Rabiar para cambiar el mundo
Cooperar no es tener relaciones, es tenerlas sim¨¦tricas y generar participaci¨®n activa y efectiva
Voy a escribir una rabieta personal. Un arranque de esos que salen del est¨®mago pero se conducen con la cabeza directamente sobre el papel. Y os voy a contar la historia de un cooperante (ni yo mismo me reconozco en esta palabra) que ha dedicado el mismo tiempo a ¡°hacer¡± cooperaci¨®n que a ¡°pensarla¡±. El debate sobre el funcionamiento de la cooperaci¨®n le ha acompa?ado desde su nacimiento. Y lo hace porque desde sus or¨ªgenes institucionalizados (cuando la ayuda se hizo pol¨ªtica p¨²blica) ment¨ªa en su sem¨¢ntica: ni necesariamente era cooperaci¨®n, entendiendo esta como una relaci¨®n de iguales que trabajan conjuntamente para la consecuci¨®n de un fin, ni mucho menos para el desarrollo: imposible de conceptualizar en dos cabezas como para hacerlo universalizable.
Y siendo as¨ª, hoy, en la era del cuestionamiento superficial y el debate barato, la discusi¨®n est¨¢ m¨¢s viva que nunca (no se deja de hablar de ella), e igual de muerta que siempre (el fondo se supedita a una forma marketiniana que esconde las intenciones reales de la discusi¨®n: acabar con ella). Hace unos a?os creamos, mi compa?era Blanca P¨¦rez y yo, SIC4Change, una organizaci¨®n ideada para cambiar estructuralmente la forma en que se practica la cooperaci¨®n (y si os parece poco, esperad la segunda parte), introduciendo procesos de innovaci¨®n y tecnolog¨ªa en el sector social (suma y sigue) generando relaciones sim¨¦tricas de trabajo entre actores diversos (locales e internacionales; empresas y ONGs, instituciones y afectados por los problemas). Ah¨ª es nada. Y en estos tres a?os hemos aprendido muchas cosas que voy a intentar resumir en tres aprendizajes m¨¢s filos¨®ficos y dos pr¨¢cticos. Amarraos los machos:
1- Cooperar no es tener relaciones, es tenerlas sim¨¦tricas y generar participaci¨®n activa y efectiva. La cooperaci¨®n vive la ola de la participaci¨®n. Todo es participativo y todas las herramientas vienen acompa?adas de este adjetivo. Pero participar no es hacer un c¨ªrculo, preguntar cuatro bobadas y dar un bocadillo. Participar, vivan las redundancias, es hacer part¨ªcipe tanto de los procesos de an¨¢lisis como de la construcci¨®n de propuestas de soluci¨®n y, sobre todo, del proceso de toma de decisiones para llevarlas a cabo. Participar es generar simetr¨ªas de poder y de relaci¨®n, rompiendo la barrera del de fuera y el de dentro. El muzungu y el local. El afectado y el cooperante. Y no os enga?¨¦is, esa barrera es est¨¦tica, generada por el color de la piel, el acento o el salario. El verdadero obst¨¢culo es mental: es la forma de entender el mundo y los procesos sociales: solo se consigue participaci¨®n si se cree en ella. Y en gran parte del sector de la cooperaci¨®n se ha cre¨ªdo que mola, pero pocos est¨¢n dispuestos al proceso de sangre, sudor y l¨¢grimas necesario para llevarlo a cabo y a la p¨¦rdida de poder y privilegios que supone implementarlo. Porque mandar es diferente cuando lo haces entre muchos.
El rol no debe ser el del promotor del cambio, sino el de br¨®ker, el que cataliza, el que junta actores
2- O se innova o se muere, y no estamos preparados para innovar. Los problemas sociales son, como dicen los ingleses: wicked problems. En mi tierra se dice: ¡°jodidos de cojones¡±, pero en aras del lenguaje inclusivo (otra muestra de resistencia, en este caso m¨ªa, a perder mis privilegios) diremos que son enrevesados hasta la m¨¦dula. Y el que me diga que son como cualquier otro mercado es que nunca los ha mirado de cerca. Y especialmente en los contextos en los que la cooperaci¨®n trabaja. Y esta complejidad exige nuevas miradas. La tendencia a exportar modelos, generalmente aprendidos en contextos radicalmente diferentes, nos conducen al fracaso. Pero cambiar los modelos requiere muchas cosas: (1) pensar mucho (2) atraer mucho talento y (3) experimentar lo m¨¢s posible. Y ojo, cuando digo innovar digo muchas cosas: cambiar la forma de relacionarse de los agentes, modificar y transformar procesos, utilizar tecnolog¨ªa disruptiva¡ innovar no es dar un m¨®vil ni crear una app, es cambiar los modelos humanos para que sirvan a los lugares y a las personas donde se aplican (y si para eso hace falta tecnolog¨ªa, bienvenida sea).
3- El contexto lo es todo. O catalizas el cambio o coges cacahuetes. Creer que el cambio proviene solo del individuo es un error impagable. El individuo se desarrolla en un entorno social que es clave para que las semillas crezcan. Individuos brillantes en sociedades empobrecidas los hay a patadas. El problema es que todo lo que les rodea les impide desarrollar su potencial y les condena a la pobreza. Por eso los proyectos no pueden trabajar ¨²nicamente el desarrollo y la mejora de los individuos. Especialmente teniendo en cuenta los fondos que manejan las organizaciones sociales: el rol no debe ser el del promotor del cambio, sino el de br¨®ker, el que cataliza, el que junta actores, el que consigue que el resto de organizaciones (las que de verdad mueven el dinero: empresas, instituciones p¨²blicas y actores multilaterales) lo gasten de forma diferente y alteren esos modelos heredados que no funcionan. Y volvemos a lo mismo, esto exige pensar mucho, atraer mucho talento y experimentar lo m¨¢s posible.
Y ahora dos reflexiones pr¨¢cticas, de las que se cuecen en las manos y se sufren en tus propias carnes:
1- Para todo esto hace falta pasta: mucha. M¨¢s de la que imaginas. Y si eres de los que piensan que las ONG son chiringuitos que se lo llevan todo calentito, sal de casa, vete a la primera que encuentres en el Google Maps y p¨ªdeles las cuentas. Lo primero que ver¨¢s es que casi todas est¨¢n en ruinas. Lo segundo es que la precariedad en el sector es absolutamente demencial. Lo tercero es que est¨¢n tan mal que no les da tiempo ni para pensar en robar. El sector est¨¢ asfixiado. Y as¨ª es imposible pensar mucho, atraer talento y experimentar todo lo posible. Y aqu¨ª, adem¨¢s de entrar las donaciones privadas, entran muchas otras cosas: (1) el sector p¨²blico debe cambiar los mecanismos para financiar proyectos sociales. Hay que crear instrumentos que permitan innovar, invertir en talento y en herramientas. (2) La filantrop¨ªa en Espa?a es rid¨ªcula. ?Sab¨¦is porqu¨¦ salen en todos los peri¨®dicos las donaciones de Amancio Ortega? Pues porque adem¨¢s de ¨¦l, no da dinero ni el tato. As¨ª, como suena. Somos el pa¨ªs de la OCDE con menores ratios de filantrop¨ªa.
2- Hay que hacer m¨¢s con m¨¢s y, tambi¨¦n, hacerlo mejor. Porque amigos, el mundo ah¨ª fuera es oscuro y alberga horrores. Los problemas que enfrentan las personas son feos en Espa?a, pero no os imagin¨¢is c¨®mo son en una barriada de Luanda, Calcuta o en el Corredor Seco Guatemalteco, pero eso no quiere decir que todo valga. Hay que mejorar la eficiencia y eficacia de la ayuda: (1) establecer mecanismos de medici¨®n de impacto mucho m¨¢s efectivos que nos permitan saber lo que hacemos y tomar decisiones en consecuencia; (2) incorporar la tecnolog¨ªa como un elemento m¨¢s para resolver los problemas sociales y ser capaces tambi¨¦n nosotros de romper las fronteras con soluciones de impacto global a trav¨¦s de la confluencia de factores que nos permite la revoluci¨®n tecnol¨®gica y, sobre todo, (3) ser capaces de errar y normalizarlo, de equivocarnos y aprender en el proceso, de meter la pata, en definitiva, pero salir fortalecidos.
Y os preguntar¨¦is, porqu¨¦ esto y porqu¨¦ ahora. Pues porque ayer me cabre¨¦ como un mono mientras discut¨ªa conmigo mismo por qu¨¦ es tan dif¨ªcil mover proyectos que transforman la vida de las personas y tan f¨¢cil financiar una empresa que se dedica a crear viciados por el mundo. Porque no puedo creerme que cada vez que busco pasta para empresas o proyectos sociales, la gente me mire como si fuera un buen tipo, muy listo y muy preparado, pero en el sector y el lugar equivocado. Porque me parece surrealista que todav¨ªa hoy se admire a la gente por sus n¨²meros y no por el impacto de sus acciones. Porque honestamente, me resultan indiferentes Amancio Ortega, Jeff Bezos y Mark Zuckerberg¡ ?Sab¨¦is lo que quiero escuchar del hijo que no tengo cuando me diga qu¨¦ quiere ser de mayor? Que a?ora cambiar el mundo, que aspira a ser como Vicente Ferrer.
Borja Monreal Gainza es codirector de SIC4Change y autor de Ser Pobre.
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