¡°?Imaginas estar preocupada cada d¨ªa porque alguien pueda atacarte al salir de casa?¡±
Un encuentro con Nisha Ayub, la primera mujer trans en recibir el prestigioso Premio Internacional a las Mujeres Coraje; toda una inspiraci¨®n para el colectivo en Malasia, un pa¨ªs donde sufren persecuci¨®n
Nisha Ayub es una mujer transexual que defiende los derechos de su comunidad con una fuerza extraordinaria. Es dif¨ªcil creer que en el pasado esta incansable activista intentara quitarse la vida.
Hace 19 a?os, cuando ella ten¨ªa 21, Nisha fue enviada a una prisi¨®n masculina durante tres meses por llevar la ropa que ella cre¨ªa que reflejaba su propia identidad de g¨¦nero. Esto es un crimen bajo las estrictas leyes de la shar¨ªa en Malasia, que hacen ilegal el hecho de que ¡°un hombre vista o act¨²e como una mujer¡±. All¨ª pas¨® muchos momentos dif¨ªciles, e incluso denuncia que fue agredida sexualmente por el director del centro y algunos de sus compa?eros prisioneros.
Una vez fue liberada, Nisha cre¨® la fundaci¨®n SEED y el colectivo Justice for Sisters (Justicia para las Hermanas) con el fin de proteger a las personas trans y tratar de cambiar las leyes que las atacan. En 2016 se convirti¨® en la primera mujer trans en recibir de Estados Unidos el prestigioso Premio Internacional a las Mujeres Coraje (U.S. International Women of Courage Award), siendo la inspiraci¨®n de muchas otras dentro y fuera de su pa¨ªs.
Ella explica que las personas transexuales en Malasia siempre viven con miedo. ¡°?Te imaginas estar preocupada todos los d¨ªas por el simple hecho de salir de casa porque alguien puede atacarte o puedas acabar en la c¨¢rcel? Cr¨¦eme, las prisiones aqu¨ª son terribles¡±, explica sentada en su oficina de la fundaci¨®n SEED.
Esta organizaci¨®n se encuentra en uno de los barrios m¨¢s marginales de Kuala Lumpur, donde recibe, casi a diario, a todas las personas que buscan su ayuda y su consejo. Nisha est¨¢ activa y disponible del mismo modo en pr¨¢cticamente todas las redes sociales.
Las personas trans en Malasia son vistas como desviadas que viven en contra de las normas de la sociedad. Los funcionarios gubernamentales y muchos l¨ªderes religiosos han alimentado la transfobia y la homofobia durante a?os con resultados m¨¢s que palpables. Incluso el ex primer ministro, Najib Razak, lleg¨® a decir en una ocasi¨®n, all¨¢ por 2012, que las personas LGBT (las siglas que se refieren a lesbianas, gays, bisexuales y personas transg¨¦nero) son enemigos del Islam, junto con el liberalismo y el pluralismo.
La influencia social del Islam m¨¢s radical sigue creciendo. Aunque Malasia es un pa¨ªs secular, la constituci¨®n otorga a los Estados la definici¨®n de delitos y castigos para los musulmanes en asuntos que no est¨¢n cubiertos por la ley federal. Esto significa que los musulmanes, que representan alrededor del 60% de la poblaci¨®n, son juzgados bajo la shar¨ªa, o ley isl¨¢mica, bajo la cual se criminaliza a las personas trans.
Las personas trans en Malasia son vistas como desviadas que viven en contra de las normas de la sociedad
En teor¨ªa, la shar¨ªa se aplica ¨²nicamente a los musulmanes, pero en la pr¨¢ctica, sus reglas tambi¨¦n pueden afectar a la poblaci¨®n en general. Las personas trans de otras religiones tambi¨¦n pueden ser arrestadas bajo una vaga disposici¨®n que proh¨ªbe la "indecencia p¨²blica".
Una de las consecuencias es que las personas transexuales han perdido sus derechos m¨¢s b¨¢sicos y se encuentran cada vez con m¨¢s problemas. Por ejemplo, en el pasado, las personas trans pod¨ªan pasar por una operaci¨®n de reasignaci¨®n de g¨¦nero sin problemas, pero desde que se introdujo un edicto religioso respecto a los cambios de sexo, pocos cirujanos se atreven a realizar estas intervenciones.
Como consecuencia, las personas trans que necesitan operarse deben salir del pa¨ªs y para muchas los precios son simplemente prohibitivos. Incluso aquellas que pueden realizar este desembolso, cuando llegan a Malasia se encuentran inconvenientes: no se las reconoce, porque no pueden cambiar de g¨¦nero en sus documentos de identidad. Este problema las acompa?a de por vida cuando buscan un trabajo, abren una cuenta bancaria o tratan de tener una vida com¨²n.
El gobierno de Malasia cambi¨® en 2018, cuando la oposici¨®n derrot¨® por primera vez a la coalici¨®n pol¨ªtica que permaneci¨® en el poder durante seis d¨¦cadas. Las esperanzas eran altas para una nueva Malasia marcada por un mayor respeto por los derechos humanos, pero Nisha, y otros activistas consultados, creen que la situaci¨®n no ha ido a mejor y que posiblemente ha empeorado todav¨ªa m¨¢s.
Phil Robertson, subdirector para Asia de la organizaci¨®n Human Rights Watch, asegura que este hecho se debe a que los ministros ¡°est¨¢n activamente tratando de defenderse de los ataques pol¨ªticos de los partidos de la oposici¨®n, que afirman que el gobierno apoya a las personas LGBT¡±, algo que no est¨¢ bien visto entre la comunidad musulmana conservadora.
El resultado, indica Robertson, ¡°ha sido una reducci¨®n r¨¢pida y competitiva de cualquier tipo de respeto o tolerancia a los derechos de este colectivo en Malasia. Los grupos LGBT ahora no son bienvenidos a reunirse con miembros del gobierno, el primer ministro se niega a respetar sus derechos y el ministro de turismo va un paso m¨¢s all¨¢ y expresa p¨²blicamente que estas personas ni siquiera existen en el pa¨ªs¡±. No hay que olvidar que en septiembre, dos mujeres de 32 y 22 a?os recibieron seis latigazos por tener relaciones sexuales entre ellas.
Volver ¡°al camino correcto¡±
Thilaga Sulathireh, investigadora del colectivo Justice for Sisters, comparte las ideas de Robertson. Ella defiende que las opiniones del gobierno actual en relaci¨®n con las personas transg¨¦nero son "una continuaci¨®n de la pol¨ªtica del Ejecutivo anterior, que introdujo un plan de acci¨®n gubernamental de cinco a?os para abordar algunos ¡®males sociales¡¯ [incluidas las identidades LGBT]".
Seg¨²n la investigadora, este proyecto se centra en varios programas: prevenci¨®n (con seminarios para padres y compa?eros) y cumplimiento de las leyes (prohibiendo la glamourizaci¨®n de su estilo de vida p¨²blicamente). En general, el gobierno considera que las personas LGBT deben volver al "camino correcto", ajustarse a las categor¨ªas binarias y suprimir su sexualidad, se?ala Sulathireh.
A pesar de las dificultades, sin embargo Nisha mantiene su lucha abierta desde varios frentes. La fundaci¨®n SEED, por ejemplo, se ha convertido en un espacio libre de discriminaci¨®n para muchas personas trans, donde reciben asesoramiento, atenci¨®n m¨¦dica y capacitaci¨®n, cuando antes ni siquiera sab¨ªan d¨®nde ir.
Desde Justice for Sisters, por otro lado, realizan principalmente tareas de abogac¨ªa. En algunas ocasiones, tambi¨¦n recaudan fondos para financiar casos que se han presentado contra las personas trans que han sido acusadas por el tribunal de la shar¨ªa.
En 2014 el colectivo logr¨® una haza?a notable cuando el Tribunal de Apelaciones confirm¨® el desaf¨ªo legal del grupo a una ley estatal de la shar¨ªa, dictaminando que era discriminatoria e inconstitucional. Pero un a?o despu¨¦s, el Tribunal Federal revoc¨® la sentencia, un rev¨¦s importante para los derechos de las personas trans.
Nisha tambi¨¦n cree que su reconocimiento como "mujer de coraje" le ha ayudado mucho a ella y a la comunidad de muchas maneras. "Internacionalmente, porque nunca se hab¨ªa dado este premio a una persona transexual. A nivel local, porque en Malasia muchas personas comenzaron a hablar de ello y quer¨ªan m¨¢s informaci¨®n sobre nosotros¡±.
Ella cree que lo que le mueve a hacer su trabajo es el deseo de ayudar a su comunidad. ¡°Cuando escucho sus historias, pienso que esto es lo que debo hacer. Creo que mi fuerza viene del apoyo que he recibido de ellos¡±. Afirma que siempre ser¨¢ activista. Esto es lo que le llena y le apasiona: creer que puede cambiar las cosas.
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