Una f¨¢bula para nuestro Gobierno
El Gobierno y sus aliados tendr¨¢n que demostrar un empe?o muy real de luchar por la igualdad y establecer un di¨¢logo con el independentismo catal¨¢n
Hace pocos d¨ªas el escritor Sergio Ram¨ªrez contaba una leyenda a los participantes del festival literario Centroam¨¦rica Cuenta que este a?o, debido a la situaci¨®n de violencia en Nicaragua, ha tenido que ser celebrado en San Jos¨¦ de Costa Rica. El protagonista de la leyenda es el ¡°p¨¢jaro del dulce encanto¡±, de plumaje bello y esplendoroso a quien le gusta sobrevolar las cabezas de los hombres. Siempre hay un hombre que extiende la mano y lo atrapa. Entonces, el p¨¢jaro del dulce encanto se convierte en excremento.
Ram¨ªrez ha usado esta leyenda, reflejo de la sabidur¨ªa de un pueblo que ha sufrido lo suyo, para hablar de la perversi¨®n en la que se convirti¨® la revoluci¨®n sandinista, en la que ¨¦l particip¨® y que ha devenido en la dictadura que ahora conocemos. Extremo el ejemplo hist¨®rico y extrema la f¨¢bula, pero me lleva a la reflexi¨®n de que toda ilusi¨®n pol¨ªtica corre el riesgo de ser un espejismo deslumbrante que se desintegra de la peor manera posible.
Escribo esta columna pocos d¨ªas antes del ?26-M. El domingo volver¨¦ a votar. El espect¨¢culo en el Congreso el 21 de mayo ha ratificado mi decisi¨®n. Lo mejor del d¨ªa fue conocer al diputado socialista Agust¨ªn Zamarr¨®n, que nos record¨® en apariencia e ingenio al Valle-Incl¨¢n que acu?¨® aquello del esperpento. Y de esto tambi¨¦n hubo lo suyo: pol¨ªticos convertidos en gorilas pateando el suelo del Congreso, golpeando la bancada, dando gritos desabridos cual berrea colectiva mientras los cuatro presos independentistas catalanes (que llevan casi dos a?os de prisi¨®n preventiva y no han sido condenados) promet¨ªan acatar la Constituci¨®n Espa?ola.
Ante la incontinencia f¨ªsica y verbal de los de Vox, Ciudadanos y alg¨²n representante del PP, Meritxell Batet recalc¨®: ¡°Esta presidencia ser¨¢ ejercida para garantizar el respeto a la Constituci¨®n, el respeto a la ley, el respeto al otro¡±. El respeto al otro es una labor de escucha y de empat¨ªa. No hay sociedad sana sin empat¨ªa, como no hay pol¨ªtica democr¨¢tica sin ella. ?Entender¨¢n esto quienes en el Congreso, ¨®rgano representativo donde los pol¨ªticos debaten y hacen que las leyes se respeten y progresen, despliegan este comportamiento violento? El discurso constituye en s¨ª mismo un hecho pol¨ªtico; la violencia frente a la palabra del otro constituye en s¨ª misma la imposibilidad de la escucha y por tanto del di¨¢logo y por tanto del respeto. Protestaban los vocingleros y pateadores contra los presos independentistas en prisi¨®n preventiva. Pero nadie dio patadas ni gritos cuando un congresista, militar retirado que hace pocos meses firm¨® un manifiesto enalteciendo la figura de Francisco Franco, jur¨® respetar la Constituci¨®n. Ojal¨¢ ese silencio se deba a que, cuando llegue el momento, los diputados y diputadas que defienden la memoria hist¨®rica sepan usar el ¨²nico arma aceptable en el Congreso ¡ªla palabra¡ª para se?alar el apoyo p¨²blico de Rosety a un genocida.
El ¨¦xito de la izquierda el 28-A puede dar pie a crear la ilusi¨®n de que la Espa?a progresista que defiende el bien com¨²n y el di¨¢logo tiene asegurados cuatro a?os para avanzar su agenda, pero las bancadas violentas har¨¢n todo lo posible para reventar cada empe?o. Por ello el Gobierno y sus aliados tendr¨¢n que demostrar que sobre sus cabezas no hay un p¨¢jaro de hermoso plumaje, sino un empe?o muy real de luchar por la igualdad, reencauzar el Estado de bienestar, establecer un di¨¢logo con el independentismo catal¨¢n y tomar medidas contra el cambio clim¨¢tico, para empezar.
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