Siete piscinas en Espa?a donde Le Corbusier se hubiera dado un chapuz¨®n
Remojarse en la ciudad cuando llega el verano es un fen¨®meno muy espa?ol que data de finales del siglo XIX. Clubes na¨²ticos, balnearios, playas artificiales y piscinas p¨²blicas se aliaron con la arquitectura moderna y racionalista para dar un respiro a los sofocantes veranos en la urbe

Le Corbusier muri¨® ahogado durante unas vacaciones en la Costa Azul pero, parad¨®jicamente, en Espa?a muchas de sus ideas se propagaron gracias a la nataci¨®n, el buceo y los deportes n¨¢uticos. De las playas de Guip¨²zcoa a Tenerife, pasando por el r¨ªo Manzanares y sobre todo las piscinas p¨²blicas, en nuestro pa¨ªs las formas puras y limpias de la arquitectura moderna calaron en los recuerdos de muchos espa?oles ligadas a las vacaciones de verano.
Todo empez¨® en 1929 con la inauguraci¨®n del Real Club N¨¢utico de San Sebasti¨¢n. El edificio, dise?ado con la forma del puente de mando de un barco por Jos¨¦ Manuel Aizpur¨²a y Joaqu¨ªn Labayen, materializ¨® de manera literal la afici¨®n de Le Corbusier por los paquebotes. ?l mismo hab¨ªa confesado esta pasi¨®n en el libro Hacia una arquitectura: ¡°Los arquitectos viven en la estrechez acad¨¦mica, en la ignorancia de las nuevas reglas de construcci¨®n. Pero los constructores de los paquebotes, audaces y sabios, crean palacios junto a los cuales las catedrales son muy peque?as. ?Y los echan al agua!¡±.

En edificios como Villa Saboye o la Cite Radiuse, el propio Le Corbusier se inspir¨® en los barcos de crucero, pero Aizpur¨²a y Labayen llevaron al extremo esa uni¨®n entre la arquitectura naval y la civil con su buque, al que revistas de la ¨¦poca tan prestigiosas entre los racionalistas como Cahiers d¡¯Art alabaron. Tuvo tanto ¨¦xito que enseguida otros clubes n¨¢uticos empezaron a imitarlo: tanto el de Santander, como el de Castro Urdiales o el de Vigo se inspiraron en el donostiarra.
Felizmente para los ba?istas aficionados a la arquitectura, el auge del movimiento moderno en Espa?a coincidi¨® tambi¨¦n con el de las piscinas, que en esa misma ¨¦poca empezaban a popularizarse para el disfrute de bolsillos menos abultados que los de los socios del Real Club N¨¢utico de San Sebasti¨¢n. Un buen ejemplo lo ofrece el Balneario de Santa Cruz de Tenerife. Cuando en 1929 el arquitecto Domingo Pisaca Burgada empez¨® a proyectarlo, ten¨ªa en mente un edificio de tipo modernista, pero despu¨¦s de que en 1932 la revista Gaceta de Arte tachara su estilo de anticuado, decidi¨® reelaborarlo para adaptarlo a la corriente racionalista impulsada por Le Corbusier.

La zona de las piscinas, en su d¨ªa las ¨²nicas de Santa Cruz, evocaba al igual que el Real Club N¨¢utico de San Sebasti¨¢n al puente de mando de un paquebote, aunque Pisaca a?adi¨® en este caso otros elementos t¨ªpicos de la arquitectura moderna como p¨¦rgolas. El balneario cerr¨® en los a?os noventa. Desde entonces, se desmorona junto a la playa de Valleseco, rodeado de los contenedores del puerto que ahora cortan su comunicaci¨®n con el Atl¨¢ntico. En Facebeook un grupo de personas lo defiende de un eventual derribo. ¡°Lo pas¨¢bamos de miedo¡±; ¡°Los mejores a?os de mi infancia¡±, recuerdan algunos usuarios al pie de viejas fotograf¨ªas del lugar.
Manzanares, la playa madrile?a
Otra de las primeras piscinas modernas fue La Isla, inaugurada en el lecho del r¨ªo Manzanares en 1932. En este caso, el parecido con un barco de crucero fue espectacular. Su arquitecto, el racionalista madrile?o Luis Guti¨¦rrez Soto, aprovech¨® una de los islotes del r¨ªo para convertirlo en un recinto de piscinas con la forma de un transatl¨¢ntico, proa y popa incluidos, al que se acced¨ªa por dos pasarelas como las que se colocan en los muelles. El complejo evocaba as¨ª la imagen de un aut¨¦ntico barco atracado junto al Puente del Rey, y por eso cuando abri¨® al p¨²blico, hubo a quien tambi¨¦n record¨® el sue?o que tuvo Felipe II de hacer navegable el Manzanares hasta el Tajo, para conectar Madrid con Lisboa.

Ten¨ªa tres piscinas: en la zona de la proa estaba la de preferencia; en la de popa la popular, de precio m¨¢s asequible; y, dentro del edificio que imitaba el puente de mandos del buque, una piscina cubierta que, en invierno, sol¨ªan utilizar los socios del club de nataci¨®n Canoe. Tambi¨¦n hab¨ªa solarium, restaurante, cafeter¨ªa, zona de juegos, vestuarios y gimnasio. El agua, filtrada y clorada, era tomada directamente del Manzanares. Desgraciadamente, un ob¨²s del bando sublevado destruy¨® gran parte del edificio durante la Guerra Civil. Volvi¨® a abrir al p¨²blico despu¨¦s de ser reconstruido, hasta que en 1947 unas inundaciones desbordaron el r¨ªo y La Isla qued¨® otra vez da?ada. Finalmente, en 1954, las piscinas fueron clausuradas para ser demolidas, debido a la apertura de una presa y la consecuente desaparici¨®n del islote.

Una suerte similar corri¨® tambi¨¦n en el Manzanares la llamada Playa de Madrid, primera playa artificial de Espa?a. Manuel Mu?oz Monasterio, responsable de otros edificios recreativos de la capital como la Plaza de Toros de Las Ventas o el Bernab¨¦u, recibi¨® el encargo de la II Rep¨²blica de dise?ar el complejo, cosa que hizo en 1932 siguiendo el estilo racionalista e inspir¨¢ndose en la arquitectura naval. La novedad con respecto a La Isla resid¨ªa en que esta vez el recinto era p¨²blico y estaba pensado para disfrute de todos los vecinos de Madrid. ¡°El ba?o no es un lujo y debe conseguirse con el m¨ªnimo coste¡±, hab¨ªa publicado ese mismo a?o la revista de arquitectura moderna A. C. ¡°El deporte, la vida higi¨¦nica al aire libre, y el perfecto equilibrio f¨ªsico constituyen hoy d¨ªa una necesidad ineludible para las masas. El ritmo veloz, absorbente y din¨¢mico de la vida moderna exige estos par¨¦ntesis de contacto directo con una atm¨®sfera absolutamente sana¡±.
Una de las famosas fotograf¨ªas tomadas por Robert Capa durante la Guerra Civil muestra a dos milicianos delante de una torre del complejo. En 1947, el propio Mu?oz Monasterio se encargar¨ªa de reconstruirlo, aunque lo hizo apart¨¢ndose del movimiento moderno para seguir la est¨¦tica franquista. La mencionada torre, que a¨²n sigue en pie, qued¨® de esta manera recubierta por el t¨ªpico tejado de pizarra de la arquitectura de la dictadura, por lo que ya no evoca la chimenea de un transatl¨¢ntico. Tambi¨¦n ha desaparecido la playa, y el uso del recinto es ahora privado.

En 1934, dos a?os despu¨¦s de la inauguraci¨®n de La Isla, abrir¨ªa en Valencia una segunda piscina proyectada por Luis Gutierrez Soto. Estaba en Las Arenas-Ba?os de Ola, un balneario construido al estilo fin-de-si¨¨cle que hab¨ªa abierto sus puertas en la Playa del Caba?al en 1898, y pasar¨ªa a la historia como la primera piscina de Europa que mezcl¨® agua salada y agua dulce. Tambi¨¦n tuvieron mucho ¨¦xito su alto trampol¨ªn y su iluminaci¨®n nocturna, unas caracter¨ªsticas que destac¨® el artista valenciano Josep Renau en el bonito cartel que dise?¨® para promocionarlas.
De nuevo, hay que lamentar que gran parte de Las Arenas quedara destruida durante un bombardeo en la Guerra Civil. En el hotel que ahora se levanta en el mismo sitio, se recuperaron los templetes de estilo cl¨¢sico que hab¨ªa en el recinto original, pero se ha perdido el dise?o de la piscina de Guti¨¦rrez Soto, de estilo racionalista pero de inspiraci¨®n n¨¢utica m¨¢s discreta que La Isla.
Stella, el club donde 'se remojaba' Ava Gardner y Xavier Cugat
En la calle madrile?a de Arturo Soria, aunque cerrado al p¨²blico desde 2006, s¨ª puede admirarse todav¨ªa otro de los paquebotes que zarparon siguiendo el de Aizpur¨²a y Labayen: la Piscina Club Stella. Fue proyectada en 1945 por Ferm¨ªn Moscoso del Prado Torre, aunque, curiosamente, Luis Guti¨¦rrez Soto y su sobrino, el tambi¨¦n arquitecto racionalista Jos¨¦ Antonio Corrales, lo completar¨ªan con una intervenci¨®n en 1952. El club, inspirado de nuevo en el puente de mando de un barco, ten¨ªa restaurante, peluquer¨ªa, front¨®n, bolera, pista de baile, y, m¨¢s tarde, un bingo.

Su dise?o racionalista no ser¨ªa el ¨²nico aire de modernidad que soplar¨ªa en Stella: inaugurado en 1947, el club fue el notario mudo de los veranos de la capital y la progresiva merma de los trajes de ba?o. All¨ª se vieron los primeros bikinis, los primeros topless y, por fin, a los primeros nudistas chulapos. Tambi¨¦n a famosos como Ava Gardner o Xavier Cugat, y a los soldados estadounidenses que trabajaban en la cercana Base A¨¦rea de Torrej¨®n de Ardoz y que en Stella se mezclaban con la pomada de Madrid. Lleg¨® a atraer a m¨¢s de 1.000 ba?istas al d¨ªa durante los fines de semana, aunque terminar¨ªa cerrando por la multiplicaci¨®n del n¨²mero de piscinas p¨²blicas y privadas en la ciudad. En la actualidad, los due?os de Stella buscan un nuevo propietario.
Parece como si todas estas piscinas hubieran acabado cumpliendo el destino que evocaba su imagen de barcos varados. En Barcelona, cerca del parque G¨¹ell, uno de estos paquebotes admite sin embargo ba?istas: la Casa Vilar¨®. Considerada una de las primeras viviendas racionalistas de Espa?a, fue proyectada en 1929 por el arquitecto barcelon¨¦s Sixte Illescas, seguidor de Le Corbusier y socio fundador del Grupo de Arquitectos y T¨¦cnicos Catalanes para el progreso de la Arquitectura Contempor¨¢nea (GATCPAC). Ahora, la Casa Vilar¨® es un hotel con piscina.

Tambi¨¦n en Barcelona, el GATCPAC estuvo a punto de construir la denominada Ciudad de Reposo y Vacaciones, una zona de ocio para el descanso y recreo de los barceloneses que inclu¨ªa distintas zonas de ba?o y balnearios de dise?o racionalista. El proyecto, parte del plan urban¨ªstico conocido como Plan Maci¨¤, cont¨® con la entusiasta participaci¨®n de Le Corbusier como asesor, pero la Guerra Civil interrumpi¨® el proyecto. Su esp¨ªritu hay que buscarlo en la Ciudad de Reposo y Vacaciones de Tarragona, que los arquitectos Antoni Pujol Sevil y Josep Maria Monrav¨¤ L¨®pez s¨ª lograr¨ªan llevar a cabo a mediados de los a?os cincuenta, aunque en la actualidad las instalaciones del completo est¨¢n en desuso.
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