Federalismo y autonom¨ªa
El conflicto territorial catal¨¢n parte de la incompatibilidad entre la v¨ªa federal y la de la autodeterminaci¨®n
El fundamento psicol¨®gico del reformismo es la capacidad para ponerse en el lugar del otro. Mientras que el del nacionalismo es la negaci¨®n de ese otro y de ah¨ª la dif¨ªcil compatibilidad entre reformismo y nacionalismo. Seg¨²n El¨ªas Canetti, el internacionalismo es inviable en la pr¨¢ctica porque hay muchas lenguas. Por eso propuso en su d¨ªa el concepto de multinacionalismo. Pero no es menos imposible estar a la vez a favor de todos los nacionalismos: del armenio contra la URSS, del azer¨ª contra los armenios de Nagorno Karabak, etc¨¦tera. La experiencia de ese ¨²ltimo territorio ilustra la incapacidad del nacionalismo para dar una salida a los conflictos ¨¦tnicos. Siempre habr¨¢ una minor¨ªa localmente mayoritaria cuyo nacionalismo le impulse a oprimir a su minor¨ªa. Algo que pudo comprobar Unamuno sobre el terreno en los Balcanes en 1918, al finalizar la Primera Guerra Mundial.
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Ponerse en el lugar del otro significa aceptar que las razones de los dem¨¢s pueden ser tan leg¨ªtimas como las nuestras. Karl Popper aconsejaba cautela a la hora de hacer pron¨®sticos sobre un futuro sometido a demasiadas variables incontrolables. Aconsejaba tambi¨¦n dejar de hacer planes sobre una Europa de las nacionalidades y las etnias y centrarnos en la ¨²nica Europa posible ahora: una federaci¨®n de Estados multinacionales.
Federalismo y reformismo son las dos experiencias que cristalizan en la f¨®rmula autonomista como la m¨¢s equilibrada para dar salida a los conflictos territoriales de la Europa actual. El sistema democr¨¢tico ha permitido la libre expresi¨®n del pluralismo pol¨ªtico, incluido el nacional. Con el resultado de instituciones de autogobierno genuinamente representativas del sentimiento mayoritario en cada escal¨®n y respetuosas con las minor¨ªas.
El pacto es el reconocimiento del otro, el respeto a sus puntos de vista, el di¨¢logo sobre ellos y el acuerdo como consecuencia de ese di¨¢logo. El pacto como expresi¨®n suprema del pluralismo pol¨ªtico de la sociedad contempor¨¢nea. Y como gu¨ªa de acci¨®n pol¨ªtica ante crisis como la catalana. Lo que los catalanes tienen que votar es un acuerdo pol¨ªtico. No se trata de votar entre las propuestas enfrentadas, sino sobre ese acuerdo negociado entre las instituciones catalanas y las espa?olas.
El ensayista vasco Daniel Innerarity defiende un punto de vista similar sobre la autodeterminaci¨®n en un art¨ªculo publicado en EL PA?S el 7 de agosto de 2019: ¡°Los partidarios del refer¨¦ndum alegan en su defensa que el resultado puede ser muy diverso (un s¨ª, un no o algo intermedio)¡±. ¡°Yo creo¡±, dice Innerarity, ¡°que el di¨¢logo debe estar a¨²n m¨¢s abierto y que no se parta de que el refer¨¦ndum ha de ser sobre una decisi¨®n de s¨ª o no a la independencia, sino que pueda ser tambi¨¦n de ratificaci¨®n o rechazo del acuerdo negociadamente alcanzado¡±.
Cualquiera que sea el resultado de un eventual refer¨¦ndum los derrotados ser¨ªan la mitad de la poblaci¨®n. Y los ganadores, la otra mitad
Ciudadanos pudo ser el partido bisagra que permitiera a las principales formaciones completar mayor¨ªas sin necesidad de pactar con partidos nacionalistas. Un partido no nacionalista que pudo jugar ese papel fue el CDS de Adolfo Su¨¢rez. Pero hab¨ªa razones para pensar que tambi¨¦n pod¨ªa serlo el de Albert Rivera. Sin embargo, le super¨® el espejismo del sorpasso y el deseo inmoderado de protagonismo. Para que el mecanismo funcionase era preciso que el aspirante a bisagra operativa aceptase ocupar una posici¨®n subordinada respecto al partido mayoritario con el que plantea asociarse. En lugar de eso, Ciudadanos se ha comprometido a no pactar nada con los socialistas, lo que ha desconcertado a sus posibles socios y a la ciudadan¨ªa en general.
El conflicto territorial catal¨¢n parte de la incompatibilidad entre la v¨ªa federal y la de la autodeterminaci¨®n. La v¨ªa autodeterminista es muy imperfecta: produce demasiados perdedores. Porque cualquiera que sea el resultado de un eventual refer¨¦ndum de autodeterminaci¨®n los derrotados ser¨ªan la mitad de la poblaci¨®n. Y los ganadores, la otra mitad, lo que es tambi¨¦n una debilidad estructural derivada del car¨¢cter binario de todo refer¨¦ndum.
El soberanismo catal¨¢n reciente sostiene que para plantear cualquier nueva iniciativa desde su campo ser¨¢ preciso ampliar su base social. Y pone como condici¨®n para cualquier acuerdo con formaciones constitucionalistas la aceptaci¨®n del derecho de autodeterminaci¨®n. Pero es contradictorio reclamar una ampliaci¨®n de la base social y condicionar cualquier iniciativa de acuerdo a la previa aceptaci¨®n de la autodeterminaci¨®n. Pues esa ampliaci¨®n solo ser¨ªa posible sobre la base compartida de un autogobierno respetuoso con la legalidad.
Hacer distingos entre soberanismo y autodeterminaci¨®n no tiene mucho sentido. Pues ambos caminos desembocan en la separaci¨®n. La autodeterminaci¨®n no es la independencia pero s¨ª un camino que solo conduce a ella (un s¨ª ser¨ªa definitivo y un no, siempre provisional).
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