Labrarse un futuro entre ladrillos y polvo
En un distrito perif¨¦rico de Lima con tasas de educaci¨®n superior tres veces por debajo de la media del pa¨ªs, una ONG espa?ola trata de dar un empuj¨®n a los j¨®venes para que se forjen una carrera
Los ladrillos sobre los que Lima ha crecido hasta convertirse en una de las mayores urbes de Latinoam¨¦rica estaban a la vuelta de la esquina. A unos 10 kil¨®metros de la capital, el polvo se mezcla con la sempiterna neblina que cubre la ciudad. Todo est¨¢ envuelto por una nube ocre que aporta un paisaje uniforme y descolorido, como si se le hubiese aplicado un denso filtro fotogr¨¢fico. A esas tierras comenzaron a llegar migrantes de las zonas rurales de Per¨² en los setenta; para la agricultura primero y para otra labranza ¡ªas¨ª la llaman¡ª despu¨¦s: la de millones de ladrillos que sal¨ªan sin parar para la construcci¨®n de la metr¨®poli.
Niever¨ªa, Huachipa, Cajamarquilla¡ varias poblaciones se fueron formando en lo que hoy es el departamento de Lurigancho-Chosica, donde viven unas 120.000 personas. Algunos compraban lotes (parcelas) a terratenientes que traficaban con ellas sin casi regulaci¨®n y a trav¨¦s de redes corruptas omnipresentes en la zona. Otros levantaban su vivienda donde ten¨ªan hueco, sin agua, luz ni desag¨¹es que ahora, d¨¦cadas despu¨¦s, comienzan a llegar a algunas de ellas.
¡°Ven¨ªan familias completas a trabajar con los ladrillos y ten¨ªan problemas fuertes de salud, especialmente en invierno, cuando hab¨ªa muchos casos de tuberculosis. Y los ni?os no iban al colegio¡±, explica Sara Flores, coordinadora de obras educativas de Cesal en Huachipa. Esta ONG espa?ola lleg¨® a finales de los noventa para atender problemas de una infancia que en lugar de acudir a clase serv¨ªa de mano de obra. Empezaron con un centro de salud para atender a las familias y poco a poco el proyecto fue creciendo: primero con una guarder¨ªa y m¨¢s tarde, con el apoyo de la Fundaci¨®n Mapfre ¡ªque ha costeado la log¨ªstica para realizar este reportaje¡ª, refuerzo educativo para complementar un sistema precario. A esto se sumaron deportes para los ni?os y talleres enfocados a que los padres y madres alcancen una mayor y m¨¢s s¨®lida independencia econ¨®mica.
Las oportunidades en esta zona deprimida de Lima son escasas. Si apenas un 2% accede a la universidad, el porcentaje de quienes logran una carrera t¨¦cnica superior no llega al 8%
En medio de este paisaje ocre se levanta un edificio multicolor, resplandeciente, que parece reci¨¦n pintado. Son las instalaciones de Cesal, donde desde 1997 han pasado m¨¢s de 2.000 ni?os y adolescentes. Augusto Salvador Machuca Enr¨ªquez, que hoy tiene 19 a?os, pr¨¢cticamente se ha criado en ellas. Hijo de una trabajadora de este humilde entorno, forma parte del 1,9% de los j¨®venes del distrito que consigue llegar a la universidad. Estuvo en la guarder¨ªa y despu¨¦s pas¨® por el apoyo extraescolar, que seg¨²n dice, ha sido clave para llegar a la facultad de Derecho. ¡°En las ma?anas estudiaba y en las tardes ven¨ªa aqu¨ª. Con la ayuda de los profesores lograba entender lo que no comprend¨ªa en el colegio¡±, asegura. Pero da m¨¢s importancia al entorno que le envolvi¨® que a los propios conocimientos: ¡°He conocido personas que han tenido una profesi¨®n y han sido unos buenos referentes para mi vida, porque siempre nos instaban a estudiar, a aspirar a una educaci¨®n superior. Me ayudaron a superar los problemas que ten¨ªa¡±.
Las oportunidades en esta zona deprimida de Lima son escasas. Si apenas un 2% accede a la universidad, el porcentaje de quienes logran una carrera t¨¦cnica superior (algo equivalente a la Formaci¨®n Profesional) no llega al 8%. Sumados, menos de un 10% frente al 34% que promedia Per¨². En Lurigancho-Chosica la mayor¨ªa, al dejar el colegio (o antes), comienza con trabajos informales: comercio, reciclaje de basuras, y, todav¨ªa hoy, algo de labranza, tanto para producir ladrillos como de alimentos.
¡°Son gente muy emprendedora. No les gusta quedarse en la pobreza por tal. Nosotros potenciamos sus capacidades, pero una vez que les das una iniciativa, una palabra de aliento, ellas van solitas, son muy compa?eras, muy solidarias¡±, explica Ana Canchari, directora del centro de apoyo extraescolar de Cesal.
Noelia Sandoval, de 21 a?os, es un buen ejemplo de ese esp¨ªritu emprendedor. Su d¨ªa es un no parar que comienza en la misma madrugada, donde cubre el turno de noche de un hotel cercano al aeropuerto. Tras un sue?o estudia y, por las tardes, en la planta de arriba de la casa que su familia est¨¢ construyendo con sus propias manos, imparte clases de ingl¨¦s y portugu¨¦s desde hace unos meses a chicos de su barrio. ¡°Aqu¨ª no hay un centro donde los ni?os puedan aprender idiomas. La mayor¨ªa queda fuera. Yo estudi¨¦ en Miraflores [uno de los distritos m¨¢s ricos de Lima, que queda a alrededor de una hora de Niever¨ªa] y a muchas personas aqu¨ª les es muy dif¨ªcil ir hasta all¨¢. Quise poner un precio asequible y la misma metodolog¨ªa con la que yo aprend¨ª¡±, relata.
La de Noelia o Augusto Salvador son historias de j¨®venes que parten con desventaja. En el entorno, los padres a menudo no pueden dar la suficiente atenci¨®n y est¨ªmulos, algo que ha demostrado mermar el desarrollo cognitivo y social. ¡°Son ni?os que tienen muchos descuidos a nivel comunicaci¨®n y con docentes que no est¨¢n comprometidos con asumir el reto¡±, resume Canchari. Por eso llaman a las cuidadoras de la ONG ¡°segundas mam¨¢s¡±, porque les ayudan con unos h¨¢bitos (lavado de manos, dientes, juegos) que probablemente no tienen en casa.
¡°Para m¨ª era un espacio de tranquilidad. Me olvidaba de los problemas con mi familia. Desde muy peque?a ten¨ªa temor en relacionarme con las personas, pero all¨ª era un espacio de libertad, de encontrarme con mis amigos. Ten¨ªa confianza de poder contar cosas que en ese tiempo no les confiaba a mis padres¡±, cuenta Noelia.
El retrato es de una zona perif¨¦rica de Lima, pero recuerda a muchas otras de la misma ciudad. O incluso a las de otros pa¨ªses Latinoamericanos, entornos donde la desigualdad y, a menudo la violencia, conforman un panorama complicado de superar; pero donde con esfuerzo, ayuda y algo de suerte, sus habitantes se pueden labrar una carrera que vaya m¨¢s all¨¢ del ladrillo.
Este es el segundo de una serie de reportajes titulada Asegurando Oportunidades realizada con el apoyo log¨ªstico de Fundaci¨®n Mapfre
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.