La sorprendente utop¨ªa residencial de un empresario argentino en mitad de la selva mexicana
El fil¨¢ntropo y coleccionista Roth es el creador de Azulik Uh May, un complejo vacacional fuera de lo com¨²n donde sus clientes se hospendan en lujosas caba?as frente al mar entre obras de Miriam Cahn y Ernesto Neto
En pleno Caribe mexicano, la localidad de Tulum es, cuando menos, un sitio peculiar en materia de interiorismo y arquitectura. A lo largo de la costa, frente a unas playas de arena blanca y mar turquesa, se alinean los beach clubs y los eco resorts que ofrecen a sus clientes una experiencia de contacto con la naturaleza pr¨®diga en camas balinesas y palapas? [caba?as con techo de palma]. Pero tambi¨¦n cuenta con un parque natural que alberga las ruinas de una antigua ciudad amurallada maya. Y hacia adentro, queda la jungla.
No es habitual que el turista se aventure en ella si no es para una excursi¨®n que necesariamente debe incluir el ba?o en un cenote (dep¨®sito natural de agua subterr¨¢nea). Por eso, quien recorra la decena de kil¨®metros de tierra adentro que lleva hasta la peque?a poblaci¨®n de Francisco Uh May no lo hace por casualidad. Y sin embargo, esto no aten¨²a la sensaci¨®n de sorpresa ante lo que all¨ª encontrar¨¢.
Es dif¨ªcil explicar en qu¨¦ consiste exactamente Azulik Uh May, m¨¢s all¨¢ de lo que logran transmitir las im¨¢genes, o la definici¨®n oficial (un tanto aparatosa) que figura en su p¨¢gina web: "Un centro hol¨ªstico para la visi¨®n humana y la evoluci¨®n, creada en la jungla de Tulum por Roth (Eduardo Neira), emprendedor social y fundador de Azulik".
Se espera que, en un futuro pr¨®ximo, Azulik Uh May acoja un gran complejo residencial, aunque en realidad nadie sabe a ciencia cierta lo que terminar¨¢ siendo, ya que se encuentra en plena edificaci¨®n y los planes van traz¨¢ndose a medida que se construye. Digamos que, en su estado actual, est¨¢ conformado sobre todo por SFER IK Museion, un centro de arte bajo una gran c¨²pula asim¨¦trica que sigue un patr¨®n arquitect¨®nico que parece combinar la tradici¨®n constructiva local con elementos del Guggenheim Bilbao de Gehry y el organicismo de Frank Lloyd Wright.
Un complejo indescriptible que roza la ciencia-ficci¨®n
Todo lo que all¨ª se ve est¨¢ realizado en tres ¨²nicos materiales, la madera, el bejuco (una liana o planta trepadora selv¨¢tica) y el cemento, en unas paredes que se curvan adoptando formas caprichosas y que esconden un armaz¨®n invisible de malla met¨¢lica. Hay algo cercano a la ciencia-ficci¨®n en esa burbuja gris y parda que parece surgir de la nada en mitad del manglar, y que debe transitarse sin calzado (los visitantes salen inexorablemente con las plantas de los pies ennegrecidas) por expresa prescripci¨®n de su creador.
En este punto es importante dedicar un aparte a Eduardo Neira, apodado Roth (por Rothman, uno de sus apellidos), el fil¨¢ntropo y empresario de origen argentino que est¨¢ detr¨¢s del proyecto. Para acotar el alcance de su figura y sus motivaciones, puede recurrirse a uno de los cl¨¢sicos m¨¢s exc¨¦ntricos del cine europeo m¨¢s o menos reciente, Fitzcarraldo (1982), de Werner Herzog. El protagonista de aquella cinta, interpretado por Klaus Kinski con su habitual exceso gestual, era un mel¨®mano de principios del siglo XX empe?ado en construir un teatro de ¨®pera en medio de la selva amaz¨®nica.
Con esta descabellada idea en mente, se met¨ªa en el negocio del caucho fletando un barco de vapor por el r¨ªo Ucayali. Como era previsible, y tras una fabulosa aventura que encadenaba los desastres, su proyecto terminaba naufragando, pero el final de la pel¨ªcula reservaba a la fe inquebrantable de Fitzcarraldo ¨Cy al espectador¨C una merecida recompensa. El barco acoger¨ªa al reparto completo de la ¨®pera de Bellini I Puritani, que, capitaneado por el tenor Enrico Caruso, cantaba el aria A te, o cara, amor talora bajo el cielo amaz¨®nico como si estuviera de noche de estreno en La Fenice.
Podr¨ªamos, pues, pensar en Roth como un Fitzcarraldo del siglo XXI. Solo que, en su caso, el arte ha reemplazado al bel canto, y, lejos de cualquier forma de fracaso, su particular teatro selv¨¢tico ya ha empezado a construirse. Azulik Uh May, su gran proyecto, comenzaba a ponerse en pie hace poco m¨¢s de un a?o. Pero sus antecedentes se remontan a una d¨¦cada larga, cuando Roth lleg¨® a la Riviera Maya, adquiri¨® una porci¨®n de playa en Tulum y empez¨® construyendo all¨ª palapas, en lo que progresivamente fue convirti¨¦ndose en Azulik Tulum.
Su arquitectura poco 'convencional' se suspende en el aire
Se trata, sin duda, del hotel m¨¢s original de toda la regi¨®n (y hay competencia). Hoy en d¨ªa sus clientes se hospedan en lujosas caba?as frente al mar, inspiradas en la arquitectura tradicional maya. El hotel posee no solo tres restaurantes, un servicio de wellness y una tienda de moda, sino tambi¨¦n otro peque?o centro de arte que estos d¨ªas ofrece la exposici¨®n Alchemistry, con obras de tres mujeres artistas, la estadounidense Kelly Akashi, la canadiense Rochelle Goldberg y la sudafricana Bianca Bondi.
Fue el propio Roth quien, sin haber estudiado arquitectura pero con ciertas ideas muy claras, decidi¨® construir las caba?as de Azulik Tulum no directamente sobre el terreno, sino pr¨¢cticamente suspendidas sobre ¨¦l mediante un sistema de pilotes y plataformas de madera, de tal manera que la orograf¨ªa original permaneciera intacta. ¡°All¨ª utilizamos la forma de las villas mayas¡±, explica Roth ¡°Pero despu¨¦s pensamos que si los mayas hubieran seguido construyendo, tambi¨¦n ellos habr¨ªan evolucionado. No seguir¨ªan haciendo lo mismo. Y ese principio es el que aplicamos en Uh May¡±.
As¨ª que decidi¨® ir m¨¢s all¨¢, y extendi¨® su actividad hacia el interior para edificar Azulik Uh May. ?l mismo se encarga de dirigir a un equipo de unos diez arquitectos para que encuentren el modo de llevar a la pr¨¢ctica sus ideas, que muchas veces parecen al principio imposibles. Pero que siempre acaban realiz¨¢ndose: ¡°No quiero hacer lo que ya se ha hecho, lo convencional. El misterio de hacer algo nuevo es lo que me gusta, lo que me parece divertido. Por eso todos mis arquitectos son gente no convencional¡±.
La fantas¨ªa interiorista de un coleccionista de arte
En el Museion, la exposici¨®n Conjunctions, comisariada por Claudia Paetzold (directora art¨ªstica de SFER IK) re¨²ne varias piezas espectaculares de, entre otros artistas, el brasile?o Ernesto Neto, concebidas ex profeso para el espacio o adaptadas a ¨¦l. Neira, coleccionista de arte, ha construido su propia casa casi como un anexo, en un espacio que por el clima que en ¨¦l se respira y por la irregularidad de sus paredes recuerda a una vivienda rupestre, y por donde los ¨¢rboles de la selva entran y salen sin impedimentos arquitect¨®nicos. El suelo est¨¢ recubierto de kilims marroqu¨ªes, y en todas partes encontramos obra de autores como la suiza Miriam Cahn ¨Cque actualmente tiene una magn¨ªfica individual en el Reina Sof¨ªa- o el franc¨¦s Guillaume Leblon.
Roth y su equipo de arquitectos siguen trabajando para poner en pie las viviendas, el restaurante y la tienda de moda que integran la siguiente fase del proyecto. Y a buen ritmo. Como ¨¦l mismo explica: ¡°Todo tiene que ser rapid¨ªsimo, porque lo que se hace r¨¢pido es m¨¢s barato. Lo principal es no estorbar. Si no estorbamos, ocurrir¨¢¡±.
Quiz¨¢ si Fitzcarraldo hubiera tenido en cuenta esa m¨¢xima tambi¨¦n habr¨ªa llegado a construir su gran ¨®pera en mitad de la selva.
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