El calor humano
Casi tan interesantes como los estadistas mod¨¦licos son los estadistas mediocres, o fracasados, o espantosos
Algunos dirigentes pol¨ªticos hacen bien su trabajo en las circunstancias m¨¢s dif¨ªciles y, adem¨¢s, alcanzan una extraordinaria talla humana. Abraham Lincoln fue presidente durante una guerra civil atroz. Sandro Pertini mat¨® como soldado en la Primera Guerra Mundial y orden¨® muertes como l¨ªder de la Resistencia italiana en la Segunda. Nelson Mandela permaneci¨® encarcelado 27 a?os por terrorismo y traici¨®n. Vaclav Havel soport¨® un continuo hostigamiento de la dictadura comunista y luego tuvo que resignarse a la partici¨®n de Checoslovaquia. Permanecen en la memoria como estadistas mod¨¦licos, porque lo fueron.
Hay un grupo m¨¢s numeroso, el de los dirigentes que cumplen su cometido en situaciones cr¨ªticas. Son los Churchill, los De Gaulle, los Roosevelt, los Washington. Quiz¨¢ Adolfo Su¨¢rez, con menos fragor y menos resonancia internacional, forme parte de ese grupo.
Por debajo est¨¢n la mayor¨ªa, los que hacen lo que pueden, o lo que las circunstancias permiten.
Casi tan interesantes como los estadistas mod¨¦licos son los estadistas mediocres, o fracasados, o espantosos, a los que se mira con una cierta benevolencia. F¨ªjense en el peor presidente que tuvieron los Estados Unidos. George W. Bush fue elegido de forma m¨¢s que dudosa; se rode¨® de una corte siniestra encabezada por el vicepresidente Dick Cheney; impuls¨® una guerra, la de Irak en 2003, cuyas terribles consecuencias tardar¨¢n en amainar; minti¨® al mundo y a sus conciudadanos; convirti¨® a la CIA en una organizaci¨®n dedicada al secuestro y el asesinato a escala planetaria; e incub¨® la devastadora crisis financiera de 2008.
En comparaci¨®n con George W. Bush, Donald Trump es un presidente razonable. Sin embargo, Bush nunca sufri¨® la amenaza del impeachment. Quiz¨¢ por efecto de los atentados del 11 de septiembre de 2001, o porque las guerras posteriores favorec¨ªan la unidad pol¨ªtica (y la oposici¨®n dem¨®crata era corresponsable), pero tambi¨¦n porque por debajo del dirigente calamitoso se percib¨ªa a un tipo fr¨¢gil, ex alcoh¨®lico, muy cordial y propenso a re¨ªrse de s¨ª mismo, que tras abandonar la Casa Blanca trab¨® cierta amistad con la familia Obama y se dedic¨® a pintar al ¨®leo. Donald Trump, en cambio, es un soci¨®pata.
El factor humano cuenta. Ah¨ª tienen a Jacques Chirac. Conviene recordar que en los momentos decisivos supo hacer lo correcto: como primer ministro, coloc¨® a Simone Veil al frente de Sanidad para que despenalizara el aborto; como presidente, reconoci¨® la responsabilidad francesa en la deportaci¨®n y asesinato de jud¨ªos y dijo ¡°no¡± a la invasi¨®n de Irak. En los momentos no decisivos, es decir, durante la mayor parte de su vida, zascandile¨® con una despreocupaci¨®n casi ol¨ªmpica. Lleg¨® al El¨ªseo con la promesa de cerrar la ¡°fractura social¡±, y la agrav¨®. No supo manejarse con la Uni¨®n Europea. Pag¨® al personal de su partido con fondos de la alcald¨ªa de Par¨ªs y fue condenado por ello. Dej¨® como sucesor a un tipo al que despreciaba, Nicolas Sarkozy, y la vieja derecha gaullista ya no volvi¨® a levantar cabeza.
El caso es que era imposible no querer a Jacques Chirac. Ese hombre glot¨®n y oportunista, al que nadie encontr¨® la noche en que muri¨® Diana de Gales porque estaba oculto en el apartamento de una de sus amantes, desprend¨ªa un intenso calor humano. Y eso importa. Importa much¨ªsimo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.