La historia de Europa est¨¢ escrita a plomo en el hielo
El metal atrapado en las regiones ¨¢rticas ha variado con guerras, hambrunas y tiempos de paz
Las guerras que cartagineses y romanos libraron en suelo hispano entre los siglos III y II antes de esta era se grabaron en el hielo. A Groenlandia, a m¨¢s de 4.000 kil¨®metros de las principales batallas, llegaron (y llegan) peque?as part¨ªculas de plomo transportadas por el viento. Un grupo de investigadores ha usado las variaciones de concentraci¨®n de este metal atrapado en las sucesivas capas heladas anuales para detectar la se?al de las guerras p¨²nicas. Pero tambi¨¦n aparece la de la peste negra, la Revoluci¨®n Industrial o la de los coches del siglo XX. Toda la historia de Europa, en especial la econ¨®mica, est¨¢ escrita en el hielo.
Desde hace a?os, distintos grupos cient¨ªficos agujerean la Ant¨¢rtida, Groenlandia o cualquier otra gran masa helada para extraer cilindros de hielo. Con una l¨®gica similar a la de los anillos de los ¨¢rboles, estas columnas crecen? a?o a a?o con las deposiciones de agua y nieve. Y mezclados van tambi¨¦n peque?as part¨ªculas org¨¢nicas, minerales o producidas por los humanos y arrastradas hasta all¨ª por el viento. Estos cilindros no suelen ser muy anchos, unos cinco cent¨ªmetros de di¨¢metro, pero algunos tienen una profundidad de varios kil¨®metros (se cortan en secciones). Para determinar su cronolog¨ªa, basta hallar la se?al de una erupci¨®n volc¨¢nica con fecha conocida y ya tienen un preciso reloj del tiempo.
Es lo que ha hecho un grupo de cient¨ªficos, pero no con uno de estos cilindros de hielo sino con trece repartidos entre Groenlandia y el extremo norte de la Siberia rusa. Separados unos 2.200 kil¨®metros de este a oeste y otros 1.600 de norte a sur, se trata del mayor mapa de emisiones atrapadas en el ?rtico hecho hasta ahora. Los investigadores se centraron en las concentraciones de plomo por dos motivos. Por un lado, es un elemento que rara vez se encuentra en el aire de forma natural, as¨ª que las posibles variaciones indicar¨ªan alguna actividad humana. Por el otro, el plomo ha sido esencial en la historia econ¨®mica: estaba presente en las monedas romanas y ha sido clave en la metalurgia de la plata.
La mayor concentraci¨®n de plomo en el hielo de la antig¨¹edad fue durante la 'Pax Romana'
"Es el primer registro a?o a a?o de las emisiones industriales de Europa durante los pasados 1.500 a?os", dice en un correo el director del laboratorio de n¨²cleos helados del Desert Research Institute (Nevada, EE UU) y principal autor del art¨ªculo, Joe McConnell. "Por eso, aporta nueva informaci¨®n relevante que permite a los historiadores cuantificar c¨®mo las sociedades antiguas y medievales respondieron a acontecimientos como epidemias, hambres y guerras", a?ade.
El trabajo, publicado en PNAS, se inicia en el 500 de nuestra era y retoma la historia donde lo hab¨ªa dejado otro similar publicado el a?o pasado que arrancaba hace 3.000 a?os con la emergencia de las ciudades fenicias y su expansi¨®n por todo el mediterr¨¢neo. En este ¨²ltimo, los registros en el hielo, medidos en nanogramos (mill¨®n¨¦sima parte de un gramo) por metro cuadrado y a?o, muestran una precisa evoluci¨®n temporal de primero la Rep¨²blica y despu¨¦s el Imperio romano. En los ¨²ltimos a?os republicanos, las concentraciones de plomo decayeron mientras que se multicplicaron por cuatro en los primeros dos siglos imperiales, eran los tiempos de prosperidad de la Pax Romana. "Como la mayor¨ªa de las emisiones durante estos periodos ven¨ªan de la miner¨ªa y fundici¨®n de minerales de plomo y plata [como la galena argent¨ªfera], podemos considerar las emisiones de plomo como un indicador de la actividad econ¨®mica global", dec¨ªa entonces McConnell.
El estudio reci¨¦n publicado empieza a contar con el ocaso romano. La poluci¨®n por plomo atrapada en el hielo no recuperar¨ªa los niveles de la antigua Roma hasta muy avanzada la Edad Media, en tiempos de Pipino el Breve y su sucesor, Carlomagno (siglos VIII y IX) creciendo suavemente hasta el siglo XIII. Con la peste negra del siglo siguiente, la concentraci¨®n del metal en el ¨¢rtico baja hasta la mitad. A mediados del 1500 bajar¨ªa otro 25%. Es probable que aqu¨ª tuviera algo que ver la importaci¨®n de plata americana por los espa?oles.
"Es muy dif¨ªcil que la poluci¨®n suramericana atravesara el ecuador as¨ª que estas emisiones no se ver¨ªan en el ?rtico", recuerda el investigador estadounidense del DRI. En todo caso, duda de que la plata americana bajar el precio de la europea y, por tanto, redujera la actividad minera en Europa.
La presencia del metal en el hielo se multiplic¨® hasta por 300 y no baj¨® hasta la aprobaci¨®n de las primeras leyes que proteg¨ªan la calidad del aire
Salpicada de contracciones relacionados con eventos como epidemias de c¨®lera, las guerras naople¨®nicas o las revueltas que rodearon a las revoluciones burguesas de 1848, la tendencia al alza de la poluci¨®n se mantuvo. Incluso tras 1870, cuando los grandes pa¨ªses abandonaron el patr¨®n plata para pasarse al patr¨®n oro, la concentraci¨®n de plomo sigui¨® aumentando. Aunque bajara la aportaci¨®n de la metalurgia de la plata, entr¨® en escena una nueva fuente: el plomo de la combusti¨®n del motor de los coches. De esta ¨¦poca es tambi¨¦n una marcada traslaci¨®n de los registros. Los n¨²cleos de hielo situados m¨¢s al oeste atrapan m¨¢s plomo que los dem¨¢s. Coincide con el despertar de EE UU como potencia econ¨®mica.
"Tenemos un incremento global de entre 250 y 300 veces de poluci¨®n por plomo desde comienzos de la Edad Media hasta 1970", comenta en una nota el investigador del DRI y coautor del estudio, Nathan Chellman. En este ¨²ltimo a?o, el gobierno de EE UU aprob¨® la US Clean Air Act, la primera norma en el mundo que proteg¨ªa la calidad del aire. Desde entonces, la cantidad de plomo en las capas m¨¢s recientes de hielo se ha reducido en un 80%, pero a¨²n es 60 veces mayor que en tiempos de los romanos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.