?frica necesita aumentar sus recursos para combatir el cambio clim¨¢tico
Para los investigadores, la alternancia ciclones y sequ¨ªas est¨¢ relacionada con las grandes variaciones de temperatura. La iron¨ªa es que el continente produce una m¨ªnima parte de las emisiones
Debemos empezar por celebrar la solidaridad internacional. Naciones Unidas, sus agencias especializadas y grandes ONG no tardaron en movilizarse para ayudar a Zimbabue, Malawi y, en particular, Mozambique, devastado por el cicl¨®n Idai el pasado marzo. Pero cuando un nuevo cicl¨®n tropical, Kenneth, golpe¨® incluso con m¨¢s fuerza la costa este de ?frica, fue imposible no percibir cierto sentimiento de culpabilidad en esta solidaridad.
Mozambique qued¨® arrasado. Golpeado por lo que se considera fue el peor cicl¨®n del hemisferio sur, vio su cuarta ciudad, Beira, pr¨¢cticamente borrada del mapa. Y como las tormentas tropicales no conocen fronteras, Idai tambi¨¦n ha causado muertes en Zimbabue y Malaui. M¨¢s de mil personas fallecieron y dos millones se vieron afectadas, de las cuales 1,8 millones eran de Mozambique. Los da?os causados por las inundaciones y los fuertes vientos costar¨¢n a la regi¨®n m¨¢s de dos mil millones de d¨®lares, seg¨²n el Banco Mundial.
Para los investigadores, no cabe duda de que la alternancia de episodios cicl¨®nicos y sequ¨ªas que ha afectado a la regi¨®n en los ¨²ltimos a?os est¨¢ directamente relacionada con las grandes variaciones de temperatura resultantes del cambio clim¨¢tico. La iron¨ªa es que Mozambique y sus pa¨ªses vecinos solo producen una m¨ªnima parte de las emisiones mundiales de di¨®xido de carbono. ?frica es el continente menos responsable por el calentamiento global: solo aporta el 3,8% de las emisiones de gases de efecto invernadero, frente al 23% de China, el 19% de los Estados Unidos y el 13% de la Uni¨®n Europea.
La ciudad de Beira no es un caso aislado. Sequ¨ªas prolongadas, repetidas inundaciones, disminuci¨®n del terreno agr¨ªcola, acceso cada vez m¨¢s limitado al agua: el calentamiento global ya est¨¢ pasando factura en ?frica. Y estos desastres naturales aumentan el riesgo de inseguridad alimentaria y de crisis sanitarias. Basta con ver los casos de c¨®lera que surgieron en Mozambique tras el paso de Idai y Kenneth.
?frica es el continente menos responsable por el calentamiento global: solo aporta el 3,8% de las emisiones de gases de efecto invernadero, frente al 23% de China, el 19% de los Estados Unidos y el 13% de la Uni¨®n Europea
En las zonas rurales la supervivencia est¨¢ en peligro debido a la desaparici¨®n de cultivos enteros. Las poblaciones urbanas tambi¨¦n se ven afectadas. Las altas tasas de natalidad y el ¨¦xodo rural implican que 86 de las 100 ciudades de m¨¢s r¨¢pido crecimiento del mundo se encuentren en ?frica. Y que al menos 79 de ellas (incluidas 15 capitales) se enfrenten a riesgos extremos como consecuencia del cambio clim¨¢tico, seg¨²n la consultora de riesgos Verisk Maplecroft.
Adem¨¢s, los desastres naturales estimulan la pobreza y la desigualdad y fomentan los conflictos. La pobreza extrema sigue aumentando en el ?frica subsahariana, a diferencia de lo que ocurre en el resto del mundo. Si nada cambia, en 2050 la regi¨®n concentrar¨¢ el 90% de la poblaci¨®n mundial que vive con menos de 1,9 d¨®lares diarios, advierte el Banco Mundial. Las infraestructuras p¨²blicas no pueden abarcar la creciente demanda y los mecanismos de respuesta a los desastres son inadecuados. Los 13,2 millones de habitantes de Kinshasa, por ejemplo, ya se ven afectados regularmente por las inundaciones.
Para estar mejor preparados urge que los Estados africanos dispongan de m¨¢s recursos. Es cierto que la recaudaci¨®n de impuestos ha mejorado en el continente, pasando del 13,2% en 2000 al 18,2% en 2016, seg¨²n la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE). Esta cifra, sin embargo, se mantiene muy por debajo del promedio de Am¨¦rica Latina (22,7%) o de los pa¨ªses de la OCDE (34,3%). Incluso cuando no hay corrupci¨®n, las administraciones no disponen de los recursos necesarios para frustrar las estrategias cada vez m¨¢s sofisticadas y agresivas que las multinacionales inventan para evitar el pago de impuestos. ?frica pierde entre 30.000 y 60.000 millones de d¨®lares al a?o, seg¨²n estimaciones muy conservadoras de la Comisi¨®n Econ¨®mica de las Naciones Unidas para ?frica y la Uni¨®n Africana. Esta cantidad supera con creces la ayuda internacional.
En todo el mundo, la gente est¨¢ conmocionada por los esc¨¢ndalos fiscales destapados por las investigaciones gubernamentales y los informantes. En Estados Unidos, por ejemplo, un informe reciente revel¨® que 60 de las 500 empresas m¨¢s rentables del pa¨ªs, entre ellas Amazon, Netflix y General Motors, no pagaron impuestos en 2018, a pesar de haber tenido unos beneficios de 79.000 millones de d¨®lares. El impacto en las finanzas p¨²blicas es a¨²n m¨¢s preocupante en ?frica, donde los impuestos de sociedades representan el 15,3% de los ingresos p¨²blicos, frente a solo el 9% en los pa¨ªses ricos.
Tras a?os de silencio, la OCDE ha admitido recientemente la necesidad de cuestionar el sistema que permite a las empresas declarar sus beneficios donde quieran para beneficiarse legalmente de tipos impositivos muy bajos o incluso nulos en los para¨ªsos fiscales. Esta es una exigencia por la que hemos estado luchando durante a?os en el marco de la Comisi¨®n Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT, por sus siglas en ingl¨¦s). Los pa¨ªses ricos tambi¨¦n est¨¢n siendo presionados por el Fondo Monetario Internacional y las Naciones Unidas, que en los ¨²ltimos meses han pedido una revisi¨®n de la fiscalidad internacional.
Se trata de un primer paso en la direcci¨®n correcta, pero es urgente que los pa¨ªses en desarrollo participen activamente en la elaboraci¨®n de nuevas normas fiscales. ?frica es la regi¨®n que m¨¢s ha sufrido el cambio clim¨¢tico, al que solo ha contribuido de manera marginal. Es hora de que el continente se haga o¨ªr para que pueda recuperar los recursos que le permitan luchar contra sus efectos y preparar mejor a sus poblaciones.
L¨¦once Ndikumana es profesor de Econom¨ªa y director del Programa de Pol¨ªtica Africana sobre el Desarrollo del Instituto de Investigaci¨®n de Pol¨ªticas Econ¨®micas de la Universidad de Massachusetts y miembro de la Comisi¨®n Independiente para la Reforma de la Fiscalidad Corporativa Internacional (ICRICT).
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