El fulgor de la materia viva
Con el invento de la c¨¢mara Kirlian se conseguir¨ªa una aproximaci¨®n al aura de la materia animada
La historia que aqu¨ª nos ocupa tiene los ingredientes necesarios para parecer m¨¢s propia de la ficci¨®n que de la realidad cient¨ªfica. Pero no conviene fiarse de las apariencias; pueden llevar a enga?o. Algo as¨ª demostr¨® el matrimonio Kirlian cuando, ante dos hojas de la misma planta, semejantes a primera vista, establecieron las diferencias entre ellas gracias a un invento que revel¨® sus distintos campos de energ¨ªa.
Todo empez¨® en un peque?o laboratorio del Hospital de Alma-Ata en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, donde el matrimonio Kirlian experimentaba con campos f¨ªsicos de alta tensi¨®n. En uno de aquellos experimentos, el marido sufri¨® una reveladora descarga el¨¦ctrica que vino acompa?ada por una especie de aureola en torno a su mano. Tras el accidente, empezaron a investigar el tema de las luminiscencias que irradian los cuerpos animados. Para ello, inventaron una c¨¢mara fotogr¨¢fica capaz de reproducir la impresi¨®n de dichas luminiscencias en una pel¨ªcula.
Ocurri¨® tras la Segunda Guerra Mundial y llegados los a?os setenta el asunto se desvirtu¨® tanto que, lo de hacerse fotos con la c¨¢mara Kirlian, se convertir¨ªa en una manifestaci¨®n de pseudociencia. Con tal invento, los m¨¢s frikis sosten¨ªan que se pod¨ªa conseguir fotografiar el aura. Sin ir m¨¢s lejos, el beatle George Harrison se hizo una fotograf¨ªa de su mano conseguida con la c¨¢mara Kirlian y la utiliz¨® para el dise?o de la portada de su disco Living in the Material World.
Ya puestos, sigamos con discos, pues, hay otro que aunque su portada poco o nada tiene que ver con la c¨¢mara Kirlian, viene al dedo. Se trata del disco de Stevie Wonder titulado La vida secreta de las plantas y es la banda sonora del documental que lleva su mismo nombre, basado a su vez en el libro firmado a pachas por Peter Tompkins y Chistopher Bird y publicado en castellano por Capit¨¢n Swing.
En el citado libro se cuenta la relaci¨®n emocional y f¨ªsica que ha mantenido el ser humano con las plantas. Hay un cap¨ªtulo inquietante que trata del misterio del aura y que arranca igual que si se tratase de una novela de esp¨ªas. ¡°El largo tren estaba en la ¨²ltima etapa de su viaje de Mosc¨² a Krasnodar (¡..) En uno de sus vagones tapizados, reservados para los oficiales sovi¨¦ticos, un especialista en plantas, aburrido de contemplar el paisaje (...), volvi¨® a abrir su estuche¡±.
El cap¨ªtulo sigue y nos lleva hasta el peque?o laboratorio donde matrimonio Kirlian realiza algunos ajustes al equipo que tiene entre manos. Estaban ocupados en esto, cuando, llaman a la puerta y aparece el hombre que viajaba en el tren. Se presenta y saca de su estuche dos hojas de plantas, aparentemente iguales. Al matrimonio le alegra la visita, pues, de esta manera su c¨¢mara va a someterse a una prueba que podr¨ªa ser considerada oficial. Pasan toda la noche fotografiando las hojas y, a la ma?ana siguiente, al comprobar el resultado de la pel¨ªcula, se dar¨¢n cuenta de la verdadera diferencia entre ambas hojas de la misma planta. Una estaba enferma y la enfermedad se apreciaba en su campo de energ¨ªa ¡°sin que todav¨ªa se hubiese notado s¨ªntoma alguno de dolencia en su cuerpo f¨ªsico¡±.
Todo esto no tend¨ªa sentido si no fuese porque hace poco, la ciencia vino a despejar inc¨®gnitas con el descubrimiento de la existencia de auras en todo cuerpo org¨¢nico, siendo as¨ª que no existen dos auras vivientes iguales. El genom¨®logo estadounidense Michael P. Snyder experiment¨® con los brazos de m¨¢s de una docena de voluntarios para monitorizar el aire alrededor de sus brazos, descubriendo que no s¨®lo el cuerpo humano absorbe las part¨ªculas presentes en el entorno, sino que tambi¨¦n portamos nuestra nube de microbioma y que es lo m¨¢s parecido al aura, es decir un raro fulgor de la materia viva.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
Puedes seguir a MATERIA en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirte aqu¨ª a nuestra Newsletter
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.