Habermas, el ¨²ltimo intelectual vivo
Erigido en conciencia de Alemania, estima que el fil¨®sofo ha de dotar de sentido a la sociedad como un todo
El nonag¨¦simo cumplea?os del gran fil¨®sofo alem¨¢n J¨¹rgen Habermas dio lugar en su pa¨ªs a un sorprendente despliegue de homenajes medi¨¢ticos. Digo sorprendente no porque no fuera merecedor de ello, algo que nadie puede dudar, sino porque en cierto modo expresaba un estado de ¨¢nimo que muchos compartimos; a saber, la conciencia de que este personaje es el ¨²ltimo representante de una especie en extinci¨®n. Es la estirpe de los grandes, la de los cl¨¢sicos contempor¨¢neos, de los grandes maestros en el campo de la filosof¨ªa y la sociolog¨ªa, las dos materias sobre las que concentr¨® sus esfuerzos te¨®ricos. Despu¨¦s del fallecimiento de los Rawls, Rorty, Foucault, Derrida, Bourdieu o Luhmann, ya solo queda ¨¦l entre los que de verdad cuentan, los que acabar¨¢n entrando en los libros de texto del futuro. Y, a pesar de su provecta edad, sigue en la brecha. Al d¨ªa siguiente de su cumplea?os dio una conferencia en su alma mater, la Universidad de Fr¨¢ncfort, y este mismo mes publica un libro en dos vol¨²menes de 1.700 p¨¢ginas (Auch eine Geschichte der Philosophie [otra posible historia de la filosof¨ªa], editorial Suhrkamp).
Pero, y esto es lo que aqu¨ª nos interesa, es tambi¨¦n el ¨²ltimo intelectual cl¨¢sico, en el sentido que hemos dado al concepto en este art¨ªculo. De hecho, algo en lo que coincid¨ªan todos cuantos participaron en dicho homenaje es que desde siempre ha representado la ¡°conciencia de la Rep¨²blica Federal¡±. Una conciencia insobornable dirigida a encaminar al pa¨ªs por la senda de la democracia y manteniendo viva la llama del recuerdo de su horrible pasado inmediato. No hubo ¡ªo no hay¡ª debate p¨²blico en el que no se oiga su voz. ?ltimamente, sobre todo, advirtiendo de la crisis de Europa y el peligro de los nacionalpopulismos. Y lleva as¨ª desde que, con sus 24 a?itos, tuvo la osad¨ªa de enfrentarse en un art¨ªculo de la revista FAZ al mismo Heidegger, uno de los grandes fil¨®sofos del siglo XX. De ah¨ª en adelante, su tarea consisti¨® en hacer realidad lo que ¨¦l consideraba que era una de las principales tareas de la filosof¨ªa, ¡°dotar de sentido a la sociedad como un todo¡±. Como digo, para ello no se encerr¨® solo a escribir sus muchos libros o art¨ªculos, impidiendo por su productividad que tantos doctorandos pudieran cerrar sus tesis sobre ¨¦l; quiso siempre tambi¨¦n trasladar sus reflexiones a sus conciudadanos, introducir m¨¢s luz en la discusi¨®n p¨²blica.
La reflexi¨®n filos¨®fica y el compromiso social son para ¨¦l dos partes de la misma medalla,
la medalla de la Ilustraci¨®n
Como dijo el fil¨®sofo Oskar ?Negt, para Habermas, reflexi¨®n filos¨®fica y compromiso social son dos partes de la misma medalla, la medalla de la Ilustraci¨®n. Es un republicano cosmopolita de estirpe kantiana. Y, lejos de veleidades posmodernas, sigue pensando que la mejor traslaci¨®n de la racionalidad hoy a las sociedades modernas es haci¨¦ndola realidad a trav¨¦s de pr¨¢cticas deliberativas p¨²blicas que promuevan la victoria del mejor argumento. Como todos sabemos, esto casi nunca es as¨ª, pero por eso no podemos dejar de aspirar a conseguirlo. Como Habermas dijera de Marcuse, ¡°con ¨¦l se est¨¢ siempre en el movimiento del pensamiento¡±.
Ojal¨¢ viva muchos a?os ?todav¨ªa, aunque, en tanto que cl¨¢sico, siempre ser¨¢ nuestro contempor¨¢neo.
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