La sociedad civil debe ser socio clave en el proceso de construcci¨®n de Europa

Lo que se decide en Bruselas importa; y mucho. Cada a?o, los gobiernos de la eurozona aguantan la respiraci¨®n a la espera del visto bueno de la Comisi¨®n Europea a su Plan Nacional de Reformas y a su Programa de Estabilidad. Denominaciones complejas para documentos que, en la pr¨¢ctica, condicionan el margen presupuestario de cada pa¨ªs para financiar sus pol¨ªticas p¨²blicas y atender las necesidades de la poblaci¨®n. Y es justamente esta obcecaci¨®n por la austeridad, cuyo coste social parece innegable, la que posiblemente explique el alejamiento y desafecci¨®n hacia Europa de una parte cada vez m¨¢s importante de la ciudadan¨ªa.

Resulta parad¨®jico que, en los sucesivos Eurobar¨®metros, la sociedad espa?ola aparezca como una de las m¨¢s entusiastas del proyecto de integraci¨®n europea y, sin embargo, ese entusiasmo no logre generar una movilizaci¨®n masiva frente a las urnas cuando se trata de elegir a quienes nos representar¨¢n en las instituciones comunitarias.

Lo que no resuelve mis problemas, no me sirve. Este desapego por la UE y el desinter¨¦s por las elecciones al Parlamento Europeo se han convertido en una preocupaci¨®n ahora que los partidos con un ideario contrario a la integraci¨®n europea cotizan al alza en las encuestas. El argumento recurrente para explicarlo es la lejan¨ªa y el desconocimiento de c¨®mo las decisiones que se toman en Bruselas afectan a nuestras vidas. Tampoco ayudan nuestros l¨ªderes pol¨ªticos, quienes, en la reciente campa?a de elecciones generales, pasaron de puntillas por el debate europeo.

Por lo tanto, y a pesar del innegable legado de la Uni¨®n Europea, nos encontramos en un momento cr¨ªtico, en el que los futuros responsables de la toma de decisiones a nivel comunitario, tendr¨¢n que ser capaces de dar respuestas urgentes a las necesidades planteadas por la ciudadan¨ªa y, al mismo tiempo, encarar los grandes desaf¨ªos a los que se enfrenta la UE, entre otros: las vulnerabilidades econ¨®micas, el cambio clim¨¢tico y la degradaci¨®n ambiental, el incremento de las desigualdades y las tensiones sociales provocadas por la p¨¦rdida de derechos, la integraci¨®n efectiva de las personas migrantes y refugiadas y los conflictos geopol¨ªticos internos.

En este contexto, la ratificaci¨®n por parte de la Uni¨®n Europea de la Agenda 2030 y los documentos oficiales publicados en los ¨²ltimos meses por la Comisi¨®n y el Consejo de la UE, parecen indicar que las instituciones comunitarias comienzan a asumir la necesidad de que el desarrollo sostenible sea una caracter¨ªstica inequ¨ªvoca en la forma de hacer pol¨ªtica desde la Uni¨®n Europea, en el a?o en el que a la UE rendir¨¢ cuentas de sus avances ante Naciones Unidas.

Las instituciones comunitarias comienzan a asumir la necesidad de que el desarrollo sostenible sea una caracter¨ªstica inequ¨ªvoca en la forma de hacer pol¨ªtica desde la Uni¨®n Europea

A pesar de ello, este proceso no est¨¢ exento de riesgos.

¡°La Uni¨®n Europea debe ayudar a la gente a hacer realidad sus aspiraciones y despejar sus preocupaciones¡±, afirma en su introducci¨®n el documento de reflexi¨®n titulado Para una Europa sostenible de aqu¨ª a 2030. En este informe, la Comisi¨®n Europea propone tres escenarios de diferente nivel de integraci¨®n, cesi¨®n de soberan¨ªa y de cooperaci¨®n de los Estados para hacer realidad los objetivos de la Agenda 2030. Un documento que, al igual que sucede con las estrategias y planes desarrollados por los estados miembros en los ¨²ltimos a?os, corre el riesgo de quedarse en el mero plano de las buenas intenciones, si no se traduce en medidas pol¨ªticas y presupuestarias concretas, claramente alineadas con los principios de la Agenda 2030, capaces de dar respuesta a las necesidades de la poblaci¨®n desde el respeto a los l¨ªmites del planeta.

En ese sentido, las perspectivas no son muy halag¨¹e?as. Prueba de ello son las prioridades marcadas por el presupuesto europeo para los pr¨®ximos siete a?os, actualmente en negociaci¨®n, que muestran una Uni¨®n Europea m¨¢s preocupada por la defensa de sus fronteras frente a una supuesta amenaza migratoria, que en c¨®mo lograr una sociedad m¨¢s cohesionada, menos desigual y m¨¢s sostenible, garantizando las mismas oportunidades y derechos para todas las personas, dentro y fuera de sus confines. La Agenda 2030 nos da claves para lograrlo, representando una oportunidad para poner los derechos de las personas y el cuidado del planeta en el centro de la acci¨®n pol¨ªtica, por lo que un primer gesto para hacer cre¨ªble el compromiso de la UE con los ODS es un marco presupuestario alineado con el logro de sus objetivos y metas.

Por lo tanto, con independencia de los resultados de los pr¨®ximos comicios electorales, es fundamental transformar el Semestre Europeo en el Semestre Social y Sostenible, asegurando que la Agenda 2030 y los ODS est¨¦n integrados en todas las pol¨ªticas de la UE, para dar un paso m¨¢s hacia un enfoque equilibrado de las pol¨ªticas econ¨®micas, sociales y ambientales, estableciendo indicadores y mecanismos de seguimiento claros que permitan su cumplimiento. Unas pol¨ªticas que tambi¨¦n tengan en cuenta, los impactos sociales y ambientales que generan fuera de sus fronteras.

Las m¨¢s de 50 organizaciones y plataformas sociales, ambientales y sindicales que formamos parte de Futuro en Com¨²n, velaremos, en coalici¨®n con redes hom¨®logas de otros pa¨ªses europeos, para que la sociedad civil sea reconocida como un socio clave en el actual proceso de construcci¨®n del Futuro de Europa.

Compartimos mirada y horizonte para que la ciudadan¨ªa europea pueda recorrer la senda marcada por el cumplimiento de los ODS, asegurando la b¨²squeda de soluciones conjuntas que permitan desarrollar una Europa fuerte, social, democr¨¢tica y sostenible.

Cristina Linaje (C¨¢ritas), Marcello Ronchi (EAPN-Espa?a) y Santiago Gonz¨¢lez (USO), son miembros de Futuro en Com¨²n.

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