Adi¨®s a Gran Breta?a, a¨²n no
Tres a?os y medio despu¨¦s de votar el Brexit, tras tres votaciones parlamentarias fallidas, a la cuarta no fue tampoco la vencida
Niebla en el Canal de la Mancha, el Reino Unido bloqueado, su Parlamento incapaz de desatar la salida de la UE, 46 a?os despu¨¦s de su ingreso; un mill¨®n de ciudadanos en el centro de Londres pidiendo un segundo refer¨¦ndum. Cuando todav¨ªa actuaba como Gran Breta?a, los partes meteorol¨®gicos de la BBC ninguneaban a Europa: niebla en el Canal de Inglaterra, el continente aislado. Tres a?os y medio despu¨¦s de votar el Brexit, tras tres votaciones parlamentarias fallidas, a la cuarta no fue tampoco la vencida.
Boris Johnson, que hab¨ªa alcanzado en Bruselas, harta ya del embrollo del Brexit, un compromiso equilibrado, sin frontera terrestre entre las dos Irlandas, a cambio de que el Ulster cumpla las reglas del mercado interior, prefiri¨® retirar la votaci¨®n del acuerdo evitando un Waterloo parlamentario. En una hist¨®rica sesi¨®n de los Comunes que, solo durante la Segunda Guerra Mundial y por la guerra de las Malvinas se hab¨ªa reunido en fin de semana, la C¨¢mara fue incapaz de reconciliar los sentimientos opuestos de permanencia o abandono de la UE. El tempestuoso Boris, humillado pero no derrotado definitivamente. El Parlamento oblig¨® al primer ministro a pedir una nueva pr¨®rroga a Bruselas, que Johnson cumpli¨®, desafiante, enviando una carta sin firma, acompa?ada de una segunda en la que desaconsejaba el retraso. La C¨¢mara de los Comunes no emiti¨® un no definitivo, sino un todav¨ªa no. ?Adi¨®s al Reino Unido?, a¨²n no.
Tiempos extra?os en los que la gestora brit¨¢nica de activos financieros Schroders, utiliz¨® el pasado jueves en Madrid los datos de una firma de apuestas inglesa para pronosticar el desenlace del Brexit por entender que pueden ser m¨¢s fiables que las elucubraciones de los expertos. Al mismo tiempo que el presunto primer ministro m¨¢s breve del Reino Unido, el desvergonzado populista Boris Johnson, educado en Eton y Oxford, ¨¦mulo de Trump, acariciaba en Bruselas el milagro de cuadrar el c¨ªrculo del Brexit alcanzando un acuerdo con la UE en el tiempo de descuento, para evitar un corte de amarras salvaje. Ha llovido mucho desde que l¨ªderes conservadores de enjundia, como Harold MacMillan y luego Edward Heath, empujaran contra la corriente el ingreso del Reino Unido en Europa en 1973. En 1999, Roy Jenkins, el pol¨ªtico progresista brit¨¢nico que mejor entendi¨® a Europa ¡ªocup¨® la presidencia de la Comisi¨®n tres a?os¡ª acert¨® al diagnosticar la compleja relaci¨®n entre un pa¨ªs insular, abierto hist¨®ricamente a mercados y pa¨ªses muy distantes, con la Comunidad Europea.
¡°Solo hay dos actitudes coherentes brit¨¢nicas hacia Europa. Una es la de participar plenamente, ejercer influencia y obtener tantos beneficios como sea posible, desde el interior. La otra, reconocer que la historia de Gran Breta?a, su psicolog¨ªa nacional, pueden ser tales que nunca lleguemos a ser m¨¢s que un miembro reticente, aceptarlo y avanzar hacia una forma ordenada y razonablemente amistosa de separaci¨®n¡±. H¨¢gase.fgbasterra@gmail.com
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