Quejarse para garantizar que en los mercados te vendan comida buena
Impulsar la demanda por parte de los consumidores africanos de alimentos con calidad es clave para detener millones de muertes y enfermedades causadas por pat¨®genos
![Vendedores de cacahuetes en las calles de Nairobi, Kenia.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/K7Y27JE5C7SOW7FTY2GHRA2TH4.jpg?auth=d040449f435a3965e93c6af3c175c442e2312a66879312107f7258c4c5a63ad6&width=414)
Listeria en productos c¨¢rnicos procesados que provienen de Sud¨¢frica, E. Coli en la lechuga romana en Estados Unidos, Salmonella en los huevos por toda Europa y Campylobacter en el pat¨¦ de h¨ªgado de pollo en Australia. Estos son algunos de los muchos pat¨®genos y alimentos que se encuentran en el centro de las recientes crisis de seguridad alimentaria en todo el mundo, y se estima que afectan a tantas personas como lo hacen otras enfermedades infecciosas como el VIH/SIDA, la malaria y la tuberculosis.
Sin embargo, aunque las muertes y las enfermedades causadas por alimentos poco seguros afectan a pa¨ªses de todo el mundo, la incidencia de estas y la cifra de v¨ªctimas son desproporcionadamente altas en ?frica. Cada a?o, los alimentos contaminados acaban con la vida de unas 140.000 personas en todo el continente y dejan a otros 91 millones m¨¢s sufriendo diarrea, tenia, hepatitis e incluso disenter¨ªa y tifoidea.
Se espera que esta situaci¨®n siga empeorando a medida que el incremento de los ingresos y la urbanizaci¨®n en ?frica permitan la implantaci¨®n de mejores y m¨¢s variadas dietas. Ir¨®nicamente, son precisamente estos alimentos m¨¢s saludables ¡ªlos l¨¢cteos, los huevos, la carne, la fruta y las verduras¡ª los que m¨¢s posibilidades tienen de estar contaminados.
Resulta dif¨ªcil determinar el origen de estas enfermedades, ya que el sistema alimentario de la mayor parte de ?frica es informal y no se encuentra regulado, lo cual dificulta enormemente su erradicaci¨®n. Podr¨ªa ser carne contaminada en un matadero, listeria en un cami¨®n de reparto de alimentos, o cereales infectados en el pan de molde. La comida contaminada seguir¨¢ siendo una amenaza p¨²blica hasta que los pa¨ªses apliquen sistemas que garanticen la seguridad y la calidad de los productos en toda la cadena alimentaria, desde la granja hasta la mesa.
Comida adulterada
Etiop¨ªa es uno de los primeros pa¨ªses africanos que ha optado por priorizar la seguridad alimentaria. Las muertes y enfermedades causadas por diversos pat¨®genos alimentarios est¨¢n a la orden del d¨ªa y la adulteraci¨®n de productos est¨¢ descontrolada. Se ha llegado incluso a descubrir a los productores de la injera, el aclamado plato nacional, mezclando serr¨ªn con harina de teff para obtener beneficios econ¨®micos.
El Ministerio de Sanidad est¨¢ desarrollando un sistema funcional de seguridad alimentaria que incentive a las empresas a distribuir alimentos m¨¢s seguros y que, a la vez, controle a aquellas que no reparten productos est¨¢ndar. Pero Etiop¨ªa, al igual que otros pa¨ªses similares, no podr¨¢ superar los desaf¨ªos de la seguridad alimentaria, que se deben a un sistema poco regulado, hasta que los propios consumidores est¨¦n suficientemente capacitados para convertirse en los primeros defensores de una alimentaci¨®n protegida.
Resulta dif¨ªcil determinar el origen de estas enfermedades, ya que el sistema alimentario de la mayor parte de ?frica es informal y no se encuentra regulado
En muchos pa¨ªses de todo el mundo, los consumidores bien informados ¡ªa menudo con la ayuda de abogados y de ONG¡ª han sabido utilizar con ¨¦xito su poder adquisitivo para obligar a las empresas que no obran correctamente a ajustarse a las normas ¨®ptimas de seguridad.
Los consumidores africanos tambi¨¦n podr¨ªan convertirse en catalizadores para lograr una mejor alimentaci¨®n, pero, para lograrlo, primero necesitan formaci¨®n intensiva en seguridad alimentaria. Hoy en d¨ªa, los conocimientos son limitados y ese es el gran problema en el caso de Etiop¨ªa, donde actualmente estamos investigando.
El consumo de alimentos crudos en el pa¨ªs ilustra perfectamente el caso: la carne cruda est¨¢ totalmente arraigada en la cultura gastron¨®mica et¨ªope y los ciudadanos son conscientes de que podr¨ªan enfermar, pero no saben c¨®mo asegurarse de que la carne est¨¢ en buenas condiciones, y tampoco quieren renunciar a ella. Tambi¨¦n consumen mucha leche cruda, pero un estudio demostr¨® que en la mayor¨ªa de los hogares desconocen la existencia de enfermedades transmitidas por la leche.
Lecciones que llegan de fuera
En el Reino Unido y en otros lugares de Europa, la confianza de los consumidores en la carne de vacuno se desplom¨® tras el brote de encefalopat¨ªa espongiforme bovina. Como resultado, el sistema de seguridad alimentaria de la Uni¨®n Europea tuvo que ser completamente revisado.
Asimismo, en Sud¨¢frica, la compa?¨ªa responsable de la carne procesada contaminada con Listeria que caus¨® la muerte de 200 personas se enfrenta a demandas colectivas por parte de las familias de las v¨ªctimas.
En Etiop¨ªa, nuevas investigaciones, financiadas conjuntamente por el Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido y por la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates, est¨¢n tratando de determinar el mejor modo de transformar la relaci¨®n de los consumidores con los alimentos para poder mejorar la seguridad alimentaria en los mercados informales de verduras y de aves de corral. Se centran especialmente en las zonas donde es particularmente dif¨ªcil implantar un m¨¦todo de control y de regularizaci¨®n.
Mientras que todos los esfuerzos que se han llevado a cabo anteriormente para poder eliminar los alimentos peligrosos del mercado se hab¨ªan dirigido a los productores o a los legisladores, este proyecto busca implicar tambi¨¦n a los consumidores.
Otros estudios relacionados que tambi¨¦n se est¨¢n llevando a cabo en el pa¨ªs tratan de controlar los riesgos para la salud que supone el consumo de la carne cruda. Adem¨¢s, se analizan otros factores, como la epidemiolog¨ªa, la vigilancia y el control de las enfermedades que se transmiten a trav¨¦s de los alimentos. El objetivo principal es dotar a los dirigentes et¨ªopes, a los acad¨¦micos y a los propios consumidores de los conocimientos necesarios para combatir estas enfermedades.
Los consumidores africanos podr¨ªan convertirse en catalizadores para lograr una mejor alimentaci¨®n
Todas estas iniciativas muestran que los legisladores, los fil¨¢ntropos y los investigadores se preguntan cada vez m¨¢s c¨®mo pueden hacer frente a los desaf¨ªos que presenta la seguridad alimentaria para poder garantizar que los productos no solo sean abundantes y nutritivos, sino tambi¨¦n saludables.
Punto de inflexi¨®n
Fue un informe de 2015, que ofrec¨ªa las primeras estimaciones de la incidencia, la mortalidad y la carga de morbilidad de 31 amenazas alimentarias en todo el mundo, el que marc¨® un punto de inflexi¨®n en este asunto.
Aprovechando el impulso, este a?o la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n, el Banco Mundial y la Uni¨®n Africana organizaron conjuntamente dos de las mayores reuniones internacionales sobre seguridad alimentaria, que tuvieron lugar en Suiza y Etiop¨ªa.
Resulta evidente que los agentes nacionales e internacionales est¨¢n avanzando en la direcci¨®n correcta, pero todav¨ªa queda mucho por hacer para maximizar el papel de los consumidores: supervisar d¨®nde compran y comen los alimentos, ya sea en los mercados, en los puestos de comida o en la mesa.
La ¨²nica manera de asegurar el camino hacia una dieta m¨¢s saludable y sostenible a trav¨¦s de la agricultura que no incumpla los est¨¢ndares de seguridad que protegen la salud de millones de personas es instaurar un m¨¦todo que eduque y capacite a los consumidores.
Arie Havelaar es profesor de la Universidad de Florida y recibe fondos de la Fundaci¨®n Bill & Melinda Gates, el departamento de Desarrollo Internacional de Reino Unido, el Departamento de Salud de Florida, USAID, GlobalGap y del Banco Mundial.
Ashagrie Zewdu Woldegiorgis? es profesor adjunto de la Universidad de Ad¨ªs Abeba y no recibe salario, ni ejerce labores de consultor¨ªa, ni posee acciones, ni recibe financiaci¨®n de ninguna compa?¨ªa u organizaci¨®n que pueda obtener beneficio de este art¨ªculo, y ha declarado carecer de v¨ªnculos relevantes m¨¢s all¨¢ del cargo acad¨¦mico citado.
Traducido por Esther Rup¨¦rez P¨¦rez con la colaboraci¨®n de Casa ?frica.
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