El mundo necesita el liderazgo de Am¨¦rica Latina en la crisis clim¨¢tica
El desarrollo descontrolado y la deforestaci¨®n desenfrenada pueden generar ganancias a corto plazo para una ¨¦lite, pero traicionan a las personas que habitan en los bosques y a las generaciones futuras
El Amazonas es el pulm¨®n del mundo y no podemos permitir que se destruya. Los incendios que arrasaron la selva este a?o conmocionaron al mundo. Fueron un ejemplo terrible y elocuente de los peligros que plantea la deforestaci¨®n y que pueden agravar los riesgos del cambio clim¨¢tico. 34 millones de personas habitan en la Amazonia y dependen de sus recursos, pero el mundo entero est¨¢ en peligro por la p¨¦rdida de sus recursos naturales y su biodiversidad. Si las tendencias actuales contin¨²an, la deforestaci¨®n podr¨ªa duplicarse a 48 millones de hect¨¢reas para 2030.
En el caso de los pa¨ªses de Am¨¦rica Latina, los incendios han puesto de relieve la responsabilidad crucial de nuestra regi¨®n para con esta maravillosa regi¨®n del planeta. Como presidente de mi pa¨ªs, era consciente de la responsabilidad de velar no solo por el pueblo de Colombia sino tambi¨¦n por sus recursos naturales, ligados ambos de manera intr¨ªnseca.
El desarrollo descontrolado y la deforestaci¨®n desenfrenada pueden generar ganancias a corto plazo para una ¨¦lite privilegiada, pero traicionan a las personas que habitan en los bosques y selvas, y a las generaciones futuras de latinoamericanos.
Es por eso que quienes actualmente ejercen un liderazgo deben tomar las medidas audaces, perentorias y radicales que se necesitan para detener los incendios, proteger los derechos de las comunidades ind¨ªgenas que conocen las riquezas del Amazonas mejor que nadie, y trabajar en pro de un nuevo modelo de desarrollo econ¨®mico sostenible y adaptado a los cambios clim¨¢ticos.
Todos los gobiernos y otras partes interesadas, desde empresas y sindicatos hasta agricultores e inversores, deben reconocer la interrelaci¨®n que existe entre los grandes desaf¨ªos para la paz y la justicia mundial: el cambio clim¨¢tico, la pobreza, la migraci¨®n y la seguridad.
Esto ata?e a la comunidad internacional, que debe actuar mucho m¨¢s r¨¢pido para movilizar los 100.000 millones de d¨®lares de financiamiento anual que apoyen las iniciativas de los pa¨ªses en desarrollo para 2020, algo que se prometi¨® hace una d¨¦cada, pero que a¨²n no se ha materializado por completo.
La crisis clim¨¢tica exige liderazgo, pero no bajo el modelo del caudillo que suele verse con demasiada frecuencia en nuestro continente. Por el contrario, lo que se necesita es un esp¨ªritu de inclusi¨®n y humildad, escuchar las voces de las comunidades y de los expertos, recibir de buen grado la ayuda externa cuando pueda marcar una diferencia decisiva, y generar espacios para que la pr¨®xima generaci¨®n tambi¨¦n desempe?e su papel.
No es exagerado decir que sin una acci¨®n urgente y radical, no podremos dejarun planeta habitable a las generaciones futuras
Es por eso que el S¨ªnodo de la Amazonia convocado en Roma por el Papa Francisco no podr¨ªa haber llegado en un momento mejor. El Vaticano ha sido un ejemplo de liderazgo en este tema en los ¨²ltimos a?os: ha hecho uso de la influencia de la Iglesia y sus profundas ra¨ªces en nuestras sociedades para poner de manifiesto la gravedad del cambio clim¨¢tico y la necesidad de una respuesta radical orientada a los pueblos y que respete los derechos humanos.
Tal como lo expres¨® el Papa Francisco en una frase memorable de su emblem¨¢tica enc¨ªclica Laudato Si de 2015: "Necesitamos un di¨¢logo que nos una a todos, porque el desaf¨ªo ambiental que vivimos, y sus ra¨ªces humanas, nos ata?en y nos impactan a todos. [...] Necesitamos una solidaridad universal nueva".
Con este esp¨ªritu de proyecci¨®n y solidaridad, insto a Brasil, como custodio de la Amazonia, a que vuelva a ejercer ese liderazgo inspirador sobre el cambio clim¨¢tico que supo mostrar en d¨¦cadas anteriores, desde la Cumbre de R¨ªo en 1992 hasta el acuerdo clim¨¢tico de Par¨ªs en 2015.
No es exagerado decir que sin una acci¨®n urgente y radical, no podremos dejar un planeta habitable a las generaciones futuras. Esto generar¨ªa conflictos cada vez m¨¢s agudos y una migraci¨®n forzada a gran escala a medida que escaseen los recursos, aumente el nivel del mar y las sequ¨ªas destruyan las tierras cultivadas y los medios de subsistencia.
En cambio, tomando como base los profundos debates del S¨ªnodo de la Amazonia, los l¨ªderes de Brasil y otros pa¨ªses latinoamericanos deben escuchar a sus pueblos y aprender de sus experiencias en la primera l¨ªnea de la crisis clim¨¢tica, incluidos los cientos de miles de estudiantes que han salido a las calles exigiendo medidas urgentes para salvaguardar su futuro.
La respuesta de nuestra regi¨®n debe ser colectiva y coherente. No necesitamos reinventar la rueda: basta con volver a impulsar los marcos e instituciones multilaterales ya establecidos por las generaciones de l¨ªderes que nos han precedido, en particular, el Tratado de Cooperaci¨®n Amaz¨®nica de 1978, ahora formalizado en la Organizaci¨®n del Tratado de Cooperaci¨®n Amaz¨®nica. Son las plataformas de que disponemos para promover la cooperaci¨®n y el di¨¢logo, adem¨¢s de un medio para resolver los conflictos en inter¨¦s de todos nuestros pueblos y la extraordinaria biodiversidad de la que todos dependemos.
Los ojos del mundo est¨¢n puestos sobre nosotros y el reloj no se detiene. En diciembre, Chile ser¨¢ el anfitri¨®n de la COP25. Esta cumbre es una oportunidad crucial para demostrar el liderazgo de Am¨¦rica Latina y constituir un ejemplo que otros l¨ªderes mundiales puedan seguir.
Juan Manuel Santos es ex presidente de Colombia, Premio Nobel de la Paz y miembro del colectivo The Elders.
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