Barcelona vuelve
`Comunes? y socialistas han armado un programa de gobierno s¨®lido
Barcelona vuelve. Hoy parece una afortunada excepci¨®n a la norma. Vuelve a la escena pol¨ªtico-administrativa para bien y como referencia de las gobernanzas de distintos niveles. Las izquierdas locales ¡ªlos comunesy los socialistas¡ª, han forjado, con la ben¨¦vola aquiescencia del centrismo progresista, encabezado por Manuel Valls, un pacto de legislatura municipal s¨®lido en lo program¨¢tico y equilibrado en su organigrama.
La novedad se produce en abierto contraste con el desgobierno y la par¨¢lisis de la Generalitat. Y a distancia del Ayuntamiento de Madrid que, asombrosamente, a¨²n no sabe si revertir o endosar las mejoras metropolitanas iniciadas por el equipo de Manuela Carmena. En clara oposici¨®n al vac¨ªo de la Comunidad capitalina, que carece hasta de candidato oficial para investirlo/a como presidente. Y como contrapunto al bloqueo de la pol¨ªtica nacional. Claro est¨¢ que las recetas de Barcelona, con ser notorias, no pueden trasladarse autom¨¢ticamente a esos otros niveles. Parten de premisas y perfiles muy distintos.
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La desigual experiencia de un gobierno municipal monocolor, el de Ada Colau ¡ªque lleg¨® a expulsar del cartapacio a los socialistas, por haber apoyado la aplicaci¨®n del art¨ªculo 155 de la Constituci¨®n contra la insurgencia de la Generalitat¡ª, ha permitido que la izquierda de la izquierda recapitulase no solo sobre sus logros ¡ªla orientaci¨®n a una mayor igualdad, la voluntad social inclusiva, la lucha contra ciertos abusos inmobiliarios y tur¨ªsticos¡ª,sino tambi¨¦n ¡ªy lo que es m¨¢s decisivo¡ª sobre sus grandes d¨¦ficits: en materia de seguridad (desva¨ªda), de promoci¨®n econ¨®mica (inestable), de servicios sociales y de vivienda (insuficientes) y de perfil pol¨ªtico en las cuestiones nacionales de pol¨ªtica general (ambiguo).
Todo ello se salda con un reparto del poder pr¨¢cticamente paritario entre los dos socios, facilitado por la pasada experiencia de la gesti¨®n que el PSC hizo en su ef¨ªmera responsabilidad de la promoci¨®n econ¨®mica e internacional. En el que adem¨¢s, responsables de ambas familias compartir¨¢n competencias de las distintas ¨¢reas.
Se trata as¨ª de evitar un Ejecutivo dividido por las l¨ªneas partidistas, como sucedi¨®, para mal, con el ya lejano hist¨®ricamente (pero no en la discusi¨®n pol¨ªtica) tripartito de izquierdas en la Generalitat, con Pasqual Maragall y Jos¨¦ Montilla. Adicionalmente, un programa razonable puede dar a este equipo la estabilidad que la metr¨®poli, objeto de todas las asechanzas secesionistas, necesita en bien de sus vecinos.
El desplazamiento a la pol¨ªtica general de los comunes soberanistas, personalizado en el ambivalente Gerardo Pisarello y en el puigdemontista Jaume Asens, ha facilitado la transacci¨®n. Si este ¨²ltimo, que ha prestado tantos servicios al desaf¨ªo internacional de Waterloo contra el Estado de derecho, hubiera seguido como teniente de alcalde, habr¨ªa sido dif¨ªcil estampar en el frontispicio del programa de gobierno el principio de que ¡°el Ayuntamiento de Barcelona ce?ir¨¢ todas su actuaciones a los principios de la Carta Municipal y al marco legal vigente¡±.
Seguro que su cumplimiento generar¨¢ roces. Como los provocar¨¢ la b¨²squeda de tres esca?os adicionales para votaciones (como la del presupuesto) que exigen mayor¨ªa absoluta. Pero estas sombras no son ¨®bice para el alivio generado por el correcto dise?o de la gobernanza de una de las dos principales metr¨®polis espa?olas. Madrid deber¨ªa tomar nota.
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