Kirill Ser¨¦brennikov, experto en controversia chic
El director de teatro y cine hace frente a una acusaci¨®n de fraude, y pone a prueba la libertad art¨ªstica en Rusia
Su historia bien podr¨ªa ser la del personaje de una de sus producciones: un artista perseguido que se hizo a¨²n m¨¢s fuerte durante su encierro. Kirill Ser¨¦brennikov lo tiene todo para darle jugo a una trama legendaria. El porte hipster reivindicativo, el gesto serio. Y por supuesto, cuenta con el desagrado de gran parte de la autoridad. Considerado uno de los directores de teatro y cine m¨¢s innovadores y audaces de Rusia, el artista se ha enfrentado a un proceso judicial que lo ha mantenido bajo arresto domiciliario durante casi 20 meses por una acusaci¨®n de fraude financiero en el teatro que dirig¨ªa. Las ¨¦lites culturales del pa¨ªs han tomado el caso como un examen sobre si en Rusia existe o no de verdad libertad art¨ªstica.
Hoy est¨¢ libre y puede pasear a su antojo por Mosc¨². Pero el juicio contra ¨¦l por malversaci¨®n de fondos sigue abierto. Una acusaci¨®n tras la que muchos ven, m¨¢s bien, un ajuste de cuentas, un toque de atenci¨®n por sus cr¨ªticas ¨Cveladas y no tanto¡ª sobre el escenario y en las pantallas al Estado y a la Iglesia ortodoxa.
¡°Ser el centro de un proceso judicial en Rusia es algo as¨ª como obtener un Premio Nobel. Significa que han tomado nota sobre ti personas que normalmente no van al teatro¡±, comentaba con cierto toque de humor negro el guionista Valery Pecheykin. Para bien y para mal.
Con el caso Rusia contra Ser¨¦brennikov, el artista se ha hecho a¨²n m¨¢s conocido dentro y fuera del pa¨ªs. Y este a?o, adem¨¢s de ese ir¨®nico Nobel judicial, est¨¢ haci¨¦ndose con los galardones m¨¢s importantes de la escena rusa, que se suman a otros muchos nacionales e internacionales.
Originario de Rostov del Don, naci¨® en una familia jud¨ªa hace 49 a?os. Se licenci¨® con medalla de honor en F¨ªsica, pero durante toda la carrera particip¨® en peque?as producciones de teatro estudiantil. Y lleg¨® a organizar interesantes representaciones en el Festival Acad¨¦mico de Teatro de su regi¨®n. Empez¨® a hacerse un nombre, comenz¨® a colaborar en la televisi¨®n; despu¨¦s en el cine. Y se mud¨® a Mosc¨², donde ha pasado por todos los escenarios hist¨®ricos clave.
Y con un sello caracter¨ªstico: el intento de acercar el teatro a un p¨²blico con una rica herencia y una larga tradici¨®n, pero cada vez m¨¢s desencantado. Sobre todo, se ha acercado a los j¨®venes, a quienes muchos ya daban por desaparecidos en el patio de butacas. Ser¨¦brennikov identific¨® y conect¨® con ese p¨²blico hambriento de novedades.
El dramaturgo entr¨® en tromba en el G¨®gol, un peque?o teatro del centro de Mosc¨² fundado en 1925, que hab¨ªa sido en el pasado el hogar de literatos rusos y que estaba a la cola de la escena. Ignor¨® las iras y las cr¨ªticas de sus ocupantes tradicionales, que le acusaban de querer desterrar algo que les parec¨ªa tan sagrado como ¡°los principios del m¨¦todo Stanislavsky¡±, y lo convirti¨® en uno de los mejores escenarios de la capital. Tambi¨¦n en el favorito de gran parte de la ¨¦lite intelectual liberal del pa¨ªs.
Naci¨® en una familia jud¨ªa hace 49 a?os y toca temas alejados de los valores que impulsan las autoridades
Casi todo lo que toca Ser¨¦brennikov tiene ese halo de controversia chic. El Centro G¨®gol bajo su direcci¨®n ha abordado ¡ªal igual que sus pel¨ªculas¡ª temas como el papel de la religi¨®n, la corrupci¨®n de alto nivel y la sexualidad, con producciones aclamadas por la cr¨ªtica, pero con desnudos y toques sadomasoquistas muy lejos de los valores familiares conservadores impulsados por las autoridades rusas.
Y ah¨ª empez¨® a granjearse enemigos. Tambi¨¦n fervientes partidarios. Ser¨¦brennikov, con sus gafas de pasta, la cabeza cubierta con gorros casi permanentemente y esa mirada ¨¢cida y a veces descarnada sobre la realidad social rusa, no deja indiferente a nadie. Cuando las autoridades le pusieron bajo arresto domiciliario cientos de personas se congregaron ante los juzgados, entre ellos un buen n¨²mero de reputados artistas e intelectuales, alarmados por si la detenci¨®n iniciaba una purga. Ellos se han tomado el caso Ser¨¦brennikov como bandera de la libertad de expresi¨®n.
Durante toda su reclusi¨®n ¡ªque inclu¨ªa la prohibici¨®n de hablar con los medios¡ª ha seguido dando titulares y publicitando su causa a trav¨¦s de los estrat¨¦gicos mensajes que decoraban las camisetas que luc¨ªa en las vistas. Casi todas con frases de alguna de sus obras: ¡°Hundirlo todo¡±, versaba una; como Fausto le dice a Mefist¨®feles en una de las escenas del Escena de Fausto, de Pushkin.
El dramaturgo no pudo acudir al estreno de una de sus funciones m¨¢s pol¨¦micas: un ballet biogr¨¢fico de Rudolf Nur¨¦yev en el hist¨®rico Teatro Bolsh¨®i. Su descripci¨®n sin tapujos de la homosexualidad del bailar¨ªn provoc¨® la ira de los m¨¢s conservadores y retras¨® durante meses la funci¨®n en la que finalmente s¨ª estuvieron, y aplaudiendo, altos cargos del Kremlin.
En sus meses de arresto, en vez de apocarse, el director ha dado rienda suelta a su creatividad. Y ha aprovechado para desafiar a¨²n m¨¢s a sus cr¨ªticos. Con un imaginativo sistema que inclu¨ªa el envi¨® de im¨¢genes e instrucciones en v¨ªdeo a trav¨¦s de dispositivos USB que le hac¨ªa llegar su abogado, Ser¨¦brennikov se las ha ingeniado para acabar una pel¨ªcula y para dirigir la ¨®pera Nabucco, estrenada en marzo en Hamburgo. Ah¨ª hay mucho m¨¢s material para una vida de teatro.
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