Borregos mentirosos
La desinformaci¨®n es una nueva y muy eficaz arma pol¨ªtica. O tomamos conciencia del peligro, o seremos los m¨¢s tontos de la historia humana
LA NEUROCIENCIA nos est¨¢ permitiendo conocer cada vez mejor el previsible y, por consiguiente, manipulable funcionamiento de nuestro cerebro, y las redes sociales est¨¢n utilizando mal¨¦volamente ese conocimiento igual que el fusil utiliza la bala: con la intenci¨®n criminal de reventarnos la cabeza desde lejos.
Aunque el cerebro humano es un ¨®rgano de complejidad maravillosa, los neurocient¨ªficos han descubierto que la funci¨®n m¨¢s o menos consciente, aquello que llamamos pomposamente ¡°yo¡± (?qu¨¦ importantes somos para nosotros mismos!), no supone m¨¢s que una porci¨®n min¨²scula dentro de la actividad general: ¡°El yo es un polizonte en un trasatl¨¢ntico¡±, dice David Eagleman.
Y esa pizca de ¡°yo¡± escoge, por econom¨ªa de funcionamiento, atajos de pensamiento que pueden tener resultados catastr¨®ficos. Por ejemplo, est¨¢ demostrado que escuchar la misma afirmaci¨®n m¨¢s de tres o cuatro veces nos hace a todos m¨¢s proclives a creerla, aunque se trate de la mentira m¨¢s idiota. O sea: cuanto m¨¢s repitas una falsedad, m¨¢s se extiende y se hinca en el pensamiento colectivo, como un virus. La mentira es una especie de gripe mental.
Esa enfermedad viral, esa pandemia, est¨¢ llegando a niveles jam¨¢s alcanzados antes. Hace tres semanas, la ONG AVAAZ public¨® un interesante informe sobre las fake news y la manipulaci¨®n informativa de la extrema derecha. Antes de las elecciones corrieron por Europa venenosos bulos: que Notre Dame ser¨¢ reconstruida con un minarete musulm¨¢n, o que pandillas de emigrantes est¨¢n atacando a la polic¨ªa. Todo falso, por supuesto, pero astutamente dirigido al centro de los miedos de la gente, porque nuestro cerebro tambi¨¦n est¨¢ programado para recordar la informaci¨®n negativa antes que la positiva: seg¨²n AVAAZ, las mentiras basadas en el miedo se propagan hasta seis veces m¨¢s r¨¢pidamente que las noticias reales. Un horror, porque las noticias falsas difundidas en Facebook pueden llegar a ser vistas por mil millones de personas al d¨ªa.
La desinformaci¨®n es una nueva y muy eficaz arma pol¨ªtica, y AVAAZ se?ala expresamente a Rusia y a sus millones de cuentas falsas. RT, el canal de propaganda estatal rusa, tiene m¨¢s de 2.700 millones de visitas en YouTube.
Y, para peor, nadie es inmune. No te salva la experiencia (hay estudios que demuestran que los mayores de 65 a?os difunden siete veces m¨¢s bulos que los m¨¢s j¨®venes), y tampoco el nivel cultural o la inteligencia. Al contrario: todos somos proclives a creer aquello que confirma nuestros prejuicios, y los m¨¢s cultos, una vez infectados por una mentira, tienden a estar mucho m¨¢s seguros de ella y de su propio criterio. Hay un tipo de inteligencia, muy extendida, que desde?a el detalle y se fija, por econom¨ªa, en el conjunto. En una investigaci¨®n de la Universidad de Southern California preguntaron a los alumnos: ¡°?Cu¨¢ntos animales llev¨® Mois¨¦s en el Arca?¡±, y s¨®lo un 12% contestaron correctamente: ninguno. Era el Arca de No¨¦, no de Mois¨¦s (lo cuenta David Robson en su libro The Intelligence Trap). Y este tipo de mente cree con m¨¢s facilidad en las fake news.
El paroxismo electoral que acabamos de vivir en Espa?a nos ha dejado numerosos ejemplos de mentiras. Me pasmaron, por su completa falsedad, los bulos contra el PACMA: dijeron que eran antiabortistas y antifeministas, y hasta, en el colmo del disparate, que iban a votar a VOX, cuando precisamente VOX es su mayor enemigo e intent¨® que los jueces prohibieran la campa?a de PACMA. Los animalistas sacaron un v¨ªdeo desmintiendo todo, pero sirvi¨® de poco. ?C¨®mo podemos defendernos de estas malignas manipulaciones? Es dif¨ªcil, muy dif¨ªcil; en las pasadas elecciones, la empresa de seguridad Protect Global lanz¨® una campa?a para desmentir los bulos contra los emigrantes por medio de datos (como, por ejemplo, que s¨®lo el 16% de los robos en Espa?a son cometidos por extranjeros). Una gran iniciativa, pero insuficiente, porque la desinformaci¨®n es tan contagiosa como el ¨¦bola. O tomamos conciencia del peligro, desarrollamos planes nacionales contra la mentira organizada y empezamos a educar a los ni?os en el pensamiento cr¨ªtico, o seremos los borregos m¨¢s tontos de la historia humana, camino del matadero y balando mentiras todos a una.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.