La OTAN cumple 70 a?os y se reinventa para sobrevivir al siglo XXI
Desde su cuartel general en Bruselas hasta los vuelos de vigilancia en las fronteras calientes con Rusia, tomamos el pulso a una alianza militar que busca reinventarse?
EL ANILLO NARANJA que rodea cada misil indica que es un arma de guerra. El interior de su pulida carcasa aerodin¨¢mica est¨¢ repleto de explosivos. Si fueran de entrenamiento, estos proyectiles inteligentes ir¨ªan pintados de azul. No lo son. Matan. Cuatro van adosados a las alas de cada uno de los F-18 espa?oles en misi¨®n de la OTAN en Estonia, Letonia y Lituania. Listos para combatir sobre el B¨¢ltico con los cazas rusos si estos rebasan sus corredores a¨¦reos, no se identifican o ignoran las llamadas del centro de vigilancia del espacio a¨¦reo, situado en un b¨²nker en la aldea lituana de Karm¨¦lava. En caso de enfrentamiento (siempre como defensa, seg¨²n las reglas de la Alianza), dos de estos misiles, orientados por infrarrojos, perseguir¨ªan los motores del avi¨®n enemigo, y la otra pareja, guiada por su propio radar, buscar¨ªa el mismo objetivo: derribarle.
Desde el instante en que han sido alertados por una sirena que hiela la sangre en la aislada base de ?iauliai (Lituania), bajo el c¨®digo alfa scramble de reacci¨®n inmediata, los dos pilotos espa?oles de guardia han tenido un m¨¢ximo de 15 minutos para alcanzar el cielo y placar al intruso. Llegar hasta ¨¦l, identificarle y obligarle a abandonar este espacio a¨¦reo patrullado por la Alianza Atl¨¢ntica desde 2004. La misi¨®n responde a la petici¨®n de apoyo de los Estados b¨¢lticos, tres de sus aliados m¨¢s indefensos, que se independizaron de Rusia en 1991 e ingresaron en la organizaci¨®n en 2004, como un salvavidas para su integridad territorial (al menos en el imaginario de la mayor¨ªa de sus habitantes). Y despu¨¦s, rezar para que el incidente no escale a la categor¨ªa de conflicto.
Es un peligroso juego del gato y el rat¨®n. Aqu¨ª, en el B¨¢ltico, uno se da de bruces a diario con la provocaci¨®n militar. ?Cu¨¢nto tardan los aviones del adversario en responder a una alarma, c¨®mo van armados, hasta d¨®nde est¨¢n dispuestos a llegar? ¡°Al tomar decisiones en situaci¨®n l¨ªmite, un aviador de combate no puede ponerse nervioso. Tiene que ser de hielo. Y gestionar datos. En eso consiste un avi¨®n de combate. Es por la frialdad que te da el conocimiento, el entrenamiento, la preparaci¨®n¡ y la certeza de la que se puede montar si te equivocas¡±, explica el teniente coronel jefe del contingente.
Eso ocurri¨® en agosto de 2018, cuando un piloto espa?ol dispar¨® por error un misil Amraam en Estonia, durante un ejercicio a solo 50 kil¨®metros de Rusia. Nadie quiere hablar del suceso en la base de ?iauliai. Tampoco en el cuartel general de la OTAN, en Bruselas. El incidente no tuvo consecuencias, pero un a?o despu¨¦s el proyectil no ha sido encontrado. Las autoridades estonias sentenciaron tras la investigaci¨®n: ¡°El misil fue disparado accidentalmente como resultado de que el piloto no cumpli¨® con las normas de seguridad¡±.
Otro de esos aviadores espa?oles, un teniente de menos de 30 a?os y un f¨ªsico de atleta, que durante su vigilia de alerta de 24 horas no se desprender¨¢ de su equipo de vuelo ni de su traje isot¨¦rmico (una asfixiante segunda piel para sobrevivir en caso de ser derribado sobre el mar B¨¢ltico), explica que despu¨¦s de tres meses de misi¨®n, esta ¡°polic¨ªa del aire¡± es capaz de actuar ¡°en menos de nueve minutos¡±. Y a?ade que en los ¨²ltimos meses los aparatos de la OTAN (brit¨¢nicos, h¨²ngaros y espa?oles) destacados en este territorio han interceptado una treintena de aeronaves militares rusas, desde aviones de reconocimiento y transporte hasta cazabombarderos Su-27.
La tensa rutina de sus patrullas transcurre en el eje (m¨¢s bien la pinza) de 1.000 kil¨®metros que separa Kaliningrado (un enclave ruso en territorio polaco, donde hay desplegados misiles con capacidad nuclear y que Occidente intenta no sobrevolar, ¡°para no escalar la situaci¨®n¡±) de San Petersburgo, la ciudad natal de Putin, que cuenta con una de las bases a¨¦reas m¨¢s activas de Rusia. Desde la anexi¨®n ilegal de la pen¨ªnsula ucrania de Crimea por parte de Rusia, en 2014, las relaciones entre la Federaci¨®n (Rusa) y la Alianza (Atl¨¢ntica) viven su peor escenario en m¨¢s de 30 a?os. Ese acto fulgurante de fuerza, que tritur¨® todos los acuerdos de inviolabilidad de las fronteras; menos que una guerra y m¨¢s que un incidente; en el que se combinaron medios militares convencionales con operaciones especiales, propaganda y ataques cibern¨¦ticos, pill¨® a Occidente por sorpresa. Y a su caja de herramientas de defensa colectiva (la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte), fuera de juego. Era la materializaci¨®n de la ¡°doctrina Guer¨¢simov¡±, la guerra del siglo XXI, acu?ada por el general ruso del mismo nombre. Fall¨® la inteligencia (apenas compartida por los miembros de la Alianza y uno de sus puntos d¨¦biles). Nadie lo esperaba. El general Fernando Alejandre, hoy jefe del Estado Mayor de la Defensa, recuerda c¨®mo la incursi¨®n en Crimea cogi¨® a la Alianza con el paso cambiado. ?l era su jefe de log¨ªstica con sede en Mons (B¨¦lgica). ¡°Hasta ese d¨ªa, todo mi trabajo estaba centrado en sacar a la OTAN de Afganist¨¢n. Tras la anexi¨®n de Crimea, en horas, me ordenaron desempolvar los planes militares del este de Europa anteriores al deshielo y documentar todos los aer¨®dromos, dep¨®sitos de armas y de carburante, puentes y carreteras para cualquier contingencia¡±.
Tras la ca¨ªda del Muro y la desaparici¨®n del Pacto de Varsovia, Rusia hab¨ªa pasado de ser el superenemigo a un c¨®modo rival con los colmillos limados. Los antiguos aliados de la URSS en Europa hab¨ªan desertado de sus filas y nutrido las de sus viejos enemigos, con su ingreso en la Alianza y la Uni¨®n Europea (siempre en ese orden, primero lo militar, como palanca de lo segundo, lo econ¨®mico). En 1991 la Alianza ten¨ªa 16 miembros; hoy son 29. Sin olvidar a sus ¡°socios globales¡±, localizados en los rincones m¨¢s calientes del planeta, como Jap¨®n, Australia, Corea del Sur o Colombia.
De los tradicionales sat¨¦lites de la URSS solo quedaban en 2014, como aspirantes a abrazar la OTAN, Georgia y Ucrania. Y la Alianza se lo hab¨ªa prometido en la cumbre de 2008. Era demasiado para Putin. Ucrania era su ¨²ltimo airbag frente a Occidente. ¡°No quer¨ªa a EE UU estacionado en su patio trasero. Entr¨® en Ucrania para que no se le adelantara la OTAN¡±, explica un alto cargo militar de la Alianza. ¡°Y Occidente ya es plenamente consciente de que tiene voluntad de poder global¡±. Rusia no se contenta con ser ¡°una potencia regional¡±, como la defini¨® en su d¨ªa con arrogancia Obama. ¡°Es carn¨ªvora¡±, afirma un antiguo embajador espa?ol en la Organizaci¨®n del Tratado del Atl¨¢ntico Norte que contin¨²a, ¡°y ha sido el revulsivo para que la Alianza (y tambi¨¦n la UE) se ponga las pilas¡±. Para un alto militar espa?ol, ¡°a Putin le tendr¨ªa que poner la OTAN un monumento, porque con su invasi¨®n en Crimea ha logrado que la organizaci¨®n abandone su indefinici¨®n y se dedique a lo que sabe hacer: la disuasi¨®n. Y se abra un debate sobre su utilidad¡±.
¡ª?Y para qu¨¦ sirve?
¡ªDebe seguir siendo una p¨®liza de seguros en materia de seguridad para sus miembros.
William Cohen, secretario de Defensa de EE UU con Bill Clinton, expres¨® una idea similar: ¡°La OTAN es como una compa?¨ªa de seguros, por una modesta prima no solo te protege en caso de fuego, sino que hace m¨¢s dif¨ªcil que se declare. Y la UE debe ser una garant¨ªa a?adida por si EE UU decide no actuar¡±. Lo recalca la espa?ola Carmen Romero, adjunta al secretario general de la OTAN: ¡°La prevenci¨®n siempre ser¨¢ mejor que la intervenci¨®n¡±.
La Alianza contraataca. Los aliados no est¨¢n dispuestos a que Rusia vuelva a cogerles con la guardia baja, ya sea en el B¨¢ltico o el mar Negro. Los expertos hablan de una segunda Guerra Fr¨ªa. Donde todo vale: desde el uniforme hasta el ch¨¢ndal de nerd inform¨¢tico; desde la guerra espacial (futuro teatro de operaciones) hasta las armas nucleares, en peligrosa proliferaci¨®n tras saltar por los aires los tratados diplom¨¢ticos que limitaban su desarrollo y despliegue desde los ochenta (como el INF, de misiles de medio alcance, que expir¨® a comienzos de agosto). Sin dejar de lado un peligroso ej¨¦rcito virtual de noticias falsas (a las que el diplom¨¢tico Alejandro Alvargonz¨¢lez, hasta hace un mes n¨²mero tres de la Alianza, define como ¡°armas de difusi¨®n masiva¡±).
Los problemas se acumulan. Al tiempo que el l¨ªder hist¨®rico de la Alianza, EE UU, por boca de su presidente, Donald Trump, la califica de ¡°obsoleta¡±, arde sin llama su flanco sur, entre el Mediterr¨¢neo, Oriente Pr¨®ximo y el Sahel, con sus Estados fallidos, una persistente amenaza yihadista e imparables flujos de migrantes. Un c¨²mulo de situaciones que no se pueden corregir de forma puramente militar. Todo puede ocurrir en materia de seguridad. Vivimos la era de la incertidumbre. Contemplando dos F-18 espa?oles atronando hacia la pista de la base lituana de ?iauliai (que hace solo 30 a?os era una de las m¨¢s activas de la URSS), para llevar a cabo una operaci¨®n con munici¨®n real, uno piensa que este conflicto no es tan fr¨ªo como lo titulan los analistas. Est¨¢ en ebullici¨®n.
Desde la anexi¨®n ilegal de Crimea, las relaciones entre Rusia y la OTAN viven su peor escenario? en m¨¢s de 30 a?os
Verano de 2019. Bruselas. La Alianza cumple 70 a?os. En el bulevar de Leopoldo III a¨²n es posible visualizar la OTAN del antiguo r¨¦gimen, la de la primera Guerra Fr¨ªa, en la imagen de su viejo cuartel general de finales de los sesenta, un puzle medio abandonado de hormig¨®n sucio rodeado de muros y alambradas. Esa Alianza caduc¨® en 1989, con la ca¨ªda del Muro y el ocaso de la URSS. ¡°Y deb¨ªa haberse disuelto, tras haberle agradecido los servicios prestados¡±, sentencia el analista y militar retirado Jes¨²s A. N¨²?ez Villaverde. Por el contrario, sin un enemigo aparente, trat¨® de reinventarse. En especial tras el 11-S, cuando los aliados salieron en defensa de EE UU. Pero ?qui¨¦n era el enemigo? ?D¨®nde estaba? ?C¨®mo protegerse de ¨¦l? El objetivo fue Afganist¨¢n, donde los aliados acumularon m¨¢s de 100.000 efectivos (aunque los tiros los pegaran b¨¢sicamente los americanos).
M¨¢s all¨¢ de su motivo fundacional en 1949, que era la defensa de los pa¨ªses del Atl¨¢ntico Norte (m¨¢s Turqu¨ªa), a trav¨¦s del art¨ªculo 5 del Tratado (que establece que un ataque contra un Estado miembro es un ataque contra el conjunto de aliados), la Alianza se iba a dedicar a hacer de todo y por todo el mundo. Ese ser¨ªa su teatro de operaciones. Una organizaci¨®n sin fronteras. Buscando a los malos e intentando ganarse sus mentes y corazones m¨¢s que batirse con ellos. Pasaba de ser una alianza defensiva a una organizaci¨®n de seguridad. La cuesti¨®n ya no era pegar tiros, sino arreglar el planeta. Todo val¨ªa para reinventar el club. Desde gestionar crisis hasta proyectar estabilidad y democracia. Aunque nadie se lo pidiera.
No estaba preparada, carec¨ªa de un componente civil. Y tampoco estaba concebida para desplegarse. El fracaso en Afganist¨¢n fue la comprobaci¨®n de una dura realidad: No era f¨¢cil pasar de lo militar a lo civil; de la guerra a la cooperaci¨®n; del enfrentamiento a exportar civilizaci¨®n. Para el soft power estaba mejor dotada la herb¨ªvora Uni¨®n Europea, capaz de manejar la zanahoria y no solo el palo; y aplicar la cooperaci¨®n, entrenar y pastorear el tr¨¢nsito a la democracia de los Estados d¨¦biles.
Ese ser¨¢ posiblemente el futuro papel en materia de seguridad de la UE; que desempe?ar¨¢ de una forma cada vez m¨¢s aut¨®noma de Estados Unidos. Y muy centrada en ?frica. Para ello, necesita voluntad pol¨ªtica, militar e industrial (ya se ha dotado de un Fondo de Defensa con 13.000 millones de euros). Especialmente tras el abandono de la Uni¨®n del Reino Unido, que representa una crisis y tambi¨¦n una oportunidad de crear un aut¨¦ntico pilar de seguridad europeo. Sin embargo, nadie espera que la UE sea operativa antes de 10 a?os. Y muchos dudan que act¨²e alg¨²n d¨ªa con licencia para matar.
En el mismo bulevar de Bruselas, cruzando la autopista, se alza desde 2018 la OTAN del futuro. Presidida por la imponente rosa de los vientos de bronce que en los cincuenta fue erigida como su s¨ªmbolo. El nuevo cuartel general es un inmenso complejo de 250.000 metros cuadrados de cristal y acero con aspecto de terminal de aeropuerto y estrictas medidas de seguridad. Cada aliado tiene aqu¨ª una estructura diplom¨¢tica y militar propia (una responde a su Ministerio de Exteriores, y la otra, al de Defensa) que se relaciona con el resto de aliados a nivel diplom¨¢tico, militar y a trav¨¦s de decenas de comit¨¦s. Todo es secreto. Antes de acceder a la Representaci¨®n Permanente de Espa?a dentro del cuartel general, custodiada por la Guardia Civil, hay que entregar el m¨®vil.
¡°Hemos estado con nuestros tanques a nueve kil¨®metros de la frontera con Rusia; de all¨ª no conviene pasar¡±
Es la OTAN de la segunda Guerra Fr¨ªa. Por su patio acristalado, el ?gora, transitan discretos funcionarios de paisano y uniforme de los 29 pa¨ªses miembros. Aqu¨ª trabajan en torno a 4.000 personas. Altos mandos militares espa?oles coinciden en que es una estructura ¡°sobredimensionada, lenta e ineficiente¡±. Estados Unidos paga m¨¢s del 25% de los gastos del club, y su presupuesto de defensa es el 75% del de la suma de todos los miembros de la OTAN. Si se a?ade el del Reino Unido, m¨¢s del 80%. Durante 70 a?os Europa ha sido un protectorado americano. Y la Alianza, un invento anglosaj¨®n. Que naci¨®, seg¨²n su primer secretario general, el brit¨¢nico Lord Ismay, ¡°para mantener a los rusos fuera, a los americanos dentro y a los alemanes abajo¡±.
En Bruselas nadie duda de que lo va a seguir siendo. Pocos miembros cumplen la norma fijada por Obama (y vociferada por Trump) de que cada uno destine el 2% de su PIB al gasto en defensa. Espa?a no llega al 1%. ¡°Sin embargo, no todo se puede medir con ese mero porcentaje que nos exigen (y al que no llegaremos nunca)¡±, analiza el general de cuatro estrellas F¨¦lix Sanz Rold¨¢n, hasta hace un par de meses director del servicio de inteligencia espa?ol, ¡°porque hay pa¨ªses de la Alianza que solo reclaman seguridad (los del Este) y otros que la suministran, como Espa?a, que est¨¢ en todas sus misiones y es uno de sus socios m¨¢s comprometidos (y que m¨¢s inteligencia sobre el norte de ?frica proporciona)¡±. Tampoco conviene olvidar que Ceuta y Melilla no est¨¢n cubiertas por el paraguas de la OTAN. Nadie explica el porqu¨¦.
Este edificio es una de las pocas propiedades de la Alianza. No tiene ej¨¦rcito propio. Ni un arsenal nuclear. Apenas los aviones de reconocimiento AWACS, una red f¨ªsica de comunicaciones (para burlar los ataques por Internet), drones para el control de fronteras, una red de oleoductos y algunos centros para el control del espacio a¨¦reo (como el CAOC, de Torrej¨®n de Ardoz). La OTAN no es militar, es civil; no es un ej¨¦rcito, es un sistema. Est¨¢ dirigida por diplom¨¢ticos y es, b¨¢sicamente, un foro pol¨ªtico. Un lugar de encuentro entre Europa y EE UU. Del acuerdo entre sus representantes (la unanimidad es la norma clave de la organizaci¨®n) brota una gu¨ªa pol¨ªtica, un inventario de obligado cumplimiento, de lo que cada miembro debe poner a disposici¨®n de la Alianza en medios y sistemas de armas. Tantas fragatas, tantos carros de combate, tantos cazas, tantas unidades. Espa?a aporta en torno al 5% de las capacidades. Esa fuerza latente es dirigida desde Bruselas por una estructura permanente, internacional e integrada (al mando de un general americano) que estandariza, homogeneiza y unifica la forma de actuar, el lenguaje (un laberinto de siglas), las comunicaciones (con sat¨¦lites propios) y el material (desde la munici¨®n hasta el combustible) de todos los ej¨¦rcitos de la Alianza. Y los entrena en ejercicios conjuntos a las puertas de Rusia. ¡°Hemos estado con nuestros tanques a nueve kil¨®metros de su frontera; de all¨ª no conviene pasar¡±, explica un oficial de infanter¨ªa espa?ol.
El campo de maniobras de la base militar de Adazi (Letonia), a 200 kil¨®metros de Rusia, despide un cierto aroma irreal. Los poderosos carros de combate Leopardo (es la primera vez que Espa?a env¨ªa tanques fuera de sus fronteras) y un grupo de zapadores con equipo de combate y minas antitanque se mueven penosamente por un terreno pantanoso, cubierto de con¨ªferas y vegetaci¨®n baja al encuentro de un enemigo imaginario. Cuando llegue el invierno, esto se cubrir¨¢ de nieve. Los soldados espa?oles (unos 400) forman parte de uno de los cuatro Grupos de Batalla de la OTAN (bautizados en el argot de la Alianza como Presencia Avanzada Reforzada) con 5.000 efectivos y centenares de blindados, estacionados en Estonia, Letonia, Lituania y Polonia (este ¨²ltimo bajo control americano). Representan desde 2016 la primera respuesta militar de la Alianza a Rusia tras el incidente de Crimea. Y el primer cortafuegos ante una incursi¨®n como la de Crimea. ¡°En caso de invasi¨®n, tendr¨ªamos que aguantar una semana, incluso con equipos NBQ (frente a ataques nucleares, bacteriol¨®gicos y qu¨ªmicos), hasta que llegara la Fuerza Conjunta de Muy Alta Disponibilidad de la OTAN, que podr¨ªa concentrar aqu¨ª 30.000 soldados con apoyo a¨¦reo, mar¨ªtimo y de operaciones especiales¡±, explica un teniente coronel espa?ol.
La OTAN no es militar, es civil; no es un ej¨¦rcito,? es un ¡®sistema¡¯. un lugar de encuentro entre europa y EE UU
El batall¨®n del que forma parte Espa?a suma 1.500 soldados de Canad¨¢, Italia, Eslovenia, Albania y Rep¨²blica Checa. Su base, instalada sobre un antiguo cuartel sovi¨¦tico (en el que uno se topa con tanques de los setenta cubiertos de ¨®xido), ha sido modernizada en tiempo r¨¦cord. Todo est¨¢ en obras. Hay sofisticados equipos de comunicaciones y guerra electr¨®nica. Pronto ser¨¢ activado como cuartel general de la Divisi¨®n Norte de la OTAN, una gran unidad multinacional que permanecer¨¢ en suelo b¨¢ltico para disuadir a Rusia. La Divisi¨®n Sur est¨¢ estacionada en Polonia. Entre ambas cubren el B¨¢ltico.
En una ocasi¨®n dijo Winston Churchill: ¡°Solo hay una cosa peor que luchar junto a tus aliados y es luchar sin ellos¡±. ¡°El secreto para disuadir est¨¢ en la unidad de los miembros de la Alianza. Y eso fue evidente en la Guerra Fr¨ªa. Con unidad transmites influencia, y eso te lo da defender unos valores democr¨¢ticos y no unas simples fronteras¡±, explica el embajador Alejandro Alvargonz¨¢lez, que durante tres a?os ha sido algo as¨ª como el ministro de Exteriores de la OTAN. ¡°Por eso, si la unidad se tambalea, no hay disuasi¨®n¡±.
En el momento en que cumple 70 a?os, la OTAN comienza a sufrir fatiga de materiales. Algunos analistas lo achacan a su desordenada reinvenci¨®n y a su ampliaci¨®n precipitada hacia el este. La Alianza est¨¢ fragmentada. Entre el norte y el sur; entre los incondicionalmente agradecidos a EE UU (los del este) y los que persiguen una Europa de la defensa. Entre los que consideran a Rusia el enemigo (sus antiguos sat¨¦lites) y los que, por el contrario, pretenden mantener con ella una relaci¨®n especial, sobre todo en el ¨¢mbito energ¨¦tico, como Alemania, Francia o Espa?a. Con Turqu¨ªa como un socio inseguro. Y el Reino Unido mirando cada vez m¨¢s hacia Am¨¦rica. El futuro de la Alianza es incierto. Como el del mundo.
La buena noticia es que no todos creen que Rusia est¨¦ interesada en un conflicto armado: ¡°La guerra se hace con dinero y Rusia no lo tiene: su PIB es equivalente al de Italia o Espa?a, y depende del petr¨®leo que bombee¡±, reflexiona el coronel retirado Pedro Ba?os, considerado prorruso en c¨ªrculos conservadores. Otros expertos estiman inviable una invasi¨®n rusa, como el general Sanz Rold¨¢n: ¡°La diferencia de potencia y tecnolog¨ªa con la Alianza es tremenda, por lo que nunca habr¨¢ un enfrentamiento convencional. Sin embargo, los rusos han descubierto el ¨¢mbito cibern¨¦tico, y ah¨ª est¨¢n llevando ventaja (como China en el ¨¢mbito del 5G frente a EE UU). Y es muy dif¨ªcil activar el art¨ªculo 5 de defensa mutua por un ataque cibern¨¦tico. ?Qui¨¦n demuestra de d¨®nde procede, cuando siempre son operaciones secretas?¡±. El embajador Alvargonz¨¢lez concluye: ¡°Rusia no va a atacar, pero est¨¢ desestabilizando el mundo, agrietando la Alianza y extendiendo la incertidumbre. Putin teme nuestro modelo de sociedad democr¨¢tico. Y sus agresiones est¨¢n siendo de g¨¦nero h¨ªbrido y cibern¨¦tico. Sabe que si fueran de car¨¢cter convencional, no le saldr¨ªa gratis. Tenemos que prepararnos para ese nuevo escenario. Ah¨ª es donde se va a librar la batalla¡±.
¡°Hay que entender a Putin: est¨¢ provocando a la Alianza para consumo interno en su pa¨ªs, para contentar a sus ciudadanos y mantener su imagen de gran potencia¡±, afirma F¨¦lix Arteaga, investigador principal del Real Instituto Elcano. ¡°Est¨¢ creando problemas en Siria, Libia, Ir¨¢n o Venezuela para satisfacer a su audiencia¡±. Una estrategia similar a la de Donald Trump con sus bravatas populistas, orientadas a su reelecci¨®n. Seg¨²n un alto cargo de la OTAN, ¡°Trump es un empresario y piensa que la industria militar americana debe liderar el mundo. No es un belicista, es un armamentista, y sabe que el complejo industrial-militar es clave para su pa¨ªs. Y por eso no quiere a la UE con una industria de defensa propia. Y les fuerza a que consuman sistemas de armas americanos. Sus fricciones con la UE son comerciales, no estrat¨¦gicas. Trump tiene una visi¨®n economicista de la seguridad, que no est¨¢ basada en principios y valores, sino en ¡®c¨®mpreme a m¨ª las armas¡¯. Es lamentable¡±.
La OTAN cumple 70 a?os. La invasi¨®n de Crimea le ha dado una raz¨®n para existir. Y pronto sabremos si sirve para algo o es, simplemente, un zombi.?
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