La moda de Nueva York reconstruye su identidad
Siete claves para entender la pasarela de la ciudad: desde su politizaci¨®n a la celebraci¨®n de la cultura urbana
Tradicionalmente las grandes firmas estadounidenses ¡ªTommy Hilfiger, Ralph Lauren, Carolina Herrera, Michael Kors, Oscar de la Renta¡ª recreaban la tranquila elegancia de la clase alta. Y ese era el esp¨ªritu que planeaba sobre su semana de la moda. Pero el ¨¦xito de las nuevas firmas de est¨¦tica urbana y la reacci¨®n del sector contra la actual ¨¦lite en el poder comienzan a acercar la cita a espacios excluidos hist¨®ricamente del lujo: de Brooklyn a la comunidad afroamericana.
El presidente ha hablado
No el de Estados Unidos, Donald Trump, sino el del Consejo de Dise?adores de Moda Americanos, Tom Ford. Aunque se antoja que el discurso de este ¨²ltimo supone una reacci¨®n al del primero. Con su desfile del domingo, Ford confirm¨® la tendencia que Tommy Hilfiger o Phillip Lim ven¨ªan apuntando: que la semana de la moda de Nueva York busca alejarse de la zona alta de la ciudad, la torre Trump y sus privilegios ¡ªsu entorno natural¡ª para acercarse f¨ªsica y figuradamente a la baja (e incluso a Brooklyn) y su esp¨ªritu menos conservador.
Ford present¨® en una estaci¨®n de metro una colecci¨®n protagonizada por shorts deportivos en raso; vestidos de corte griego cruzados por cinturillas el¨¢sticas y tops que parec¨ªan cera derretida sobre el cuerpo de las modelos. Y, si el hombre que convirti¨® a Gucci en el ep¨ªtome de la hipersexualidad y que sol¨ªa desfilar en el exclusivo hotel Four Seasons, se ha acercado al streetwear y bajado al suburbano es que, definitivamente, algo est¨¢ cambiando en la semana de la moda neoyorquina.
Moda con mensaje
Hay veces que es necesario hacer un verdadero ejercicio de abstracci¨®n (o de fe) para entender qu¨¦ quiere comunicar un dise?ador con su colecci¨®n. Otras, solo hace falta leer lo que pone una camiseta. Esta semana, varios creadores han utilizado sus prendas como pancarta reivindicativa, ratificando que esta edici¨®n que termin¨® el mi¨¦rcoles es una de las m¨¢s politizadas que se recuerdan. En una clara cr¨ªtica a la pol¨ªtica migratoria de Donald Trump, el dise?ador de origen nepal¨ª Prabal Gurung coloc¨® a todos sus modelos una banda en la que pod¨ªa leerse "?Qui¨¦n consigue ser americano?".
El haitiano-estadounidense Kerby Jean-Raymond, responsable de la firma Pyer Moss y famoso por denunciar la brutalidad policial contra la comunidad afroamericana, incitaba a sus clientes a trav¨¦s de una camiseta a ¡°Votar o morir¡± el pasado domingo. Y los provocadores Vaquera estampaban en otra ¡°En recuerdo de Nueva York¡± dando por muerta a la ciudad.
Custo resiste
Hubo un tiempo en el que Nueva York era la segunda capital de la moda espa?ola. En su pasarela desfilaban Desigual, ?gatha Ruiz de la Prada y DelPozo. Tambi¨¦n probaron suerte Pedro del Hierro, Juanjo Oliva, Davidelfin, Carmen March, Etxeberr¨ªa y Mar¨ªa K¨¦ Fisherman, entre otros. El ¨²ltimo en acaparar los elogios de medios y p¨²blico estadounidense fue Palomo Spain, que consigui¨® en Manhattan el aldabonazo definitivo para convertirse en la gran esperanza del sector patrio.
Hoy solo permanece Custo Barcelona, la primera marca espa?ola en llegar a esta pasarela hace 25 a?os. Lejos queda la ¨¦poca dorada en la que la firma invitaba a decenas de periodistas y famosos a viajar a Manhattan para disfrutar de su show, pero en esta industria resistir es vencer. Y Custo lo ha hecho.
Pyer Moss, el aut¨¦ntico black power
Con apenas una hora de diferencia, el pasado domingo dos firmas hicieron de su desfile un canto ¨Cliteral¨C a la cultura afroamericana. Tommy Hilfiger, que presentaba su segunda colecci¨®n en colaboraci¨®n con la actriz Zendaya, eligi¨® el ic¨®nico Teatro Apollo para recrear la escena musical del Harlem de los setenta en una superproducci¨®n tan hollywoodiense como arquet¨ªpica. Al otro lado de la ciudad, Kerby Jean-Raymond, cuya marca Pyer Moss se ha convertido en una de las m¨¢s estimulantes del panorama neoyorquino, presentaba la tercera parte de su triolog¨ªa American Also, dedicada a visibilizar las principales contribuciones de la comunidad negra a la cultura estadounidense.
Otro emblem¨¢tico teatro, el Kings Theatre de Brooklyn, acogi¨® coloridos trajes, accesorios con forma de instrumentos musicales y un coro g¨®spel que mezcl¨® en su repertorio a Donny Hathaway con Missy Elliott o Cardi B. Una reivindicaci¨®n, contempor¨¢nea y refrescante, del aut¨¦ntico black power.
La diversidad domina la primera fila
Tanta o m¨¢s atenci¨®n medi¨¢tica logra una firma por sus dise?os como por los invitados que consigue reclutar. En un momento en el que pocos dise?adores se resisten a enarbolar la bandera de la diversidad, prima hacer alarde de pluralidad en el codiciado front row. En el desfile de Tommy Hilfiger se dejaron ver la primera modelo transexual con par¨¢lisis cerebral y portada de S Moda, Aaron Philip; el maquillador y estrella de Youtube Patrick Starrr o la primera musulmana con hiyab en posar para Playboy, Noor Tagouri. Tampoco falt¨®, por supuesto, la actriz y activista trans Hunter Schafer, compa?era de reparto de Zendaya en la serie Euphoria. Al de Carolina Herrera asisti¨® la drag queen Valentina, conocida por su participaci¨®n en el programa RuPaul¡¯s Drag Race,?y la siempre reivindicativa Janelle Mon¨¢e ameniz¨® el cotarro cantando en Ralph Lauren.
La pol¨¦mica de la edici¨®n
La etiqueta LBV, que presentaba su primera colecci¨®n, logr¨® acaparar un n¨²mero inusual de titulares para una reci¨¦n llegada. El motivo de tanto revuelo nada tuvo que ver con sus dise?os. Su propietaria, Joss Sackler, heredera de la empresa que fabrica OxyContin, el m¨¢s consumido de los opi¨¢ceos que provocan la muerte de 130 personas al d¨ªa en Estados Unidos ¡ªseg¨²n National Safety Council, organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro dedicada a prevenir muertes evitables¡ª, sembr¨® la pol¨¦mica al ofrecer 100.000 d¨®lares (m¨¢s de 90.000 euros) a Courtney Love a cambio de asistir al show.?La propia Love critic¨® p¨²blicamente a la etiqueta por hacerle tal propuesta teniendo en cuenta que ¡°es la exadicta m¨¢s famosa del planeta¡± y que su marido, el cantante del grupo Nirvana, Kurt Cobain, ¡°muri¨® por consumo de hero¨ªna¡±
Las dos am¨¦ricas
Hace ya tiempo que todo es tendencia y, por lo tanto, nada lo es. Cada marca plantea su propuesta y, si alguna triunfa, otras marcas la abrazan a la temporada siguiente. Y en este escenario lo ¨²nico que se puede confirmar es que en Nueva York se han conformado dos bandos creativos.
Por un lado, los que celebran el orgullo estadounidense encabezados, entre otros, por Michael Kors. Un coro a capella ameniz¨® su desfile del mi¨¦rcoles interpretando algunos himnos patri¨®ticos, American Pie inclu¨ªdo. El dise?ador convirti¨® las estrellas de la bandera estadounidense en tachuelas que remachaban faldas y americanas, y reivindic¨® una vez m¨¢s el uniforme de los Hamptons: jerseys de ochos, americanas a rayas bicolores y camisas de cuadros. En el extremo opuesto, se sit¨²an los dise?adores que retuercen la est¨¦tica de las canchas de baloncesto para componer prendas Frankenstein, tan potentes como conceptuales e indomables.
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