Por qu¨¦ deben importarnos las personas que cuidan personas
Los servicios de desarrollo infantil cuentan con mucho personal y de sus trabajadores depende en buena medida la calidad de la atenci¨®n. Pero, ?cuidamos bien a quienes cuidan de nuestros hijos?
En las afueras del Ministerio de Salud de Per¨² hay un letrero que dice: ¡°Personas que cuidamos personas¡±. Esta frase encierra un aspecto esencial no solo para los servicios de salud sino para todos los servicios sociales, que suelen ser intensivos en recursos humanos: las interacciones entre las personas son una condici¨®n necesaria para garantizar la calidad. Un proveedor de salud que atiende con respeto y sensibilidad a un paciente puede ser determinante para que ¨¦ste regrese al servicio y se adhiera al tratamiento m¨¦dico que necesita. Un trabajador social que genera una relaci¨®n de confianza y empat¨ªa con la familia a la que atiende podr¨¢ ser m¨¢s efectivo en los apoyos que brinde a los miembros de ese hogar. Un cuidador de un jard¨ªn infantil que conoce las personalidades, rutinas e intereses de los ni?os a su cargo tendr¨¢ mayor capacidad para anticiparse y responder a las necesidades de los menores, construyendo un ambiente que brinde seguridad afectiva.
En el ¨¢mbito de la infancia, la calidad de los servicios de desarrollo infantil es una variable cr¨ªtica para generar impactos positivos en los ni?os y para garantizar aspectos espec¨ªficos de su seguridad, bienestar y desarrollo. A la vez, la calidad de los procesos, es decir la de las interacciones entre adultos y ni?os, que deben ser frecuentes, c¨¢lidas, ricas en lenguaje, receptivas y sensibles a los intereses y necesidades de los ni?os, es fundamental en este tipo de servicios.
Si en Am¨¦rica Latina y el Caribe los servicios de desarrollo infantil son intensivos en recursos humanos y su calidad descansa principalmente en ellos, ?por qu¨¦ se presta tan poca atenci¨®n a las personas que trabajan en este sector y a sus condiciones de trabajo? La fuerza laboral del desarrollo infantil comprende tanto a los maestros de preescolar, como a cuidadores que trabajan (a veces bajo esquemas de voluntariado) en jardines de cuidado (operados en espacios comunitarios o en sus propios hogares); incluye tambi¨¦n a promotores y facilitadores que trabajan con las familias, sea a trav¨¦s de visitas domiciliarias o de modalidades grupales. Todos ellos se caracterizan por tener salarios comparativamente menores a los de otros empleados con calificaciones o experiencia similares, jornadas largas y elevada carga de trabajo, desplazamientos frecuentes, contratos de muy corto plazo y de renovaci¨®n incierta, escasas perspectivas de desarrollo profesional y pocos incentivos o reconocimiento.
Un an¨¢lisis reciente de las encuestas de empleo en Brasil, Ecuador y M¨¦xico revela que m¨¢s del 95% de los proveedores de servicios de desarrollo infantil temprano (DIT) son mujeres con una edad promedio cercana a los 35 a?os. Estos datos llaman la atenci¨®n de una realidad que no puede desconocerse: la r¨¢pida expansi¨®n de la cobertura de servicios de desarrollo infantil en contextos en los cuales sus proveedores trabajan en condiciones de empleo informal e inestable (por ejemplo, voluntariado) puede tener como consecuencia no intencionada la precarizaci¨®n del empleo femenino.
Estudios internacionales revelan que los trabajadores del cuidado tienen bajos niveles salariales y peores condiciones laborales en comparaci¨®n con otros sectores
El personal que trabaja en el sector educativo de estos tres pa¨ªses tiene, en t¨¦rminos relativos, mejores condiciones de empleo que otros grupos de proveedores de DIT. Por ejemplo, las maestras del nivel inicial poseen, en promedio, entre 15 y 16 a?os de educaci¨®n y perciben salarios que representan entre 1,8 y 3,5 salarios m¨ªnimos de sus respectivos pa¨ªses. Por su parte las cuidadoras, que desempe?an su trabajo en el propio hogar o en centros de atenci¨®n, en la econom¨ªa formal o informal, y que pueden estar o no remuneradas, se encuentran en las peores condiciones del espectro de la calidad del empleo.
Estudios internacionales revelan que los trabajadores del cuidado tienen bajos niveles salariales y peores condiciones laborales en comparaci¨®n con otros sectores. En Brasil, Ecuador y M¨¦xico, las cuidadoras tienen, en promedio, entre 9 y 10 a?os de educaci¨®n y sus remuneraciones representan entre un 0,8 y 1 salario m¨ªnimo. Como resultado de las condiciones de trabajo, el personal de los servicios de DIT rota con mucha frecuencia y, en consecuencia, los programas pierden continuamente la inversi¨®n que han realizado en su formaci¨®n. Adem¨¢s, la rotaci¨®n frecuente no contribuye a construir interacciones consistentes entre ni?os y adultos, que son b¨¢sicas para el bienestar y desarrollo en los primeros a?os de vida, y todo ello, sin duda, repercute en la calidad de los cuidados de quienes los reciben.
Per¨², uno de los pocos pa¨ªses que ha cuantificado este problema, ha encontrado que alrededor del 50% del personal de su Programa Nacional Cuna M¨¢s, focalizado en el desarrollo de los menores de tres a?os en zonas de pobreza y pobreza extrema, rota anualmente, lo que puede constituir un obst¨¢culo estructural al fortalecimiento de su calidad.
Un art¨ªculo sobre la econom¨ªa de la fuerza laboral en el sector p¨²blico y sus diferencias con la del sector privado sostiene que la selecci¨®n del personal, los esquemas de incentivos y los procesos de supervisi¨®n y monitoreo en los servicios p¨²blicos pueden influir en resultados que beneficien a los ciudadanos. Junto a ello es necesario fortalecer las capacidades de quienes dise?an, implementan y eval¨²an programas y pol¨ªticas de desarrollo infantil, el objetivo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en la nueva edici¨®n del curso gratuito MOOC (Massive Open Online Course) sobre Pol¨ªticas efectivas de desarrollo infantil. Los servicios sociales -y entre ellos los servicios de desarrollo infantil- son un excelente campo para probar diferentes esquemas y sistematizar aprendizajes, no solo porque se trata de un sector que requiere cambios urgentes en sus pol¨ªticas de recursos humanos sino, tambi¨¦n, porque es uno cuya calidad descansa, sobre todo, en las personas.
Mar¨ªa Caridad Araujo es economista l¨ªder de la Divisi¨®n de Salud y Protecci¨®n Social del Banco Interamericano de Desarrollo.
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