El colapso de la Uni¨®n Sovi¨¦tica redujo las emisiones de CO2
La naturaleza recuper¨® millones de hect¨¢reas de cultivo y para ganado abandonadas
Con la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica en el 1991, cayeron tambi¨¦n sus emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). La cantidad no fue menor. Ahorr¨® al planeta el equivalente al di¨®xido de carbono (CO2) emitido por la deforestaci¨®n de la selva amaz¨®nica durante cinco a?os. Las causas del descenso fueron dos fundamentalmente: la dr¨¢stica reducci¨®n del consumo de carne por la crisis y el abandono de millones de hect¨¢reas de cultivo. Aquel colapso ofrece algunas lecciones para la actual lucha contra el cambio clim¨¢tico.
Cuando Mijail Gorbachov lleg¨® al poder, en 1985, la crisis de la Uni¨®n Sovi¨¦tica podr¨ªa ser muy grave, pero los sovi¨¦ticos consum¨ªan m¨¢s carne de vacuno que nadie: 32 kilogramos por persona y a?o, un 27% m¨¢s que los europeos occidentales de entonces y un 300% m¨¢s que la media mundial. Para alimentar a su caba?a ganadera, la Uni¨®n de Rep¨²blicas Socialistas Sovi¨¦ticas (URSS) ten¨ªa que importar ingentes cantidades de grano de su gran rival, EE UU. No le bastaba con los millones de hect¨¢reas dedicadas a la producci¨®n de forrajes convenientemente dopadas con toneladas de fertilizantes sint¨¦ticos. Otra cosa no, pero el sistema de econom¨ªa centralizada del comunismo sovi¨¦tico era una m¨¢quina de emitir los GEI m¨¢s importantes, metano, CO2 y ¨®xido nitroso.
Todo cambi¨® con el colapso sovi¨¦tico. Los subsidios del Estado desaparecieron, ya no hab¨ªa divisas para comprar grano al enemigo americano, la econom¨ªa centralizada, con su control de precios y salarios, se fue al traste, subiendo los primeros y bajando los segundos. La consecuencia fue un deterioro del niel de vida generalizado. En cuanto a la carne, de comer aquellos 32 kg de vacuno, pasaron a 14,3 kg por persona en 2000. Cientos de miles de instalaciones ganaderas.
Los ciudadanos de la URSS consum¨ªan un tercio m¨¢s de carne que los europeos occidentales
El resultado lo acaban de estimar un grupo de cient¨ªficos rusos y alemanes: las emisiones tras la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica se redujeron en 7,61 gigatoneladas de GEI entre 1992 y 2011 (una gigatonelada equivale a 1.000 millones de toneladas y se abrevia con las siglas Gt) . La cifra es muy grande y para captar su dimensi¨®n no queda otra que comparar. 7,61 Gt equivalen a la cuarta parte de las emisiones de CO2 provocadas por la deforestaci¨®n amaz¨®nica en esos mismos 20 a?os. Otra comparaci¨®n: en 2017, las emisiones GEI de todos los humanos y sus actividades fueron de 37,1 Gt.
"Cuando la Uni¨®n Sovi¨¦tica cay¨®, el paso de una econom¨ªa planificada a otra de mercado tuvo dr¨¢sticas consecuencias para el sector agroalimentario de la regi¨®n. Los precios m¨¢s altos y la menor capacidad de compra redujeron el consumo de carne, en especial de vacuno", dice en una nota el investigador Florian Schierhorn, del Instituto Leibniz de Desarrollo Agrario en Econom¨ªas en Transici¨®n (IAMO) y coautor del estudio. "Esta ca¨ªda de la demanda, junto a la reducci¨®n del apoyo estatal a la agricultura redujo a la mitad el n¨²mero de vacas y cerdos. Este colapso del sector ganadero provoc¨® un abandono generalizado del campo", a?ade.
En concreto, y seg¨²n publican en la revista cient¨ªfica Environmental Research Letters, 62 millones de hect¨¢reas de cultivo, en particular para forrajes, fueron abandonados. La gran mayor¨ªa en Rusia y Kazajist¨¢n. La cifra equivale al 50% de la tierra arable de la Uni¨®n Europea o la superficie de toda la pen¨ªnsula ib¨¦rica.
Las tierras abandonadas en la Uni¨®n Sovi¨¦tica tras su colapso equivalen a toda la pen¨ªnsula ib¨¦rica
La dr¨¢stica reducci¨®n de la caba?a ganadera ha generado el ahorro de 4,15 Gt de emisiones en los 20 a?os posteriores a la desaparici¨®n de la URSS. Por su parte, el abandono de los campos de cultivo ha aportado la reducci¨®n de otras 4,01 Gt. Aqu¨ª el mecanismo es, adem¨¢s, de impacto duradero. Las tierras que antes emit¨ªan gases, en particular por el nitr¨®geno de los fertilizantes, ahora capturan CO2 y, a medida que la vegetaci¨®n natural recupera terreno, esa capacidad de captura aumenta. La cifra combinada de ambos procesos suma m¨¢s que el total de emisiones GEI evitadas y aqu¨ª es donde empieza otra historia.
De una Uni¨®n Sovi¨¦tica importadora neta de grano en los 80 se ha pasado a una Rusia convertida en el segundo importador de carne del mundo, tras EE UU. Ahora, las rep¨²blicas exsovi¨¦ticas convertidas en pa¨ªses, empiezan a generar emisiones GEI fuera. Con la recuperaci¨®n del nivel de vida no se ha recuperado la producci¨®n local, la mayor¨ªa de los productos c¨¢rnicos, hasta el 80% del vacuno, se importan de Am¨¦rica Latina, as¨ª que lo que no emiten en casa lo emiten otros por ellos. La consecuencia es la deforestaci¨®n en favor de la ganader¨ªa en suelo americano.
"Desde los a?os 2000 las emisiones han crecido un poco (todav¨ªa muy lejos de las que ten¨ªa la URSS) por el aumento del nivel adquisitivo de los ciudadanos, que ahora consumen m¨¢s. En el caso de la carne se ha debido a importaciones sobre todo de Am¨¦rica del Sur, donde la producci¨®n de carne esta ligada a procesos de deforestaci¨®n", recuerda el investigador del Instituto Ambiental de Estocolmo (SEI), Javier G¨®dar. Y aqu¨ª el problema no es solo el aumento de las emisiones.
"Un consumo basado en las importaciones de Am¨¦rica del Sur trae consigo impactos en zonas de gran biodiversidad y tambi¨¦n con mucha diversidad etnografica y problemas sociales asociados con algunos monocultivos", a?ade G¨®dar, codirector del proyecto Trase, que permite rastrear los distintos impactos de un producto desde su origen hasta su consumo final.
Para Schierhorn, una lecci¨®n que se puede aprender de todo esto es que "las reestructuraciones econ¨®micas y pol¨ªticas pueden cambiar de forma dr¨¢stica los patrones del comercio internacional". En este caso, el cambio se produce en un escenario nuevo, como es el de las emisiones: "Rastrear los impactos ambientales lejanos de los productos agroalimentarios desde la perspectiva del que los consume es un campo de reciente aparici¨®n", a?ade. Y lo que pas¨® con la Uni¨®n Sovi¨¦tica ayuda a repartir las responsabilidades.
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