Por todos mis compa?eros
No habr¨¢ nunca un periodo en la vida en el que la amistad sea tan relevante, tan significativa para el presente, tan despojada de intereses materiales como la infancia
Es proverbial la capacidad de los ni?os para hacer amigos, su maravillosa facilidad para convertirse en compa?eros de juegos, tan importantes en su desarrollo y tan necesarios para las emociones y su gesti¨®n. ?Qui¨¦n no recuerda a su mejor amigo de la infancia? ?Qui¨¦n no se acuerda de su juego favorito? ?O de ese compa?ero de pupitre que nos ayudaba en la tarea? ?De los c¨®digos que regulaban el juego y lo hac¨ªan divertido y especial? Churro media manga o mangotera, la pochas, t¨² la ligas¡ son palabras que no se olvidan, recuerdos eternos como el escondite ingl¨¦s, el bote, las canicas o la comba.
Es tendencia natural de nosotros, los adultos, olvidar esa fase de nuestra vida. El mismo Antoine de Saint Exup¨¦ry contaba en otra cita de El Principito que ¡°todas las personas mayores fueron al principio ni?os (aunque no lo recuerden)¡±. Reconocemos la infancia ¨²nicamente como parte de un periodo de formaci¨®n. No vemos en ella lo que somos ahora salvo para resaltar lo negativo, con expresiones como ¡°cargo esos traumas desde la infancia¡±. Y, sin embargo, no habr¨¢ nunca un periodo en la vida vida donde la amistad sea tan relevante, tan significativa para el presente, tan despojada de intereses materiales, ni el juego sea lo m¨¢s importante desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. Jugar, jugar, jugar¡.
El art¨ªculo 31 de la Convenci¨®n Sobre los Derechos del Ni?o recoge tambi¨¦n ese derecho al juego, al esparcimiento. Un derecho olvidado por los estados partes signatarios de este tratado. Un informe realizado el a?o pasado por los investigadores Jaume Bantul¨¤, de la Universidad Ramon Llul, y Andr¨¦s Pay¨¤, de la Universidad de Valencia, y presentado al Comit¨¦ de los Derechos del Ni?o en Ginebra, destacaba: ¡°En dos terceras partes de los 111 informes de seguimiento sobre la situaci¨®n de la ni?ez que los estados remitieron al Comit¨¦ de los Derechos del Ni?o entre 1992 y 2013 para explicar la situaci¨®n de la infancia en su pa¨ªs no se hace menci¨®n alguna al derecho al juego; pero es que en el 90% de las observaciones del Comit¨¦ a 110 de esos informes, tampoco¡±. El mismo texto se?alaba que lo m¨¢s importante para el desarrollo de ese derecho es tener espacio, tiempo y compa?eros de juego, es decir, otros ni?os.
Reconocemos la infancia ¨²nicamente como parte de un periodo de formaci¨®n. No vemos en ella lo que somos ahora salvo para resaltar lo negativo
Hace unos a?os nuestros compa?eros de Unicef Hong Kong pidieron en una campa?a de defensa del derecho al juego que se dedicara al juego libre al menos una hora al d¨ªa, dadas las enormes responsabilidades de los ni?os en la escuela y en las actividades extraescolares. Un buen ejemplo tambi¨¦n para nosotros.
Desde Unicef Comit¨¦ Espa?ol hemos recuperado ese esp¨ªritu en la campa?a #PorTodosMisCompa?eros, que recoge en una frase todo lo que define a Unicef como organizaci¨®n de defensa de los Derechos de la Infancia.
Por todos mis compa?eros significa incluir a todos los ni?os est¨¦n donde est¨¦n, defender todos sus derechos: supervivencia, protecci¨®n, desarrollo y participaci¨®n. Condensa lo que pretendemos sea un canalizador de toda la energ¨ªa de la sociedad para construir un mundo m¨¢s justo para ni?os, ni?as y adolescentes. Pero tambi¨¦n nos llama a los adultos a reconocernos como ese ni?o o ni?a que fuimos a trav¨¦s del juego y su maravilloso esp¨ªritu de compartir, aprender, crecer y solidarizarnos con el otro, gritando por m¨ª y por todos mis compa?eros, sean quienes sean y est¨¦n donde est¨¦n.
Javier Martos, director ejecutivo de UNICEF Comit¨¦ Espa?ol
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