La respuesta correcta al matrimonio infantil: ¡°No quiero¡±
M¨¢s de 12 millones de ni?as son obligadas a casarse cada a?o a pesar de las leyes y tratados internacionales en contra
Kadiatu Massaquoi hab¨ªa estado tonteando con un vecino de su ciudad, Jendema, en Sierra Leona. Llevaban apenas un mes vi¨¦ndose cuando se qued¨® embarazada. Ella ten¨ªa 14 a?os y ¨¦l 19. "Dej¨¦ el colegio porque en mi pa¨ªs es un tab¨² que una ni?a encinta vaya a la escuela. Mi madre y mis vecinos me dijeron que me ten¨ªa que casar con el padre del beb¨¦", recuerda. No quer¨ªa ni lo uno ni lo otro, pero no tuvo m¨¢s remedio que abandonar sus estudios y contraer matrimonio cuando ya hab¨ªa cumplido 15. Para salvar su honor y el de su familia.
Los planes de Kadiatu se hab¨ªan truncado. Les dijo a sus padres que no estaba preparada para el matrimonio, pero finalmente tuvo que casarse. Tampoco quer¨ªa dejar el colegio y busc¨® ayuda para, al menos, continuar su formaci¨®n. "Pero no hab¨ªa nadie que pudiese apoyarme para seguir con mis estudios; ni siquiera mi madre", recuerda la joven, hoy de 17 a?os y madre de dos hijos, una ni?a de tres y un peque?o de uno. "Mi vida empez¨® a ser muy triste", contin¨²a su relato. "Solo hac¨ªa las tareas de la casa: cocinar, lavar la ropa, limpiar...".
De poco le sirvi¨® a esta joven que su pa¨ªs se haya comprometido a erradicar esta pr¨¢ctica. Las leyes y los tratados internacionales fueron para Kadiatu papel mojado. De hecho, seg¨²n datos de Unicef, Sierra Leona ocupa la posici¨®n 18 en la lista de pa¨ªses con mayor prevalencia de matrimonio infantil. Un 39% son v¨ªctimas de enlaces forzados antes de los 18 a?os y un 13% antes de los 15, como Kadiatu.
En el mundo, 650 millones de mujeres fueron enlazadas cuando eran todav¨ªa menores de edad. "Cada a?o, se casan m¨¢s de 12 millones de ni?as m¨¢s. De los 1.100 millones de ni?as que habitan hoy el planeta, m¨¢s de un 20% (220 millones) se casar¨¢ antes de cumplir los 18", denuncian en un estudio sobre la materia cuatro organizaciones ¡ªAmnist¨ªa Internacional, Save The Children, Entreculturas y Mundo Cooperante¡ª que se han aliado para contribuir unidas a acabar con esta pr¨¢ctica.
"Los cambios legislativos por s¨ª solos no funcionan; tambi¨¦n hacen falta campa?as de sensibilizaci¨®n, programas educativos... En definitiva, poner medios para que los derechos que se plasman sobre el papel se hagan realidad", expone Eva Su¨¢rez, directora adjunta de Amnist¨ªa Internacional Espa?a. "Estamos hablando de una violencia de g¨¦nero, de una violaci¨®n de derechos humanos que abre la puerta a m¨¢s violaciones como la falta de acceso a salud sexual y reproductiva, o a la educaci¨®n, a malos tratos", enfatiza.
La vida de Kadiatu fue triste, privada de su derecho a una educaci¨®n, hasta que se top¨® con gente que s¨ª pod¨ªa ayudarla: la ONG Save the Children. Gracias a esta organizaci¨®n, hoy aprende confecci¨®n, aunque si tiene la oportunidad lo que querr¨ªa es formarse para ser enfermera. Y, sobre todo, sue?a con convertirse en "una campeona contra el matrimonio infantil". Esto lo est¨¢ consiguiendo. Sabe que su historia puede servir para concienciar a otras familias sobre este problema. Por eso se la cuenta a ni?as, padres, maestros, periodistas, quien haga falta para evitar que m¨¢s chicas pasen por lo mismo que ella. "Y lo conseguimos", afirma con seguridad.
Los cambios legislativos por s¨ª solos no funcionan; tambi¨¦n hacen falta campa?as de sensibilizaci¨®n, programas educativos... Eva Su¨¢rez, directora adjunta de Amnist¨ªa Internacional Espa?a
Hadiqa Bashir, una joven pakistan¨ª de 17 a?os, tuvo m¨¢s suerte. Ella ten¨ªa cerca a esa persona que pod¨ªa ayudarla en el momento adecuado. Cuando ten¨ªa 11 a?os y viv¨ªa una infancia "muy feliz" en Swat, le lleg¨® una propuesta de matrimonio de un taxista. Era "un buen acuerdo" y su familia decidi¨® aceptar. Salvo su t¨ªo. "Me habl¨® del sistema patriarcal de mi sociedad, de las leyes que proh¨ªben el matrimonio infantil, de los derechos humanos...", recuerda. Con toda esa informaci¨®n y mucha determinaci¨®n, Hadiqa les dijo a sus progenitores que, si la obligaban a casarse, les llevar¨ªa ante los tribunales. Y la creyeron. "Soy el tipo de persona que cuando dice que va a hacer algo, lo hace", afirma.
La joven ya hab¨ªa visto c¨®mo una de sus compa?eras de la escuela hab¨ªa dejado de asistir porque la hab¨ªan forzado a casarse. "Organizamos una fiesta para ir a verla y ella no jugaba, se qued¨® en una esquina apartada y nos cont¨® que el marido la hab¨ªa pegado con una vara de hierro. Finalmente, su suegra nos dijo que no volvi¨¦semos", rememora. Con apoyo de su t¨ªo y su valent¨ªa, Hadiqa evit¨® un futuro similar al de su amiga, pero su lucha tampoco fue f¨¢cil. Organiz¨® un grupo de 10 chicas para ir puerta a puerta y sensibilizar contra el matrimonio infantil. "Nos dec¨ªan que era normal y nos echaban, pero no nos dimos por vencidas". Hasta que algunas empezaron a escucharlas. "Muchas ni siquiera sab¨ªan sus derechos m¨¢s b¨¢sicos", afirma a¨²n sorprendida.
Con los ¨¦xitos, comenzaron tambi¨¦n las presiones y amenazas. "A mi padre le dec¨ªan que me hab¨ªa convertido en un agente de occidente", relata. Debido a su activismo, la expulsaron de la escuela privada en la que estudiaba. Se matricul¨® entonces, no sin oposici¨®n del centro, en un colegio p¨²blico. Ahora, a punto de acceder a la universidad, Hadiqa contin¨²a su batalla contra el matrimonio infantil y planea ser abogada. "Enfrento muchos problemas por mi feminismo: mi familia y yo recibimos amenazas de muerte de extremistas, pero acudimos a la polic¨ªa y ahora estamos m¨¢s seguros".
Hadiqa cree que su esfuerzo merece la pena. "Aunque mi voz llegue a solo un 1% de la poblaci¨®n, es una victoria enorme. Estamos tratando de cambiar una mentalidad arraigada en los genes durante siglos. Es imposible que lo logremos en un d¨ªa, pero espero que quiz¨¢ en 20 a?os o 200, suceder¨¢ ese cambio", apunta.
"El matrimonio va ligado a la idea de que la ni?a es un bien que se puede vender, o en el polo opuesto, una carga econ¨®mica de la que hay que desprenderse pronto o, al menos, no invertir en ella", analiza Raquel Mart¨ªn, coordinadora del programa La Luz de las Ni?as de Entreculturas. Para esta organizaci¨®n es fundamental el trabajo educativo con las comunidades y "generar referentes", que ni?as que han salido o evitado un matrimonio se conviertan en un ejemplo para otras. Tambi¨¦n se acaban convirtiendo en un orgullo para sus familias que ven que las chicas reciben apoyo para continuar estudiando y tienen un reconocimiento.
"Lo que vivimos mal los que trabajamos en esto es lo que se queda fuera de nuestro radar. La realidad es injusta, no se llega a todo y hay zonas del mundo en sombra. Y hay ni?as que no encontrar¨¢n a quien les ayude a salir de la violencia. Pero cada germen de cambio, cada ni?a que sale, cada maestro, cada persona que se conciencia sobre este problema, es una mutaci¨®n positiva en la cadena de la desgracia que genera un cambio", termina optimista.?
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