Nos quieren robar lo mejor de Brasil
Existe un pa¨ªs en la superficie, envenenado por pol¨ªticas que son ajenas a su vocaci¨®n de di¨¢logo y han despertado, con la exaltaci¨®n de la violencia, su amor a las armas
Los brasile?os est¨¢n viviendo un momento de paradoja. Somos los extranjeros de este quienes m¨¢s les apreciamos y amamos, y por ello quienes m¨¢s nos asombramos de ver que est¨¢n con miedo de amar y de amarse entre ellos porque el odio ha reemplazado al amor. Y de la gloria al infierno hay siempre solo un paso.
Me ha emocionado un reportaje gr¨¢fico publicado en Folha de S?o Paulo sobre lo que piensan algunos inmigrantes de Brasil.?Quiz¨¢ porque confirma mi tozudez de que los brasile?os est¨¢n siendo envenenados y convencidos de ser peor de lo que que realmente son o se imaginan ser y que lo mejor es huir de este pa¨ªs, cuya pol¨ªtica de extrema derecha y guerra a la cultura lo est¨¢n envenenando.
En ese reportaje, los no brasile?os que llegaron hasta aqu¨ª no entienden por qu¨¦ de repente los brasile?os se sienten malos entre ellos, se averg¨¹enzan de ser lo que son y hasta son ahora ellos quienes prefieren emigrar. Y al mismo tiempo los inmigrantes recuerdan su felicidad al llegar aqu¨ª y tener sus primeros encuentros con los brasile?os. El africano Absoulaye recuerda: ¡°Aqu¨ª tuve clases de forr¨®, de sertanejo y de samba. La cultura musulmana no acepta la danza. Aqu¨ª realic¨¦ ese sue?o¡±. Emocionante la confesi¨®n de Nbuduzu, de ?frica del Sur: ¡°Aprend¨ª a hablar portugu¨¦s y a cantar en la c¨¢rcel. All¨ª consegu¨ª liberar mi m¨²sica y mi canto¡±. Y la portuguesa, Mar¨ªa Luisa, confiesa que llegan a preguntarle: ¡°?pero usted qu¨¦ est¨¢ haciendo aqu¨ª?¡±. Y comenta triste: ¡°Cre¨ª que Brasil gustaba m¨¢s de s¨ª mismo¡±.
Brasil, donde hasta en el infierno de las c¨¢rceles alguien se siente con espacios de libertad para cultivar su arte, refleja mejor el Brasil feliz como nosotros vimos siempre a este pa¨ªs. A pesar de los pecados de quienes se aprovecharon de la vocaci¨®n a la felicidad de su gente para tenerlas sometidas, perpetuando el infierno que dej¨® de herencia la esclavitud m¨¢s larga que se conoce en la historia.
Hoy existe un Brasil en la superficie, envenenado por pol¨ªticas que son ajenas a su vocaci¨®n de di¨¢logo, de encuentro y han despertado con la exaltaci¨®n de la violencia, su amor a las armas, lo peor que existe hasta en lo hondo de las almas m¨¢s nobles, arrastr¨¢ndolo a un crecimiento alarmante de la depresi¨®n. Y existe el Brasil verdadero, del que mi colega y escritor espa?ol, Antonio Jim¨¦nez Barca, respondi¨® a mi pregunta sobre qu¨¦ le dejaba de recuerdo de Brasil al dejar la edici¨®n brasile?a de EL PA?S para volver a la sede en Madrid: "Brasil me ense?¨® a ser feliz".?
Como dec¨ªa Freud, el ser humano necesita protegerse contra sus instintos de violencia y busca dominar a los dem¨¢s, al mismo tiempo que va siempre en busca de su realizaci¨®n y felicidad. Seg¨²n el creador del psicoan¨¢lisis, son el impulso de muerte, el T¨¢natos y el instinto de vida, el Eros, los que mueven el mundo, que si a¨²n existe es porque el instinto de vida es m¨¢s fuerte que el de la muerte. Tambi¨¦n en Brasil, por coyunturas de la naturaleza, quiz¨¢ mejor que en otras partes del mundo, el impulso de vida que conlleva el del encuentro, la autoestima, el del di¨¢logo pac¨ªfico, la libertad de expresar los sentimientos, el de compartir en paz lo poco o mucho que la vida le ha dado, es mayor su impulso de vida que el de muerte.
La resistencia de los brasile?os que est¨¢n viviendo, que no se conforman con este clima negro de violencia, de castraci¨®n del encuentro y de la falta de pensamiento libre, es la de poder, una vez vencida la batalla contra el derrotismo est¨¦ril que empieza a asfixiarlo, el Brasil luminoso, con espacios para que todos puedan expresar libres su modo de ser. Que vuelva a ser el Brasil que traen en los ojos los inmigrantes que llegan aqu¨ª en espera de una playa de libertad para mejor expresar toda su creatividad, en vez del campo de batalla en lo que lo est¨¢n convirtiendo.
Brasil, su tierra privilegiada y su gente enriquecida con la rica pluralidad de sus culturas, tiene que volver a ser el pa¨ªs que seg¨²n una feliz expresi¨®n "dios hab¨ªa escogido para vivir". S¨ª, el dios de todos, especialmente el de los que m¨¢s nos olvidamos siempre, el dios de la paz y del encuentro, y no el dios de los m¨¢s privilegiados, cuya pol¨ªtica de exclusi¨®n est¨¢ tambi¨¦n queriendo para Brasil.
El dios encarnado prof¨¦ticamente en los ojos dulces con la pobreza, la fragilidad y severos con la injusticia, de santa Irma Dulce. ?No es acaso la primera santa nacida en Brasil al que inmigrantes de medio mundo sue?an a¨²n para vivir y morir en busca de paz y belleza natural que quieren robarle la codicia de un capitalismo sin alma??A la primera santa brasile?a tambi¨¦n le gustaba cantar y danzar.
Est¨¢n intentando despojar a Brasil de lo mejor de su historia, de su alma plural y festiva. Un pecado sin perd¨®n.
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