Hace 100 a?os: Versalles, Alemania y ?frica
El tratado de paz que termin¨® con la I Guerra Mundial impuso sanciones al Reich, como la p¨¦rdida de sus colonias en el continente
Tras la I Guerra Mundial, por medio de la Conferencia de Paz de Par¨ªs desde enero de 1919 y firmando varios tratados, los Aliados impusieron sus t¨¦rminos de pacificaci¨®n ante las potencias centrales: Alemania, el Imperio Otomano y lo que fuera el Imperio Austro-H¨²ngaro. Uno de los suscriptos fue el de Versalles, firmado un d¨ªa como hoy hace 100 a?os, que implic¨® la rendici¨®n oficial alemana, con efecto a partir de enero de 1920.? En Alemania, un Estado creado en forma tard¨ªa (1870), se celebr¨® el Congreso de Berl¨ªn que dispuso el reparto de ?frica en 100 d¨ªas entre 1884 y 1885. Con esto qued¨® inaugurado en forma oficial el colonialismo europeo en ese continente. Esta joven potencia construy¨® un imperio colonial, el cuarto m¨¢s grande del mundo, pero de corta existencia (1884-1919).
Sanciones de posguerra
Las posesiones ultramarinas alemanas no sobrevivieron el desenlace de la I Guerra Mundial, pues en junio de 1919 se acord¨® su reparto entre los vencedores de la Gran Guerra (entre otras medidas severas contra la derrotada). Pero la liberaci¨®n no implic¨® soberan¨ªa. En suelo africano, y en calidad de mandatos de la reci¨¦n fundada Sociedad de Naciones; Gran Breta?a y Francia se repartieron Togo y Camer¨²n como administradoras temporales, la Uni¨®n Sudafricana hizo lo mismo con la actual Namibia y Urundi-Rwanda se integr¨® al dominio belga, mientras Tanganica correspondi¨® a los ingleses.
El colonialismo germano no solo se inscribi¨® y provoc¨® cambios en los territorios colonizados. Tambi¨¦n influy¨® en la sociedad metropolitana y penetr¨® en el pa¨ªs de diversas formas
En t¨¦rminos del derecho internacional y en referencia a Alemania, a partir de 1919 no hab¨ªa m¨¢s territorios coloniales, pero en la pr¨¢ctica la diferencia fue difusa. Las estructuras coloniales continuaron luego de la Gran Guerra y esas viejas posesiones germanas, incluso tras las descolonizaciones, fueron caracterizadas como antiguas colonias.
El fin del colonialismo alem¨¢n en ?frica implic¨® dos cuestiones centrales. El final del sue?o del Mittleafrika, una gran ?frica central alemana a ser expandida buscando como excusa la Gran Guerra. En segundo lugar, esas p¨¦rdidas territoriales tras Versalles, sumadas a las duras sanciones, traer¨ªan funestas consecuencias a?os m¨¢s tarde.
Actitudes imperiales
El colonialismo germano no solo se inscribi¨® y provoc¨® cambios en los territorios colonizados. Tambi¨¦n influy¨® en la sociedad metropolitana y penetr¨® en el pa¨ªs de diversas formas, permeando disciplinas relativas al proyecto colonial, como la antropolog¨ªa y la geograf¨ªa, adem¨¢s de propiciar ideas imperiales fundamentales como raza y Lebensraum (espacio vital).
El colonialismo no desapareci¨® tras 1919, pues las actitudes sobrevivieron. Bastante m¨¢s tarde, cuando el III Reich proyect¨® su dominio genocida sobre Europa Oriental, ciertos antecedentes pudieron ser rastreados en la pauta de brutalidad de la pol¨ªtica colonial en ?frica, en particular centr¨¢ndose en el primer genocidio del siglo XX, ocurrido en la actual Namibia, contra poblaciones herero y nama.
Entonces, si bien es un tema discutido, en el caso del colonialismo alem¨¢n, este tambi¨¦n incluy¨®, a diferencia de otras experiencias coloniales, a Europa, forj¨¢ndose un ¡°colonialismo dom¨¦stico¡± luego del per¨ªodo 1884-1919, en base al Lebensraum. En ese sentido, la experiencia previa alemana en sus colonias ultramarinas configur¨® la expansi¨®n y el dominio nazi ulterior. En efecto, hay l¨ªneas de continuidad entre la experiencia dom¨¦stica y la externa. Por caso, el padre del jerarca nazi Hermann G?ring fue uno de los perpetradores del genocidio sucedido en el ?frica Sudoccidental Alemana.
Revivir un imperio
Si tras 1918 el imperio era cosa del pasado, la imaginaci¨®n imperial no se extingui¨® y revivi¨® en varios proyectos y ambiciones al menos hasta la Segunda Guerra Mundial. No se olvid¨® haber tenido un imperio. Por ejemplo, una multitud jubilosa recibi¨® al general Paul von Lettow-Vorbeck y su tropa al retorno del combate en el ?frica Oriental Alemana, pese a la derrota. El mito de la ¡°pu?alada por la espalda¡± acus¨® a la falta de patriotismo como principal causa de la rendici¨®n alemana.
En la imaginaci¨®n, el recuerdo del imperialismo sigui¨® vigente. La literatura colonial lo estimul¨®. Por ejemplo, el citado Lettow-Vorbeck, en calidad de h¨¦roe, public¨® sus memorias, as¨ª como ciertas publicidades reprodujeron estereotipos africanos en relaci¨®n a productos de consumo masivo, como refrescos, entre varios ejemplos. A lo anterior se agreg¨® el mito de la benevolencia del colonialismo alem¨¢n, ilustrado una vez m¨¢s por un ejemplo africano: el buen trato dispensado a los soldados locales y leales miembros de las fuerzas armadas en el ?frica Oriental Alemana.
A partir del estallido de la Segunda Guerra Mundial y, sumado a la campa?a de Erwin Rommel en el desierto del norte de ?frica, muchas instituciones desarrollaron planes para la reconquista de territorios perdidos tras la I Guerra Mundial, pese a que el anhelo expansionista germ¨¢nico mir¨® m¨¢s a Europa oriental que a ?frica. En la d¨¦cada de 1920 Adolf Hitler descart¨® la adquisici¨®n de territorios de ultramar por 100 a?os y, con posterioridad a 1940, la adquisici¨®n y pol¨ªtica genocida en Europa del Este, m¨¢s el avance contra la Uni¨®n Sovi¨¦tica, hicieron perder de vista objetivos sobre ?frica (y otras antiguas posesiones).
Tras 1945, los planes de revivir un imperio de ultramar alem¨¢n no fueron de relevancia pero s¨ª los v¨ªnculos con ?frica del pasado. El Gobierno de Alemania Occidental concedi¨® ayuda al desarrollo para sus antiguas colonias, aunque en menor medida que Francia y Gran Breta?a. Si bien no existieron intentos formales, la nostalgia imperial por las colonias perdidas llega al presente. Por ejemplo, en 2005 el zool¨®gico de Augsburgo inaugur¨® una ¡°aldea africana¡±. En las excolonias el recuerdo de la presencia alemana ha dejado su huella en la memoria nacional, como es el caso en Namibia de la resistencia anti-colonial, con la conmemoraci¨®n del ¡°D¨ªa Herero¡±, a finales de agosto.
Omer Freixa es historiador africanista argentino. Docente e investigador de las Universidades de Buenos Aires y Nacional de Tres de Febrero.
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