¡°Es una sandez decir que Madrid Central es de izquierdas, ?acaso en ?msterdam son todos de Podemos?¡±
El investigador de la Universidad de Alcal¨¢ analiza la influencia de la ciudad en la salud
La semana pasada, la ministra de Sanidad, Mar¨ªa Luis Carcedo, mostr¨® su inter¨¦s por poner en marcha un Observatorio de Desigualdades en Salud. Lo hac¨ªa tras escuchar, junto con el presidente Pedro S¨¢nchez, a expertos como Manuel Franco, que defendi¨® en ese encuentro la importancia de la desigualdad social como determinante en la salud de las personas. Franco (Madrid, 1974) es epidemi¨®logo, pero las epidemias que ¨¦l estudia son sociales: es uno de los mayores especialistas de nuestro pa¨ªs en c¨®mo el contexto econ¨®mico o urbano genera enfermedades o acorta la vida. "Soy un experto en epidemiolog¨ªa que quiere aprender de las ciencias sociales para mejorar la salud p¨²blica", resume. Desde 2014 ha dirigido el proyecto Heart Healthy Hoods (barrios cardiosaludables), el primero que financiaba el Consejo Europeo de Investigaci¨®n sobre salud urbana. Despu¨¦s de cinco a?os y m¨¢s de treinta estudios sobre c¨®mo el entorno influye en c¨®mo comemos, bebemos, fumamos o caminamos, cierra este agosto el proyecto con un s¨®lido archivo de evidencias que relacionan las desigualdades, el dise?o urbano y los h¨¢bitos que nos sanan o enferman.
Hay problemas de salud p¨²blica que se resuelven con leyes, abogados y juicios. As¨ª se gana la salud p¨²blica, esas son nuestras herramientas
Desde el humo en las terrazas hasta la boller¨ªa frente a los colegios, buena parte de los factores que influyen en nuestros corazones no responden a decisiones tomadas conscientemente, sino que son consecuencia del contexto socioecon¨®mico en el que nos desenvolvemos y de las pol¨ªticas que se toman o dejan de tomarse. Un dato muy f¨¢cil de entender: entre el distrito m¨¢s rico y el m¨¢s pobre de Madrid hay diez a?os de diferencia en esperanza de vida. Y todo afecta: "La llegada de turistas influye en la cantidad de alcohol que se consume, por ejemplo", explica Franco. "La gente que vive en ¨¢reas muy tur¨ªsticas est¨¢ expuesta a mucho m¨¢s alcohol, m¨¢s barato, con m¨¢s anuncios... vives en el alcohol m¨¢s de lo que ya lo vivimos de por s¨ª, y se nota". Este experto de la Universidad de Alcal¨¢ y profesor de la Johns Hopkins (EE UU) se congratula especialmente por la nueva generaci¨®n de especialistas que ha formado en el proyecto. Usama Bilal, que acaba de recibir una prestigiosa beca en EE UU para estudiar las ciudades americanas; Xisca Sureda, tambi¨¦n profesora Alcal¨¢ y gran especialista en tabaco; y Pedro Gull¨®n, que va a estudiar en Australia c¨®mo influye en la salud la gentrificaci¨®n de las ciudades.
Pregunta. ?Ya hay evidencias de c¨®mo la gentrificaci¨®n perjudica la salud?
Respuesta. Es una cuesti¨®n muy potente: qui¨¦n vive y qui¨¦n se est¨¢ mudando en la ciudad es fundamental. Sabemos que el entorno en el que vives determina tu salud, pero si resulta que te has mudado a tres sitios diferentes en siete a?os, ?a qu¨¦ has estado expuesto? ?Han mejorado tus condiciones o han empeorado? Adem¨¢s, esto tiene que ver con la segregaci¨®n de las ciudades: d¨®nde viven los ricos y d¨®nde viven los pobres, d¨®nde los que tienen trabajo y d¨®nde los que no. Ese dinamismo de la ciudad es muy importante para la salud tambi¨¦n.
P. ?Y c¨®mo afecta?
R. Por ejemplo, ahora se est¨¢ estudiando lo que llamamos la gentrificaci¨®n verde: c¨®mo afecta el desarrollo de zonas verdes, que sabemos que son determinantes positivos para la salud. Si t¨² montas un parque en un punto de la ciudad, pensando en mejorar las condiciones de un barrio desfavorecido, y el parque es bueno, resulta que puede terminar subiendo el valor de las casas del entorno. Y puede que al final est¨¦s desplazando a la persona que necesitaba el parque, porque los precios de la vivienda han crecido, y sean otros los que acudan a vivir a esas casas y se beneficien de la mejora. Madrid R¨ªo, por ejemplo, es una cosa estupenda desde el punto urban¨ªstico: baj¨® el ruido, la contaminaci¨®n, lo disfruta todo el mundo, anima a hacer deporte, etc. Pero el precio de la vivienda se ha disparado, ?eso a qui¨¦n beneficia? ?A los que m¨¢s lo necesitaban? A lo mejor los que m¨¢s necesitaban esas zonas verdes se han tenido que ir. Ese tipo de cuestiones, que tienen que ver con la gentrificaci¨®n y la turistificaci¨®n, son una derivada importante, compleja y nueva del futuro de nuestras investigaciones.
La relaci¨®n entre la ciencia y la pol¨ªtica tiene que ser lo menos ideol¨®gica posible. Los salubristas no somos de ultraizquierda
P. En su trabajo son capaces de identificar claramente en un mapa c¨®mo las desigualdades de los barrios afectan a la salud de las personas, ?es f¨¢cil trasladar ese mapa a las autoridades para que tomen medidas?
R. Tenemos varios problemas. Primero, que los cient¨ªficos no estamos formados en eso. Y segundo, que los pol¨ªticos no est¨¢n acostumbrados a escuchar a los cient¨ªficos. La salud urbana se tiene que comunicar bien para que la ciudadan¨ªa lo conozca y sea la que pida que cambien las cosas en las ciudades. Hicimos un estudio que med¨ªa la toxicidad del tabaco en las terrazas, los periodistas disteis difusi¨®n a los resultados, se logr¨® una repercusi¨®n social y al final la Generalitat de Catalu?a ha decidido que no permitir¨¢ fumar en las terrazas. Es un ejemplo de libro.
P. Nadie discutir¨ªa lo que recomienda un m¨¦dico frente a un virus, pero la prohibici¨®n de fumar en una terraza, por ejemplo, se toma como algo sobre lo que todos podemos opinar.
R. Tenemos que dejar claro que nosotros somos los expertos en salud p¨²blica, los expertos en control del tabaco y a qui¨¦nes hay que escuchar en estos asuntos. Pero es que fumar, comer, andar... son cosas que todos hacemos todos los d¨ªas: siempre va a ser opinable. El virus tiene una parte cient¨ªfica que no es opinable, pero nuestro comportamiento es individual y social, y por lo tanto la salud p¨²blica siempre va a tener esa parte de saber comunicarlo y siempre va a tener esa parte pol¨ªtica de c¨®mo manejarlo. Las pol¨ªticas de salud p¨²blica son dif¨ªciles, pero al final se hacen. Por ejemplo, ahora controlamos mucho mejor que nunca los peligros del tr¨¢fico: el estado de las carreteras, ponerse el cintur¨®n, la iluminaci¨®n, el carn¨¦ por puntos, la sillita de los ni?os... Eso no exist¨ªa hace unos pocos a?os. Avanzamos de regulaci¨®n en regulaci¨®n.
P. En ese sentido, ?una pol¨¦mica como la de Madrid Central ha sido frustrante?
Creemos que somos libres para tomar decisiones econ¨®micas, pero las grandes marcas saben perfectamente c¨®mo hacer para que hagas lo que ellos quieran
R. Lo hemos vivido con una frustraci¨®n enorme. Y con un cabreo enorme. Se lo dec¨ªa a la gente con la que estuvimos en la reuni¨®n con el presidente: los expertos en salud no hemos cumplido con nuestro papel. No hemos sabido ponernos al lado de la medida de Madrid Central desde el principio, para que se entendiera que era algo fundamental, para que tuviera una buena evaluaci¨®n de c¨®mo afecta a la salud. Cuando pusieron en marcha la medida, no hemos sabido salir a defenderla como expertos en el tema. Y cuando ha llegado una nueva corporaci¨®n diciendo que la van a quitar, no hemos sabido responder. Quien lo lleva a un juez no somos los expertos en salud, sino Ecologistas y Greenpeace. Perdona que lo diga as¨ª, pero la hemos cagado. El juez lo admite porque se pone en peligro la salud de los madrile?os: no tiene que ser Greenpeace, tiene que ser la Asociaci¨®n Madrile?a de Salud P¨²blica, la Sociedad Espa?ola de Epidemiolog¨ªa, la de Salud P¨²blica... Somos nosotros los que tenemos que llegar al juez y decir: est¨¢ en juego la salud de la ciudadan¨ªa, es importante para todos y lo dice la ciencia. Nuestro papel en Madrid Central ha sido una cagada enorme, no hemos estado a la altura.
P. Es dif¨ªcil poner en marcha sus vacunas, porque siempre son propuestas complicadas, a largo plazo.
R. Nuestra salud mejora si vamos al trabajo en bici o andando. Est¨¢ clar¨ªsimo. La cuesti¨®n es c¨®mo hacemos para llegar a eso. Es mejor que los colegios est¨¦n rodeados de tiendas de fruta que de tiendas de boller¨ªa. Todos entendemos lo que querr¨ªamos que hubiera, pero lo complejo es c¨®mo lo llevo a cabo. En la investigaci¨®n cl¨ªnica, se desarrolla un tratamiento, una intervenci¨®n quir¨²rgica... Pero nuestro medicamento es que alrededor de los colegios se vendan cosas saludables. Eso es dif¨ªcil de hacer.
P. ?Eso les obliga a ser tan activistas como cient¨ªficos?
R. El director de mi departamento en Johns Hopkins, el gran neum¨®logo Jon Samet, fue pionero en el desarrollo de la epidemiolog¨ªa del tabaco. Vio que hac¨ªa falta montar un centro de control del tabaco, que tiene una parte de investigaci¨®n, pero tambi¨¦n una parte muy potente dedicada a influir en pol¨ªticas. ?l fue de los m¨¦dicos que testific¨® en los juicios contra las tabacaleras en los EE UU. Hay problemas de salud p¨²blica que se resuelven con leyes, abogados y juicios. As¨ª se gana la salud p¨²blica, esas son nuestras herramientas. La relaci¨®n entre la ciencia y la pol¨ªtica tiene que ser lo menos ideol¨®gica posible. Los salubristas no somos de ultraizquierda. Para mejorar la salud de la poblaci¨®n hay que hacer pol¨ªticas sanitarias, reducir las desigualdades sociales, disminuir discriminaciones, etc.
Si montas un parque pensando en mejorar las condiciones de un barrio desfavorecido, resulta que puede terminar subiendo el valor de las casas y desplazando a la persona que lo necesitaba
P. Pero sus recetas parecen pol¨ªticas de izquierdas y a muchos pol¨ªticos de derechas les generan recelo.
R. Eso es muy antiguo. El que lo vea as¨ª no se ha dado cuenta del mundo en el que vivimos. Uno de los campeones de la salud urbana fue el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, que de comunista no tiene nada, es un ultracapitalista. Se rode¨® de m¨¦dicos formados en salud p¨²blica y decidi¨® que se pod¨ªa acabar con el tabaco: fue la primera ciudad que proh¨ªbe fumar en los locales, que los cigarrillos tienen que ser m¨¢s caros, la primera ciudad en controlar las grasas trans, en informar por ley de las calor¨ªas, etc. Es una sandez decir que Madrid Central es de izquierdas, ?acaso en Copenhague, o en ?msterdam, son todos de Podemos?
P. Las decisiones que la gente cree que toma libremente est¨¢n muy influidas por el contexto de las ciudades, ?somos conscientes?
R. Lo sabemos y no. Creemos que somos libres para tomar decisiones econ¨®micas, pero las grandes marcas, por ejemplo, saben perfectamente c¨®mo hacer para que hagas lo que ellos quieran. Por lo tanto, la relaci¨®n entre la libertad individual y la constricci¨®n por nivel econ¨®mico, educativo, por d¨®nde vives... Es la realidad de nuestra sociedad. Nuestros hijos viven rodeados de comida basura: qui¨¦n tiene la culpa de que coman esa comida, ?la oferta o la demanda? Si tenemos el problema de obesidad que tenemos, el c¨ªrculo hay que romperlo en alg¨²n momento. En el barrio se puede generar salud. En el hospital curamos la enfermedad, la salud se genera fuera. Toda la vida hemos estado centrados en la enfermedad y hay que centrarse en la salud. Y eso depende de mi transporte, mi educaci¨®n, mi salario, etc.
P. Si no la controlamos, ?la ciudad tiene una tendencia natural a ser insalubre?
R. No, lo insalubre es c¨®mo hemos montado el comercio y la econom¨ªa de nuestra ciudad. El ser humano tiende hacia lo saludable.
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