Cinco perfiles psicol¨®gicos en funci¨®n de c¨®mo se usa el dinero

AUNQUE EN LA CULTURA mediterr¨¢nea el dinero es casi un tab¨², un asunto del que no apetece hablar, lo cierto es que el dinero s¨ª habla de nosotros. La forma de usarlo revela si somos reflexivos o impulsivos. Aquello a lo que lo destinamos se?ala nuestras prioridades vitales. Seg¨²n afirma Joan Antoni Mel¨¦, impulsor de la banca ¨¦tica en Espa?a, el extracto de una cuenta bancaria permite hacer una radiograf¨ªa de las motivaciones de la persona y de sus puntos d¨¦biles. Este es uno de los temas que aborda Money Mindfulness (Grijalbo), un ensayo de Cristina Benito que se ha traducido a siete idiomas. La economista traza cinco perfiles psicol¨®gicos seg¨²n nuestra relaci¨®n con el dinero.

1. El pir¨®mano define a aquella persona a la que el dinero ¡°le quema en las manos¡± y, por tanto, lo gasta de manera compulsiva. Seg¨²n la autora del libro, detr¨¢s de un consumismo desaforado muchas veces hay una insatisfacci¨®n vital. Quien aborrece su trabajo o su vida necesita ¡°premiarse¡± para compensar todo aquello que no le gusta, d¨¢ndose ¡°caprichos¡± cuyo placer se volatiliza tan r¨¢pidamente como el dinero. El conferenciante y escritor ?lex Rovira vincula la piroman¨ªa colectiva a la ¨²ltima crisis econ¨®mica: ¡°Hab¨ªamos comprado con dinero que no ten¨ªamos cosas que no necesit¨¢bamos para impresionar a personas a quienes no conoc¨ªamos ni nos ca¨ªan bien, y lo hemos avalado con activos que no val¨ªan ni mucho menos lo que costaban¡±.

2. El desprendido es una variante altruista del perfil anterior, pero, en su extremo patol¨®gico, puede sufrir consecuencias igual de nefastas. La persona necesita entregar su dinero y su tiempo ¡ªambos est¨¢n interrelacionados¡ª a los dem¨¢s. Quien se relaciona de esta manera con el dinero se adelantar¨¢ a pagar la cuenta de una cena de amigos o prestar¨¢ dinero que luego no le devolver¨¢n. Sobre esto ¨²ltimo, el novelista Henry Miller, que reconoc¨ªa haber vivido en Par¨ªs a base de sablazos, dec¨ªa que para que se produzca esta relaci¨®n de abuso es necesario el encuentro entre dos enfermos: el adicto a pedir y el adicto a dar. Detr¨¢s del s¨ªndrome del desprendido suele haber una baja autoestima que lleva a comprar el amor de los otros.

3. El neur¨®tico de pobreza es menos habitual, pero se da frecuentemente en artistas y personas de ¨ªndole idealista. En ellas subyace la creencia de que enriquecerse es malo, lo cual les lleva a autoboicotearse. Si les van bien las cosas, eso significa que han traicionado sus principios o han pisado a otros. La idea de que para ser puro hay que ser pobre est¨¢ enraizada en la cultura judeocristiana. La misma Biblia nos recuerda que ¡°es m¨¢s f¨¢cil que un camello pase por el ojo de la aguja que un rico entre en el reino de los cielos¡±. El neur¨®tico de pobreza tambi¨¦n puede temer ser criticado, o incluso perder afectos, si mejora su nivel de vida. Este es el motivo por el que profesionales muy competentes a menudo no se atreven a pedir un aumento de sueldo o a subir tarifas.

4. La hormiguita es un perfil muy com¨²n y, dentro de la moderaci¨®n, su relaci¨®n con el dinero puede ser saludable. El problema viene cuando la persona vive en un estado de carest¨ªa permanente, incluso teniendo ingresos m¨¢s que suficientes. La fijaci¨®n enfermiza por no gastar puede llevar a vivir pasando incomodidades y privaciones injustificadas. Llevada al extremo, esta actitud se apoya en el temor. Miedo a que surjan gastos inesperados, a perder el trabajo, a una cat¨¢strofe general de la que nos librar¨ªamos gracias a ese colch¨®n. Cubrirse tanto las espaldas puede incapacitar para disfrutar de los placeres sencillos de la vida.

5. La nube del no saber, el ¨²ltimo perfil mencionado en Money Mind??fulness se refiere a las personas que prefieren que otro se ocupe de su dinero. Delegan esta responsabilidad en la pareja, en la familia o en un representante. La despreocupaci¨®n puede derivar en una cat¨¢strofe, como fue el caso de Leonard Cohen, que, tras haberse retirado, con m¨¢s de 70 a?os tuvo que volver a hacer giras por la gesti¨®n ruinosa de su asesora financiera. En un nivel m¨¢s modesto, muchas personas descubren al divorciarse que la pareja que se ocupaba de las finanzas solo ha dejado un agujero sin fondo.

Cualquiera que sea nuestra relaci¨®n con el dinero, tomar conciencia de lo que hacemos con ¨¦l no solo nos ense?ar¨¢ qui¨¦nes somos y en qu¨¦ necesitamos cambiar, sino tambi¨¦n c¨®mo evitar v¨ªnculos t¨®xicos con los dem¨¢s, haci¨¦ndonos responsables de nuestra vida.?