Ni la orientaci¨®n sexual es para siempre
Los estudios indican que no es algo estable, que puede ir evolucionando y cambiando a lo largo de la vida, y que el cambio suele suceder en la madurez
Imagina que un d¨ªa tu madre, a sus cincuenta a?os, se sienta contigo y te cuenta, que tras el divorcio, se ha vuelto a enamorar. Te sientes algo inc¨®moda, pero no pasa nada; es normal, deber¨ªas alegrarte por ella. Lo que rompe tus esquemas por completo es lo que dice a continuaci¨®n: "Se llama M¨®nica, y creo que te va a caer estupendamente". ?De una mujer, se ha enamorado de una mujer? No comprendes nada, y la inercia te lleva a plantearte cuestiones como que la atracci¨®n por su mismo sexo quiz¨¢ ya exist¨ªa y hab¨ªa estado reprimida. Pero la realidad es mucho m¨¢s sencilla: lo que no sabes es que la orientaci¨®n sexual var¨ªa a lo largo de nuestra vida.
Al menos, es lo que afirma un estudio publicado en la revista The Journal of Sex Research. En primer lugar, el trabajo concluye que los conceptos de "homosexual, bisexual y heterosexual" no capturan la gama completa de la sexualidad humana y, por otra parte, insiste en que la atracci¨®n por uno u otro sexo puede variar con el tiempo. Otras de sus conclusiones es que los hombres son m¨¢s propensos que las mujeres a ser heterosexuales, mientras que las mujeres muestran una mayor fluidez en la preferencia sexual a lo largo del tiempo. Por ¨²ltimo, el art¨ªculo apunta que la edad adulta es, de hecho, un momento especialmente din¨¢mico para el desarrollo de la orientaci¨®n sexual.
Los pros y los contras de las etiquetas
Para entender todo lo que aborda este estudio, lo primero que explica la sex¨®loga y educadora social Silvia P¨¦rez es que "el ser humano es diverso en todas sus dimensiones, tambi¨¦n en su sexualidad y, por lo tanto, en su orientaci¨®n". Para la experta, el concepto de orientaci¨®n sexual se define como "la atracci¨®n sexual, afectiva y emocional que sentimos hacia otras personas". En este sentido, se entiende por homosexual sentirse atra¨ªdo por el mismo sexo, heterosexual por el sexo contrario y bisexual, sentirse atra¨ªdo por ambos. Pero esta idea no debe confundirse con la identidad sexual, que es sentirse hombre o mujer, o, en su caso, no sentirse identificado con un g¨¦nero concreto, o ir fluyendo entre ambos.
Curiosamente, pese a que cada vez aparecen m¨¢s nombres y definiciones, parece que no bastan para abordar el gran espectro de la sexualidad humana. "Las etiquetas tienen un doble rasero, por un lado, a veces nos sentimos c¨®modos porque nos definen y nos sacan del cub¨ªculo de 'lo raro', haci¨¦ndonos pertenecer a un grupo. Pero, por otro, las etiquetas nos encasillan demasiado, y parece que si elegiste una ya no puedes cambiar a otra nunca m¨¢s", cuando la realidad demuestra que en la vida no todo es blanco o negro.
Un cambio de perspectiva propio de la madurez
Para P¨¦rez, el estudio revela algo que ella ya hab¨ªa percibido en su trabajo. "Efectivamente, en consulta me he encontrado m¨¢s mujeres que hombres", dice. La experta cree que, m¨¢s que por una raz¨®n biol¨®gica, la explicaci¨®n est¨¢ en una cuesti¨®n social. P¨¦rez opina que muchas mujeres se quejan de que los hombres no las acompa?an en ese momento de crecimiento y maduraci¨®n sexual, y que es entonces cuando "encuentran un nivel m¨¢s ¨ªntimo y satisfactorio en otras mujeres. Se sienten m¨¢s comprendidas, sexualmente m¨¢s libres, y sobre todo due?as de su sexualidad y no al servicio del placer masculino como ven¨ªa siendo costumbre".
"Los hombres solemos tener un nivel de angustia considerable con los asuntos ¨ªntimos, especialmente los que envuelven a variables relacionadas con nuestra mal construida masculinidad", apunta el sex¨®logo Alberto ?lamo. Ante ello, es l¨®gico que les cueste m¨¢s asumir este tipo de situaciones, al menos tanto como para atreverse a dar el paso, que no suele darse en la juventud.
Si habitualmente se entiende que la adolescencia es un momento de cambios, tiene sentido que en la madurez, tras muchas experiencias vividas y tras una mayor aceptaci¨®n del yo, tambi¨¦n se produzca este giro en torno a la sexualidad. "En consulta hemos visto personas de todas las edades, aunque la tendencia parece encontrarse en aquellas de mediana edad, posiblemente porque, por una cuesti¨®n de generaci¨®n, su educaci¨®n sexual ha sido restrictiva y escasa", dice ?lamo. As¨ª, una vez que se llega a la madurez y se olvidan los prejuicios, uno es m¨¢s capaz de abrirse a nuevas experiencias, a vivencias que le hubieran parecido del todo improbables anteriormente.
Afrontar esta nueva perspectiva conlleva un proceso
La naturalidad con la que la sociedad acepta la sexualidad de cada uno es cada vez mayor, pero redescubrirse con 50 a?os precisa un proceso. Seg¨²n el sex¨®logo, "lo m¨¢s efectivo en estos casos es el asesoramiento sexol¨®gico, y suelen bastar pocas sesiones". Las ideas que suelen trabajarse, en primer lugar, se basan en "la informaci¨®n libre de mitos, estereotipos y prejuicios acerca de la orientaci¨®n sexual". Despu¨¦s llega la segunda parte. Una vez que hemos asumido este deseo sexual, en una ¨¦poca madura, lo que nos faltan son recursos respecto a c¨®mo ligar e interactuar con ese otro sexo, con el que empezamos desde cero. De esta forma, ?lamo explica que tambi¨¦n se ayuda a abordar t¨¦cnicas de seducci¨®n y de comprensi¨®n del otro, que en ning¨²n caso es un tema balad¨ª.
Por otra parte, en ocasiones la consulta no tiene tanto que ver con la aceptaci¨®n de uno mismo sino con la necesidad de que te acepten los dem¨¢s. En estas situaciones hay que trabajar "otro tipo de factores, como el de vivir en poblaciones peque?as y sentir miedo del juicio de la gente ante una determinada orientaci¨®n". De esta forma, y volviendo a una situaci¨®n como la del primer p¨¢rrafo de este texto, muchas veces lo que cuesta es que tu propia familia entienda, para empezar, que sigues siendo una persona sexualmente activa, y para terminar, que tus deseos sexuales ya no son del todo los que eran. Por eso hay veces que la consulta no es individual, sino de familia.
?lamo recalca la idea de que "la orientaci¨®n no se puede elegir, no es voluntaria", por ello insiste en que no se trata de una condici¨®n sexual, "porque no condiciona nada". Tambi¨¦n explica que "es importante respetar los tiempos y formas de cada persona con respecto a la aceptaci¨®n y la expresi¨®n de su orientaci¨®n sexual del deseo er¨®tico". Por ¨²ltimo, cuando cuesta entender este proceso, el experto recuerda el conocido continuo de los sexos elaborado el siglo pasado por bi¨®logo Alfred Kinsey, que no entend¨ªa la orientaci¨®n como dos polos opuestos, sino como una escala entre la homosexualidad y la heterosexualidad, en la que las personas se van moviendo a lo largo de la vida, sin tener que quedarse siempre en un punto concreto. Al fin y al cabo, pensar que siempre nos quedar¨¢n nuevas experiencias y sentimientos que nos sorprender¨¢n con el paso de los a?os es la esencia de la vida.
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