C¨®mo comer bien cuando tu pareja no quiere (y acabar convenci¨¦ndola de que cambie)
Desarrollar h¨¢bitos m¨¢s sanos es una buena idea, pero no es cosa de uno cuando se vive en pareja
Seguro que esta historia te suena. Comienza un d¨ªa en que, al abrir la cazuela, se acaba la paz. Alguien ha sido sensato, ha optado por un estilo de vida m¨¢s saludable y trata de convencer a su pareja de que es posible llevar una dieta m¨¢s sana, equilibrada y, al mismo tiempo, apetitosa. Expone sus argumentos con j¨²bilo porque opina que est¨¢ claro que es una decisi¨®n a la que su compa?ero se unir¨¢ gustosamente. Pero lo que se encuentra es precisamente lo contrario. Deber¨ªa haberlo previsto; no solo va a poner a prueba su relaci¨®n, tambi¨¦n desafiar¨¢ una regla social no escrita.
?Men¨² cerrado o a la carta? As¨ª empiezan las peleas
La mejor manera de que el cambio funcione es convencer a la pareja al principio de la relaci¨®n. El primer ministro del Reino Unido, Boris Johnson, es un buen ejemplo de ello. Poco despu¨¦s de empezar su romance con Carrie Symonds, ya hab¨ªa perdido peso y luc¨ªa una imagen mucho m¨¢s cuidada. Johnson dijo adi¨®s a los atracones nocturnos, y ha desterrado sus desayunos a base de restos de la cena anterior. Symonds ha acertado con un buen par de razones que ha usado para convencer a Johnson de aumentar su consumo de verdura: m¨¢s energ¨ªa y concentraci¨®n.
Puede que el secreto del cambio sea cosa de la oxitocina. Una investigaci¨®n ha revelado que la que se libera durante las demostraciones de cari?o debilita las se?ales de recompensa del cerebro ante la comida. Aunque el estudio se llev¨® a cabo con una muestra muy modesta, de diez adultos obesos o con sobrepeso, los cient¨ªficos observaron que quienes recibieron la hormona mostraban menos apetencia por alimentos hipercal¨®ricos que los que solo hab¨ªan recibido un placebo. Los autores sugieren que el efecto de cualquier dieta de adelgazamiento se podr¨ªa potenciar en pareja provocando situaciones que estimulen esta hormona: besos, abrazos, caricias o halagos.
Lamentablemente, parece que lo normal es que el cari?o engorde. Seg¨²n una encuesta de la empresa de investigaci¨®n OnePoll para la compa?¨ªa estadounidense de control de peso Jenny Craig, las parejas engordan una media de ocho kilos durante el primer a?o de relaci¨®n. Sus vidas discurren felizmente cuesta abajo hasta que uno de los dos se da cuenta de que debe deshacerse de los kilos que ha generado el amor, ya sea a los pocos meses de iniciar la relaci¨®n o a?os despu¨¦s de haber contra¨ªdo matrimonio. La banda sonora rom¨¢ntica suele convertirse en un discurso de protesta. ?Ceder y que cada uno coma a la carta es una respuesta admisible?
Para la jefa del servicio de Nutrici¨®n y Medicina est¨¦tica corporal de Asisa Care, Concepci¨®n Vidales, "salvo que en alg¨²n miembro de la familia exista una patolog¨ªa, como intolerancias, alergias, trastornos digestivos graves, diabetes u obesidad, es bueno que toda la familia se acoja a un mismo patr¨®n de alimentaci¨®n variada y equilibrada". La m¨¦dico y dietista-nutricionista Ana Bell¨®n tiene la misma opini¨®n: "En una casa todos deber¨ªan comer lo mismo. Si hay alguien a quien no le gusta mucho determinada comida se le pondr¨¢ menos cantidad, pero nunca se deber¨ªan hacer diferentes platos". Pero cuidado, ser demasiado estricto puede ser contraproducente.
Hay que fomentar una actitud constructiva y positiva por ambas partes, y a veces eso conlleva permitir que varios men¨²s coexistan en la misma mesa. Vidales estima que quiz¨¢ convendr¨ªa individualizar los objetivos y tener en cuenta las necesidades y condiciones de cada uno, su metabolismo, genes o microbiota intestinal, y Bell¨®n admite que, "en cierto modo, la diferencia de actitudes, siempre y cuando haya respeto, no tendr¨ªa por qu¨¦ suponer distancia y mucho menos deterioro. Se trata de compartir con respeto, aunque comamos alimentos diferentes". Eso s¨ª, a largo plazo conviene aumentar el nivel de exigencia.
SI quieres convencer, adelgaza
"Si nos movemos en un ambiente obesog¨¦nico, las posibilidades de ser obeso son mucho mayores", explica la m¨¦dico y dietista-nutricionista Ana Bell¨®n. El patr¨®n es especialmente relevante entre los ni?os, seg¨²n un trabajo de la Universidad del Sur de California publicado en la revista Archives of Pediatrics & Adolescent Medicine. "Convivir dentro de una red social con un alto nivel de obesidad aumenta el riesgo de elevar el ?ndice de Masa Corporal (IMC). Un 25% en el caso de los adultos y un 19% en ni?os. El incremento se produce por la imitaci¨®n de comportamientos que desencadenan la enfermedad y por la normalizaci¨®n del problema", explican sus autoras. Se da tambi¨¦n el fen¨®meno contrario. Cuando una familia se traslada a una comunidad con menor tasa de obesidad, el riesgo de padecerla baja un 29% en adultos y un 23% en el caso de los ni?os.
"Intentemos entonces que lo contagioso no sea la obesidad, sino las buenas costumbres", dice Bell¨®n. En este caso, es m¨¢s sencillo convencer con los hechos que con las palabras. Seg¨²n Vidales, puede ocurrir que al principio el esfuerzo por intentar que el otro le siga resulte bald¨ªo, pero es importante no dejar de hacer las cosas bien. "Posiblemente -indica- cuando la pareja empiece a notar un cambio en la persona que hace lo correcto -ya sea p¨¦rdida de peso, m¨¢s energ¨ªa o menos ronquidos y catarros- valore tambi¨¦n hacer un cambio de h¨¢bitos".
No vale la pena insistir con argumentos cuando puede hacerse con el ejemplo, y otros mensajes indirectos. "Si en casa siempre hay fruta, verdura y, en general, no se abusa de comida r¨¢pida, al final se genera una habito. No obstante, la ¨²ltima palabra la tiene uno mismo". La coach Beatriz Sanz aconseja ejercer de influencer positivo. "Hay que saber cu¨¢ndo estamos sobrepasando los l¨ªmites y cambiar el exceso de consejo por una comunicaci¨®n transparente y respetuosa. No somos ni el pap¨¢ ni la mam¨¢ de nuestra pareja y, aunque queramos lo mejor, tenemos que ser conscientes de que cada uno decide qu¨¦ hacer con su salud y con su bienestar", dice.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.