Estamos qued¨¢ndonos ciegos a las plantas, y eso nos afecta a la salud
?Por qu¨¦ las obviamos si limpian el aire de nuestras casas, dan de comer al mundo y son fuente de numerosos medicamentos? Y, solo con mirarlas, ya nos ayudan a curar
Durante los treinta a?os de mi vida siempre ha habido plantas en mi casa. Al menos desde que tengo memoria. Aloes, cactus y otro mont¨®n de especies entre las que no sabr¨ªa distinguir y que tampoco sabr¨ªa nombrar; mis conocimientos en bot¨¢nica son pr¨¢cticamente nulos. M¨¢s all¨¢ de saber que no debo comerme ning¨²n fruto que no conozca sin asesorarme previamente (que son pr¨¢cticamente todos) y de que las plantas necesitan agua y luz para vivir, soy una completa analfabeta en la materia. Tampoco es que me haya ense?ado nadie, ni en casa ni en el colegio, aunque tampoco he hecho nada por saber un poco m¨¢s. Las plantas que ha habido (y sigue habiendo) en mi casa las he considerado siempre patrimonio de las personas que se han ocupado de cuidarlas. Y lo m¨¢s grave del asunto, m¨¢s all¨¢ de mi absoluto desconocimiento, es que si nadie me pide que las riegue, me olvido por completo de que est¨¢n all¨ª, compartiendo el sal¨®n conmigo.
No escribo estas palabras con orgullo, aunque, en mi defensa, he de decir que tampoco es que sea una absoluta inconsciente ni que desconozca el papel fundamental que cumple la flora en el equilibrio medioambiental. Lo cierto es que siempre me he considerado una persona "m¨¢s de animales" y recientemente me he enterado de que esto me hace formar parte de un grupo de personas a las que la ciencia considera ciegas hacia las plantas. El t¨¦rmino concreto es plant blindness (ceguera de las plantas) y fue acu?ado por los bot¨¢nicos James H. Wandersee y Elisabeth Schussler hace dos d¨¦cadas. A finales de los noventa, publicaron su trabajo Preventing Plant Blindness, un art¨ªculo en el que pon¨ªan de relieve que distintos estudios hab¨ªan demostrado el creciente desconocimiento y falta de inter¨¦s que hab¨ªa en la poblaci¨®n joven de Estados Unidos hacia la flora y la preferencia por conocer el mundo animal. Y el problema no sabe de fronteras, tambi¨¦n hay estudios que demuestran que existe en Londres. Por lo que no habr¨ªa motivos para pensar que no est¨¦ presente en muchas otras ciudades.
"Parad¨®jicamente, las plantas son fundamentales en la mayor parte de h¨¢bitats animales y en la vida de todo el planeta", apunta el ensayo que llev¨® a desarrollar una campa?a en la que se distribuyeron carteles informativos a m¨¢s de 22.000 profesores de ciencias en los colegios de todo Estados Unidos para prevenir este problema. Wandersee y Schuhssler lo describen como la incapacidad de ver o notar las plantas del entorno, reconocer la importancia que tienen en la biosfera y en la vida de los seres humanos, apreciar la singularidad de la biolog¨ªa de las distintas formas de vida del reino de las plantas y la concepci¨®n antropoc¨¦ntrica que lleva a poner la flora en un escalaf¨®n inferior al de los animales. Una serie de caracter¨ªsticas que "pueden llevar a la sociedad a no darse cuenta de que la conservaci¨®n de las plantas desempe?a un papel fundamental en aspectos tan cruciales como el mantenimiento de la vida, y mucho menos de la importancia de su investigaci¨®n tanto en la ciencia como en la educaci¨®n", afirma William Allen en un art¨ªculo publicado en la revista BioScience en el a?o 2003.
No son solo los ecosistemas, nos ayudan a mantenernos sanos
Conocer, entender y apreciar las plantas es necesario para afrontar retos tan urgentes como el cambio clim¨¢tico, los problemas de alimentaci¨®n que hay en el mundo y la investigaci¨®n de medicamentos para tratar enfermedades que actualmente no tienen cura. Pero no solo se pueden encontrar soluciones a los grandes problemas en las plantas. Distintos estudios han demostrado c¨®mo cosas tan simples como dar un paseo por un entorno verde puede ser beneficioso para nuestra salud. As¨ª lo ha concluido una reciente investigaci¨®n realizada en por Natural England, la agencia de medio ambiente del Gobierno de Reino Unido, en la que se revela que las personas que dan paseos de al menos dos horas semanales en parques tienen mejor salud y son m¨¢s felices que aquellas que no pasan tiempo en la naturaleza.
No es la primera vez que la ciencia llega a conclusiones similares. Tambi¨¦n en Reino Unido, en Shetland, un archipi¨¦lago de Escocia, el Servicio Nacional de Salud recomienda a las personas con alg¨²n tipo de enfermedad f¨ªsica o mental pasar tiempo al aire libre y observar atentamente las plantas que les rodean como parte de las terapias que deben llevar a cabo. Algo que se ha demostrado que repercute de forma beneficiosa en la salud de los pacientes. En 2016, el Gobierno de Nueva Zelanda public¨® un trabajo en el que conclu¨ªan que la mayor parte de las personas a las que se les prescrib¨ªa pasar tiempo en entornos verdes se sent¨ªan, con el paso de unos seis meses, mucho m¨¢s activas, fuertes y sanas.
Este tipo de pr¨¢cticas tambi¨¦n forman parte del programa de salud impulsado por el Gobierno de Jap¨®n. All¨ª, como contamos en BUENAVIDA, se le denomina shinrin-yoku, que quiere decir "ba?o de bosque" en japon¨¦s y consiste en dar paseos en los que llenar nuestros sentidos con el olor de la tierra y los colores de las plantas. Este tipo de caminatas, adem¨¢s de reportar bienestar general, tambi¨¦n ayudan a mejorar la memoria a corto plazo, seg¨²n un estudio de la Universidad de Michigan; a reducir la ansiedad, apuntan expertos de la Universidad de Stanford; y combaten la depresi¨®n, indica otra investigaci¨®n de la Universidad de Bristol. Incluso sin salir de una habitaci¨®n, las plantas son capaces de ayudar a que nos curemos, seg¨²n demostr¨® un estudio en el que se concluye que mirar por la ventana de un hospital hacia espacios verdes puede acelerar la recuperaci¨®n de las personas que han sido operadas.
Podr¨ªamos seguir enumerando estudios, pero parece claro que la literatura cient¨ªfica ha demostrado el poder y la importancia que tiene el mundo vegetal en nuestra vida y, precisamente por esto, se preocupa de llevar a cabo campa?as para acabar con la ceguera hacia las plantas. Es una lucha que no est¨¢ perdida, seg¨²n demuestra una an¨¦cdota recopilada por el Carnegie Museum of Natural History (en Pittsburgh, Estados Unidos), donde una de las empleadas, experta en conservaci¨®n, observ¨® c¨®mo, tras abrirse las puertas del ascensor, un ni?o de unos cinco a?os se apresur¨® a diorama en el que hab¨ªa un par de jaguares con sus cr¨ªas. Una vez frente al cristal, dijo: "Mira pap¨¢, ?cactus!"
Potos para mantener el aire del sal¨®n limpio
Las plantas tambi¨¦n ayudan a limpiar el aire en espacios cerrados, como nuestra casa. Es lo que dice la NASA, que en la d¨¦cada de los ochenta llev¨® a cabo un estudio para descubrir cu¨¢les de ellas eran las m¨¢s indicadas para cumplir esta misi¨®n. Seg¨²n la conclusi¨®n del trabajo, plantas como el potos, el espatifilo, las palmeras de bamb¨², la lengua de suegra y el ¨¢rbol de caucho son algunas de las m¨¢s eficaces para eliminar la contaminaci¨®n del ambiente.
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