Proteger la privacidad
Seis a?os despu¨¦s de que el caso Snowden destapara los programas de vigilancia masiva a los ciudadanos, Greenwald reclama m¨¢s debate sobre el uso de los datos
Explica Glenn Greenwald que las agencias de inteligencia pueden convertir un tel¨¦fono m¨®vil en un instrumento de vigilancia, aunque no tan f¨¢cilmente. Por eso, desde que en 2013 Edward Snowden le contact¨® para entregarle los archivos que probaban el espionaje masivo a los ciudadanos por parte de la Agencia de Seguridad Nacional de EE UU (NSA), el periodista extrema las precauciones al comunicarse con sus colegas, con las fuentes y con cualquiera con el que intercambie informaci¨®n sensible. La medida de seguridad m¨¢s obvia es sacar los m¨®viles de la habitaci¨®n. Seis a?os despu¨¦s de aquella exclusiva de 2013, Greenwald sostiene que tuvo tanta repercusi¨®n porque ¡°al final, instintivamente, somos animales que necesitamos un espacio privado¡±. Por eso, dice, se ponen pestillos a los cuartos de ba?o y usamos una contrase?a en el correo electr¨®nico. ¡°Todos sentimos que hay cosas que compartir¨ªamos con un m¨¦dico, con nuestra pareja o con nuestros mejores amigos, pero que nos avergonzar¨ªa si fuera p¨²blico¡±.
Opina que, sin embargo, el debate sobre la p¨¦rdida de privacidad no tiene la relevancia que debiera entre la ciudadan¨ªa. Si las revelaciones de Snowden pusieron el foco en la intromisi¨®n de los Gobiernos, con EE UU a la cabeza, ahora son las grandes tecnol¨®gicas como Facebook o Google quienes est¨¢n en el punto de mira. ¡°La manera en que la tecnolog¨ªa permite vigilarnos todo el tiempo es m¨¢s grave de lo que el p¨²blico entiende, y el debate sobre esto es insuficiente¡±, afirma Greenwald. La vida digital ha convertido a los usuarios, a menudo de manera totalmente inconsciente, en suministradores constantes de valiosa informaci¨®n personal a compa?¨ªas y entidades de todo tipo.
El abogado y periodista, que vive en un pa¨ªs tan desigual como Brasil, es perfectamente consciente de que para buena parte de la poblaci¨®n del mundo la defensa de la privacidad no es un asunto primordial. Cuando no tienes acceso a agua potable ni a sanidad para tus hijos, o no comes lo suficiente, pensar sobre el uso que se hace de tus datos personales puede resultar algo accesorio. ¡°Defender la privacidad puede parecer un poco abstracto y m¨¢s remoto que cubrir otras necesidades. Pero tambi¨¦n creo que ha habido un intento deliberado de transmitir a la gente el mensaje de que, si no eres un terrorista o un pederasta, si no tienes nada que ocultar, no debes preocuparte de que el Gobierno o las empresas te vigilen¡±.
Ahora, inmerso en la feroz pol¨¦mica del caso del juez brasile?o y actual ministro de Justicia, la p¨¦rdida de privacidad que padece el cofundador de The Intercept va m¨¢s all¨¢ de la vigilancia de Gobiernos o empresas: en Brasil, su cara est¨¢ con la del juez en todos los medios desde que comenz¨® el goteo de informaciones, el 9 de junio. En paralelo a la intimidaci¨®n, Greenwald ha sufrido una campa?a de descr¨¦dito que, entre otras mentiras, apunta a que esta vez no ha ganado el Pulitzer que s¨ª obtuvo con el caso Snowden. Pero los premios se fallaron en abril, antes de que empezaran a publicarse las informaciones sobre el ministro de Justicia brasile?o. ¡°Una de las diferencias entre la historia de la NSA y la de Moro es que mucho del odio que gener¨® fue dirigido a Snowden. Yo era simplemente el periodista. Ahora la fuente es invisible, y yo soy la cara de la historia¡±.
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