Recuperar la infancia en patines
Es importante que ning¨²n turista se quede de brazos cruzados si detecta un menor trabajando o sometido a alg¨²n tipo de esclavitud en India o cualquier otro pa¨ªs. Se puede y se debe denunciar
Recuerdo, como si fuera ayer, una tranquila tarde de monz¨®n de hace 15 a?os. Hab¨ªa llegado recientemente a la ciudad en la que vivo, Bombay, capital financiera de la India, y las horas pasaban lentas, entre juegos y risas, en el peque?o orfanato con el que empez¨® Sonrisas de Bombay, la organizaci¨®n que dirijo desde entonces.
Durante una distendida charla con Amina, una de las peque?as residentes del centro, ella me pidi¨® que agradeciera alg¨²n d¨ªa a los donantes espa?oles haberle regalado la posibilidad de jugar con patines. Aquella afirmaci¨®n me sorprendi¨®. No daba las gracias por haber recuperado derechos b¨¢sicos o haber escapado de la atroz condena que es la pobreza, no. Simplemente agradec¨ªa poder volver a jugar, disfrutar de su ni?ez y hacer, en definitiva, lo que a su edad correspond¨ªa.
Amina, nacida en un peque?o pueblo del estado de Uttar Pradesh, al norte del pa¨ªs, forma parte de los 10 millones de ni?as y ni?os indios que trabajan entre 5 y 14 a?os. Con seis, fue vendida por sus padres como sirvienta dom¨¦stica a un industrial de Bombay, que la someti¨® a un trato abusivo hasta que, casi por azar, una trabajadora social de nuestra organizaci¨®n supo de su existencia y pudo intervenir.
La peque?a Amina es una de las muchas ni?as que est¨¢n expuestas al trabajo forzado en el subcontinente indio. Y es que India, junto con China e Indonesia, es uno de los pa¨ªses del mundo donde trabajar es algo habitual para menores de 15 a?os. Concretamente, el 40% de los trabajadores dom¨¦sticos en Bombay tienen menos de esa edad y, seg¨²n el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), es una cifra que sigue en aumento.
Seg¨²n un informe de la Organizaci¨®n Internacional del Trabajo (OIT) de 2016, existen 152 millones de ni?os trabajadores entre los 5 y 17 a?os en el mundo, de los cuales 23,8 millones est¨¢n en la India. Eso supone el 15,6% de todos los que trabajan en el planeta. Las calles de Bombay son el ¨²nico hogar para miles de cr¨ªos (37.000, seg¨²n las estad¨ªsticas m¨¢s fiables) obligados a mendigar en el destino perdido de una existencia m¨ªsera.
Durante los ¨²ltimos a?os, hemos sido testigos de varios rescates de menores, en su mayor¨ªa ni?as, retenidas en burdeles de la ciudad, siendo forzadas a la prostituci¨®n a muy pronta edad
Muchos realizan jornadas laborales inhumanas en f¨¢bricas escondidas, expuestos a pesticidas y usando equipos pesados; otros lo hacen bordando telas o haciendo cerillas, en habitaciones min¨²sculas sin ventilaci¨®n ni iluminaci¨®n. Los ni?os tambi¨¦n trabajan en restaurantes y hoteles (cada vez m¨¢s escondidos a los ojos del cliente), cortando verduras o fregando suelos. Adem¨¢s, estos menores no son solamente v¨ªctimas de explotaci¨®n infantil, sino que est¨¢n en riesgo de ser v¨ªctimas de abusos sexuales y matrimonios infantiles.
Durante los ¨²ltimos a?os, hemos sido testigos de varios rescates de menores, en su mayor¨ªa ni?as, retenidas en burdeles de la ciudad, siendo forzadas a la prostituci¨®n a muy pronta edad. El gobierno indio ha tomado cartas en el asunto durante las ¨²ltimas d¨¦cadas y existen varias leyes que protegen al menor, prohibiendo expl¨ªcitamente que se vea expuesto a trabajos forzados. Una cara vista, impoluta sobre papel, que contrasta claramente con una cara oculta en la que miles de ni?os contin¨²an siendo explotados.
En 2019 se cumplen 100 a?os desde que la OIT inscribiera en su Constituci¨®n la protecci¨®n de los ni?os, estableciendo, por ejemplo, la edad m¨ªnima en la industria. Est¨¢ claro que en este tiempo se han logrado muchos avances, pero todav¨ªa queda mucho que hacer. Y todos podemos contribuir de alguna manera en la erradicaci¨®n de esta alarmante realidad.
Los gobiernos democr¨¢ticos, como es el caso de la India, los eligen y los componen las personas. Y son ellas las que tambi¨¦n deben velar para que los marcos legales se respeten y ning¨²n menor se vea sometido a una infancia robada de forma injusta. Esta responsabilidad no es exclusiva de los propios ciudadanos del pa¨ªs. Se acerca ahora una ¨¦poca en la que muchos europeos y turistas de otros lugares del mundo vendr¨¢n a pasar sus vacaciones y visitar este maravilloso pa¨ªs que, a pesar de sus contradicciones, ha dado pasos agigantados en los ¨²ltimos a?os para proteger a su infancia.
Es muy importante que ning¨²n visitante se quede de brazos cruzados si detecta un menor trabajando en un restaurante o sometido a alg¨²n tipo de esclavitud. Se puede y se debe denunciar, aunque ello suponga perder unas horas de las tan ansiadas vacaciones. El porvenir de un menor est¨¢ en juego. Un gesto tan simple como una llamada o una visita a la comisar¨ªa m¨¢s cercana puede transformar futuros como el de Amina, a qui¨¦n nadie le arrebatar¨¢ ya el simple pero hermoso recuerdo de jugar con unos patines.
Jaume Sanllorente es fundador de la ONG Sonrisas de Bombay.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.