tu vida. Esta revista es un pellizco de normalidad dentro de la desolada anormalidad de estar prisionera. Es un poderoso remedio contra la humillaci¨®n.
Siempre he admirado a esas personas que no s¨®lo sienten un vago deseo de mejorar el mundo, como nos sucede a la mayor¨ªa, sino que adem¨¢s deciden hacerlo. Gente que tiene una idea y, sobre todo, la formidable voluntad de ponerse en marcha. Qu¨¦ generosos son en tiempo y energ¨ªa. Pilar Almenar es una joven periodista a la que un buen d¨ªa de 2017 se le ocurri¨® impulsar la creaci¨®n de una revista hecha por las internas de Picassent. Se uni¨® entonces con otras dos periodistas y tres expertas en trabajo social y crearon el proyecto Impresas. Sesenta reclusas acudieron a la presentaci¨®n de los talleres period¨ªsticos y, al final, 15 internas hicieron la revista por completo. Decidieron absolutamente todo, incluso el elocuente t¨ªtulo de Expresas. La revista sali¨® el 8 de marzo y est¨¢ en versi¨®n digital, pero tambi¨¦n se imprimieron unos cuantos ejemplares, objetos preciosos para las presas, que carecen de acceso a Internet: ¡°La revista ten¨ªa que salir en papel para salvar la brecha digital con sus familias y para poder ser un puente entre el interior y el exterior¡±, explica Pilar. ¡°Quer¨ªa que ellas pudieran entregar la publicaci¨®n en mano a sus hijos y decirles: ¡®Esto es lo que yo soy capaz de crear. Esta s¨ª soy yo¡±.
La escritura como salvaci¨®n, la comunicaci¨®n como herramienta potenciadora de la autoestima. En un reportaje publicado en elsaltodiario.com, Eva, una de las redactoras de Expresas, dec¨ªa: ¡°Es una experiencia nueva que te demuestra a ti misma lo que eres capaz de hacer. Como nunca te han dicho c¨®mo hacerlo (¡), lo tienes ah¨ª, pero es una parte que tienes dormida. Y cuando se despierta es un monstruo que crece y crece ?para bien!¡±.
Las mujeres son s¨®lo un 8% de la poblaci¨®n reclusa en Espa?a y los recursos para su reinserci¨®n son por consiguiente menores que los de los hombres. El proyecto Impresas cuenta con el apoyo de la Universidad de Valencia, pero ha sido muy dif¨ªcil conseguir financiaci¨®n para sacar este primer n¨²mero. Ahora est¨¢n buscando fondos para una segunda edici¨®n, lo cual implica llamar a mil puertas, porque la sociedad no es lo que se dice muy receptiva ante las necesidades de los presos: vivimos de espaldas a ellos. De nuevo palabras de Eva expresando lo que sinti¨® al ver por primera vez el borrador: ¡°Por la noche no pod¨ªa dormir, se me revolv¨ªa el est¨®mago de pensar que lo hab¨ªamos hecho, que lo hab¨ªamos logrado. Est¨¢bamos todas como en un sue?o¡±. Peque?os gestos que pueden cambiar vidas y que, en mitad de la desesperanza, logran despertar al monstruo bueno.?
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