Razones de peso para combatir la obesidad infantil
En el a?o 2025, 70 millones de ni?os menores de cinco a?os tendr¨¢n sobrepeso o ser¨¢n obesos, algo que podr¨ªan arrastrar toda su vida si no se corrige de manera temprana
El sobrepeso y la obesidad se han convertido en una aut¨¦ntica epidemia que aumenta de manera alarmante entre los menores de cinco a?os. Detr¨¢s de esos kilos de m¨¢s se esconden numerosas complicaciones que trascienden el ¨¢mbito de la salud.
En el a?o 2025, 70 millones de ni?os menores de cinco a?os tendr¨¢n sobrepeso o ser¨¢n obesos, seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS). Esta es una condici¨®n que podr¨ªan arrastrar toda su vida si no se corrige de manera temprana. La obesidad ha sido ya catalogada como una verdadera epidemia y se considera una causa directa de la morbilidad en la infancia. En rom¨¢n paladino, los ni?os pueden enfermar simplemente por estar gordos.
Los problemas que un exceso de peso plantea para la salud infantil no vienen determinados ¨²nicamente por la aparici¨®n de las complicaciones gastrointestinales, musculoesquel¨¦ticas u ortop¨¦dicas que puedan afectar a sus j¨®venes estructuras corporales, sino tambi¨¦n por la manifestaci¨®n precoz de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. El sobrepeso puede, adem¨¢s, generar problemas emocionales y de comportamiento en los ni?os y adolescentes que lo padecen, ocasionar trastornos como la depresi¨®n, adem¨¢s de conducir a la estigmatizaci¨®n, dificultar procesos de socializaci¨®n y afectar incluso al rendimiento educativo. Adicionalmente, la obesidad infantil conecta directamente con las condiciones de salud en etapas posteriores de la vida y es un importante predictor de la obesidad en la edad adulta.
La buena noticia es que no estamos ante una cat¨¢strofe inevitable pues, de hecho, se trata de un problema que se puede prevenir. Una parte fundamental de esta tarea recae en las familias desde el momento mismo del nacimiento. Se ha destacado la importancia de la lactancia materna temprana y exclusiva durante, al menos, los primeros seis meses de vida. Despu¨¦s, el entorno familiar es clave en el contenido, la cantidad y la calidad de las dietas alimenticias de los peque?os. Los h¨¢bitos presentes en los hogares determinan no solo la posibilidad de acceder a alimentos nutricionalmente balanceados y saludables sino, tambi¨¦n, las preferencias de compra, preparaci¨®n y consumo familiar.
La evidencia ha mostrado que uno de los principales factores de riesgo del exceso de peso es la exposici¨®n continua a ambientes obesog¨¦nicos, es decir, aquellos que favorecen el sedentarismo y la mala nutrici¨®n. Por el contrario, una forma de prevenir o revertir el sobrepeso es generar entornos donde primen pautas culturales y h¨¢bitos saludables en cuanto a la alimentaci¨®n y el ejercicio. Por lo tanto, no se trata ¨²nicamente de procurar estilos alimentarios saludables para los ni?os sino de predicar con el ejemplo: aplicar las reglas de ingesta energ¨¦tica limitada en grasas y az¨²cares, dar m¨¢s relevancia al consumo de frutas, verduras y legumbres o fomentar la pr¨¢ctica de actividades f¨ªsicas de manera regular es algo que debe realizar todo el grupo familiar.
La evidencia ha mostrado que uno de los principales factores de riesgo del exceso de peso es la exposici¨®n continua a ambientes obesog¨¦nicos
Entre las medidas prioritarias recomendadas el Informe de la Comisi¨®n para Acabar con la Obesidad Infantil, elaborado por la OMS en el a?o 2016, se incluye que en los entornos frecuentados por ni?os se creen ambientes favorables a una alimentaci¨®n saludable y se estimule la actividad f¨ªsica, especialmente en los centros de cuidado infantil y en las escuelas. Lo que ocurre en los primeros a?os de la vida de un ni?o tiene enormes consecuencias en el desarrollo de toda su infancia y, posteriormente, de toda la vida. Por eso las acciones de apoyo al desarrollo importan tanto en el hogar como en los entornos comunitarios e institucionales con los que los menores van interactuando.
Los servicios de cuidado infantil y educaci¨®n inicial tienen un papel fundamental en este tema. En primer lugar, entre los est¨¢ndares de calidad de los servicios debe incorporarse la observaci¨®n rigurosa de pautas alimentarias saludables, es decir, que los alimentos que se ofrezcan en los centros sean escogidos, preparados y entregados de forma que atiendan los requerimientos energ¨¦ticos y nutricionales adecuados a cada etapa de desarrollo y ayuden a la naturalizaci¨®n de su consumo. Conseguir que un ni?o prefiera una manzana a una merienda de alimentos ultraprocesados, ricos en sal, grasa o az¨²car, implica educar los h¨¢bitos alimentarios de manera sistem¨¢tica y creativa.
En segundo lugar, las intervenciones para apoyar a padres, madres y familiares en las tareas de cuidado y crianza deben prestar m¨¢s atenci¨®n al tema de la alimentaci¨®n como una clave esencial del buen desarrollo. Esto implica cambiar la l¨®gica con la que se trabaja la educaci¨®n para una vida saludable: alimentarse y hacer ejercicio no es una tarea espec¨ªfica para hacer con el ni?o, sino que debe involucrar a todo el entorno familiar. Esto es v¨¢lido no solo para las acciones que se realizan con los peque?os que asisten a centros, sino que se debe incorporar en todas las intervenciones que apoyan la formaci¨®n de capacidades y competencias parentales en las comunidades.
La Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Alimentaci¨®n y la Agricultura (FAO) ha destacado en su ¨²ltimo informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrici¨®n en el mundo que a la lucha contra el hambre y la inseguridad alimentaria mundial hay que sumar el combate contra la malnutrici¨®n, en particular por el notable aumento que est¨¢n teniendo el sobrepeso y obesidad. Reducir sus alarmantes niveles es una tarea prioritaria en todo el mundo y no solo en los pa¨ªses con niveles de ingresos elevados. Es m¨¢s, ambos problemas aumentan hoy en d¨ªa de manera m¨¢s acusada en los pa¨ªses de ingresos bajos y medianos, particularmente en los entornos urbanos. Este es un problema que no conoce l¨ªmites geogr¨¢ficos o etarios y que no diferencia por raz¨®n de sexo. Suficientes razones de peso para combatir esta dolencia.
Patricia Jara es especialista en Chile de la divisi¨®n de Salud y Protecci¨®n Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
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