Bill Drayton: ¡°La mitad de la humanidad est¨¢ fuera de juego¡±
Luchador por los derechos civiles, crecido en los valores de la empat¨ªa y fascinado por la India de Gandhi, este estadounidense de educaci¨®n exquisita cree que el modelo de los negocios, al que se dedic¨® durante a?os, puede cambiar el mundo. Hace 40 a?os cre¨® la Fundaci¨®n Ashoka, la mayor red de emprendedores sociales del planeta. Insiste en que el avance tecnol¨®gico origina una nueva desigualdad que debe atajarse antes que ninguna otra.
LA B?SQUEDA de soluciones a los problemas sociales no debe ser una tarea burocr¨¢tica y anodina. Lo ideal es que se ocupen de ello gentes con el talante y el empuje de un Steve Jobs, el fallecido cofundador de Apple, por ejemplo. As¨ª lo vio hace casi 40 a?os Bill Drayton (Nueva York, 1943), un hombre con muchas vidas que trabaj¨® 10 a?os en una consultora, y en la Casa Blanca en tiempos de Jimmy Carter (1977-1981), para acabar creando la mayor red de emprendedores sociales que existe, la Fundaci¨®n Ashoka. Un logro que le vali¨® el Premio Pr¨ªncipe de Asturias a la Cooperaci¨®n Internacional en 2011.
Drayton, que se presenta elegantemente trajeado y mantiene a sus 76 a?os un aire de juvenil informalidad, es un tipo menudo, que habla en voz baja, pero su discurso es obsesivamente ¨²nico: los cambios colosales que vivimos est¨¢n creando sociedades a dos velocidades. La de quienes han recibido la educaci¨®n necesaria para contribuir al desarrollo del hiperconectado mundo de hoy, y aportar cambios, y la de los que no tienen las habilidades necesarias y viven en una amarga y peligrosa marginaci¨®n. Un discurso en abierta oposici¨®n al individualismo imperante.
¡°Espa?a es un pa¨ªs bastante especial¡±, dice nada m¨¢s sentarnos en la sala donde se desarrolla la entrevista, aprovechando su fugaz paso por Madrid. ¡°Es uno de los verdaderos l¨ªderes del movimiento de cambio a escala mundial¡±. Algo que entroncar¨ªa con su papel hist¨®rico porque, despu¨¦s de todo, ¡°?qui¨¦n abri¨® las Am¨¦ricas al mundo, qui¨¦n encontr¨® el camino hacia Asia?¡±.
Fund¨® usted Ashoka en 1980, con 50.000 d¨®lares¡ No. Al principio no ten¨ªamos ni un d¨®lar.
La idea era promover lo que usted mismo defini¨® como ¡°emprendimiento social¡±. Encontrar gente capaz de aunar la iniciativa de un emprendedor con la preocu?paci¨®n por el bien com¨²n de las ONG. Ashoka tiene ahora alrededor de 3.600 de estos nuevos emprendedores repartidos en m¨¢s de 90 pa¨ªses. En estos casi 40 a?os, ?c¨®mo medir¨ªa usted el impacto de la organizaci¨®n? De distintas formas. En primer lugar, las palabras ¡°emprendedor social¡± transmiten hoy una idea de vida buena. En el mundo entero la gente ya sabe lo que eso significa. Se da cuenta de que preocuparse y organizar a los dem¨¢s es pr¨¢ctico y posible. Y genera el respeto de la sociedad. Adem¨¢s, hace que la vida sea m¨¢s interesante, m¨¢s saludable, mejor y m¨¢s larga.
¡°La gente se da cuenta de que preocuparse y organizar a los dem¨¢s es pr¨¢ctico y posible. Adem¨¢s, hace que la vida sea m¨¢s interesante, mejor y m¨¢s larga¡±
Ashoka beca durante tres a?os a aquellas personas que proponen una idea innovadora y socialmente ¨²til. El dinero lo proporcionan instituciones, empresas o personas privadas. En todos estos a?os, ?dir¨ªa usted que ha aumentado el inter¨¦s filantr¨®pico en el mundo? Respecto a la primera parte de su afirmaci¨®n, querr¨ªa precisar los criterios. Tiene que ser una idea que sirva para cambiar las pautas en un determinado campo, educaci¨®n, salud, medio ambiente, lo que sea, al menos en una cierta escala. En segundo lugar, la idea tiene que estar en manos de un emprendedor verdaderamente bueno, alguien comprometido con el bien com¨²n.
?Y la filantrop¨ªa ha aumentado? Desde luego. En todo el mundo. Si mira por ejemplo un pa¨ªs como la India, donde funcionan much¨ªsimas organizaciones de car¨¢cter social, hay bastantes m¨¢s instituciones o empresas que dedican grandes sumas a financiarlas que hace una o dos d¨¦cadas.
Precisamente porque hay tantas ONG, la competencia por lograr financiaci¨®n debe de ser muy grande. En cualquier ciudad se encuentran muchos grupos dedicados al medio ambiente o tratando de ayudar a que los ni?os crezcan de una manera m¨¢s inteligente y, por supuesto, compiten entre ellas. Y eso es bueno.
?Siempre? Bueno. Si te encuentras con muchos grupos y uno tiene una idea mejor, tendr¨¢ m¨¢s voluntarios y despertar¨¢ m¨¢s inter¨¦s. Le aseguro que hay cientos de grupos que han seguido el modelo de Ashoka¡Y eso nos encanta. Compiten con nosotros, compiten entre ellos. Lo que significa que tenemos que ir siempre por delante. Entiendo que lo que usted quiere decir es que mucha gente puede pensar que es una p¨¦rdida de dinero y de energ¨ªas que haya tantas organizaciones haciendo lo mismo. Pero f¨ªjese que no se nos ocurre decir que es totalmente innecesario que haya m¨¢s de un restaurante en la ciudad. Si un restaurante es malo, no permanecer¨¢ abierto mucho tiempo. ?Por qu¨¦ no va a ser igual en el caso de gente que trabaja para servir a la sociedad?
¡°El antiguo y burocr¨¢tico sector social se est¨¢ acabando. Y el de los negocios. El mundo va a ser m¨¢s empresarial y competitivo, pero al servicio del bien com¨²n¡±
Bautiz¨® a su organizaci¨®n con el nombre de un emperador indio del siglo III antes de Cristo que termin¨® abrazando el budismo. ?Se siente pr¨®ximo a esa religi¨®n? Lo que quer¨ªa era crear un espacio global. Si eliges un nombre en una lengua concreta, el proyecto se liga a un determinado pa¨ªs. Tampoco nos serv¨ªa una imagen, porque no puede transmitirse por tel¨¦fono, o en una conversaci¨®n. Por eso escogimos el nombre de una persona que representa nuestros valores. Ashoka era extraordinariamente creativo en temas sociales, adem¨¢s fue un hombre de paz. No en su juventud, porque unific¨® la India derrotando a los reinos independientes que hab¨ªa. En un momento dado se dio cuenta de lo terrible de la guerra, y durante 50 a?os apoy¨® todas las corrientes de pensamiento, firm¨® la paz y consigui¨® difundir sus ideas por el mundo. Y, al final, ha resultado ser un nombre estupendo porque empieza y termina en vocal, y no significa nada malo.
?Y respecto al budismo? Somos globales, todos los puntos de vista, todas las fes son parte de Ashoka. Por eso, no somos una organizaci¨®n budista.
No me refer¨ªa a la organizaci¨®n, sino a usted. Ah, personalmente. Creo que todas las grandes religiones tienen un sustrato com¨²n. Hace apenas 2.000 a?os, con los excedentes producidos por la agricultura que llevaba ya unos cientos de a?os desarroll¨¢ndose, comenzaron a crearse las primeras peque?as ciudades, Jeric¨®, por ejemplo. Y unas cuantas personas se instalaron en ellas. All¨ª se enfrentaron a cambios. Y la ley basada en la ¨¦tica no les resultaba de mucha ayuda, necesitaban una ¨¦tica basada en la empat¨ªa. Piense en el Serm¨®n de la Monta?a, por ejemplo, que est¨¢ totalmente basado en la empat¨ªa, igual que las par¨¢bolas de la Biblia. Y no es muy diferente al budismo. Hoy d¨ªa nos enfrentamos por primera vez a la realidad de que es imposible ser una buena persona limit¨¢ndose a cumplir las normas. Es imprescindible tener esa empat¨ªa basada en la ¨¦tica. Esa habilidad, que nosotros explicamos desde un punto de vista cient¨ªfico, es la vida basada en la empat¨ªa cognitiva para el bien com¨²n. Y el que no la tenga, est¨¢ perdido en este mundo, y este es el objetivo de todas las religiones. Por eso creo que los jesuitas son el primer colectivo que hubo en el mundo de emprendedores sociales, capaces de realizar cambios globales. La Compa?¨ªa de Jes¨²s ¡ªSan Ignacio de Loyola, y San Francisco Javier, que fue a Asia¡ª es muy impresionante y por eso le dec¨ªa que Iberia es una de las primeras sociedades en las que encontramos aut¨¦nticos agentes mundiales de cambio social. Precisamente ahora tenemos el primer papa jesuita, porque estamos en el momento crucial de la iniciativa de que todos tenemos que ser impulsores de cambios. Y la Iglesia necesita un liderazgo de ese tipo para esta ocasi¨®n hist¨®rica.
Tengo entendido que viaj¨® usted a la India en 1963 y qued¨® muy impresionado por un disc¨ªpulo de Gandhi, Vinoba Bhave, que recorr¨ªa el pa¨ªs pidiendo a los ricos terratenientes que le regalaran legalmente sus tierras para distribuirlas entre los pobres. Y ellos se las daban. Cuesta creerlo. Vinoba Bhave era un disc¨ªpulo muy pr¨®ximo a Gandhi. Durante la independencia de la India, Bhave se ocup¨® de liderar los aspectos sociales de ese movimiento, mientras Nehru y otros se integraban en el Gobierno, pero siempre se mantuvieron en contacto. Yo hab¨ªa participado en el movimiento estadounidense por los derechos civiles que se inspiraba en ese esp¨ªritu de no violencia. Y eso me llev¨® a la India, adonde llegu¨¦ a punto de cumplir los 19 a?os. La idea de Gandhi, que ya no viv¨ªa, era poderos¨ªsima, y Vinoba, que era el verdadero l¨ªder del movimiento, consigui¨® que le entregaran tierras por una extensi¨®n equivalente al Estado de Nueva Jersey (22.500 kil¨®metros cuadrados; la India supone 3.287.263 kil¨®metros cuadrados).
Quiz¨¢s los terratenientes compart¨ªan las ideas de Gandhi. Quer¨ªa preguntarle por la influencia de sus padres, personas muy comprometidas y muy tolerantes, seg¨²n usted mismo ha contado. Los padres de uno son siempre muy importantes. Por parte de mi madre, australiana, era gente muy atenta a su comunidad, muy creativa. Mi padre proced¨ªa de Nueva Inglaterra. En esa cultura, la idea es que familia, comunidad, iglesia est¨¢n ah¨ª para ayudarte, por eso importan tanto. Cuando yo era peque?o, nos reun¨ªamos en casa de uno de mis t¨ªos, en Boston, ser¨ªamos entre 40 y 60 personas. Yo crec¨ª en Manhattan, un lugar en el que se han sucedido las oleadas de inmigraci¨®n en los ¨²ltimos 400 a?os. La gente llega y triunfa, y es que es una ciudad con una energ¨ªa tremenda. Mi madre dej¨® Australia y se instal¨® en Nueva York sin conocer a nadie y en plena depresi¨®n econ¨®mica. Y tuvo enorme ¨¦xito. Visto con perspectiva, todo eso ha sido muy bueno para m¨ª.
Desde que fund¨® Ashoka vive usted volcado en la organizaci¨®n, como una especie de misionero laico. ?No le interesa nada m¨¢s? S¨ª, por supuesto. Tambi¨¦n fund¨¦, y sigo todav¨ªa en ello, una iniciativa llamada Get America Working (algo as¨ª como Pongamos Am¨¦rica a trabajar), que tiene una dimensi¨®n global tambi¨¦n (Get the World Working). Le explico la idea grosso modo: en el mundo tenemos un 40% de la poblaci¨®n que quiere trabajar y no encuentra trabajo. Es un porcentaje mucho mayor que el que se?alan las estad¨ªsticas de paro. Si se rebajaran los impuestos al trabajo, lograr¨ªamos crear unos 40 o 45 millones de empleos nuevos. Para que esta p¨¦rdida de ingresos fiscales no afectara a los presupuestos, se podr¨ªa subir el precio de los materiales, la energ¨ªa, la tierra, por ejemplo. Con lo que conseguir¨ªamos, adem¨¢s, reducir la contaminaci¨®n.
Los emprendedores sociales buscan soluciones a los mayores problemas del mundo. ?Son el medio ambiente y la pobreza los m¨¢s graves? Para m¨ª est¨¢ muy claro que tenemos una mitad de la poblaci¨®n que es exitosa en un mundo nuevo definido por los cambios continuos, y estrechamente interconectado. Tenga en cuenta que en los ¨²ltimos 300 a?os los cambios se han acelerado de forma exponencial. Actualmente todo se mueve muy deprisa, en todo el mundo y en todos los sectores. Eso puede ser estupendo para usted y para m¨ª y para nuestros amigos. Para todos los que conocemos este juego. Abundan los trabajos para los que tienen los conocimientos adecuados, y los empleadores se disputan su talento. El problema es que hay otra parte de la humanidad que no tiene las complej¨ªsimas habilidades nuevas que se requieren para poder participar en este nuevo juego. Se trata de la capacidad de formar parte de un equipo y de engranarse con otros en perfecta sinton¨ªa. Por eso se ha producido una nueva desigualdad en la sociedad. Unos ganan cada vez m¨¢s y est¨¢n cada vez m¨¢s satisfechos. Pero los que est¨¢n fuera ven c¨®mo se deteriora su posici¨®n cada d¨ªa. Por eso, mientras todas las dem¨¢s desigualdades, de g¨¦nero, de raza, etc¨¦tera, son bastante est¨¢ticas, la nueva desigualdad se agudiza cada a?o. Por eso creo que el mundo no puede resolver los problemas medioambientales cuando el sistema pol¨ªtico est¨¢ atascado. Estados Unidos no puede hacer nada contra el cambio clim¨¢tico aunque est¨¦ ardiendo California, ni Brasil tampoco aunque se est¨¦ quemando la Amazonia. Mientras la mitad de la poblaci¨®n viva en este estado de desesperaci¨®n, en el que le decimos que no los necesitamos, que no tienen futuro ni ellos ni sus hijos, la situaci¨®n no se resolver¨¢. Naturalmente habr¨¢ demagogos que culpen a la inmigraci¨®n de esta situaci¨®n, o a otras cosas¡ Lo que buscan los demagogos es echarle la culpa a alguien, encontrar un chivo expiatorio. Pero esa ira profunda y permanente act¨²a de cortocircuito en el sistema pol¨ªtico. Y no podemos enfrentarnos a ninguno de los dem¨¢s problemas mientras no hayamos resuelto este. Nosotros podemos ayudar a los padres de cualquier extracci¨®n social a que sus hijos triunfen en el nuevo juego.
El problema est¨¢ en la educaci¨®n. Es que el mundo de hoy exige una clase de educaci¨®n diferente. La medida clave hoy d¨ªa es qu¨¦ proporci¨®n de los j¨®venes sabe que son agentes de cambio. Y no puedes saberlo si no te has puesto a ello nunca. Hace 150 a?os nos dimos cuenta de que todos necesit¨¢bamos saber leer y escribir adecuadamente. Ahora decimos lo mismo, necesitamos que la gente sea consciente de que debe tener iniciativas de cambio. Muchos emprendedores de Ashoka se ocupan de ni?os que est¨¢n en instituciones de acogida. Y son agentes de cambio. Hay que cambiar la cultura escolar para que se adapte a esto.
Pero no siempre las ideas de los emprendedores sociales resultan positivas. Esther Duflo y su marido, Abhijit Banerjee, dos de los tres premiados con el Nobel de Econom¨ªa de este a?o, han estudiado los efectos de los microcr¨¦ditos que puso en marcha Mohamed Yunus en Banglad¨¦s, y han visto que en otros pa¨ªses, como la India o M¨¦xico, sus beneficios son peque?os. Bueno, precisamente la gente que tiene esta capacidad de cambio, cuando algo no funciona, sencillamente, lo cambia. Sabemos c¨®mo trabajar en equipo. Luego, cuando algo no funciona, es porque est¨¢ mal. Es lo que hacen los grandes empresarios. Es lo que hac¨ªa Henry Ford. Los microcr¨¦ditos que ide¨® Yunus funcionan. Pero, evidentemente, hay que adaptar su aplicaci¨®n a cada lugar. Yunus cree que el problema en la India es que los microcr¨¦ditos se dieron buscando beneficios y presionaron a la gente para que los aceptara.
Se habla bastante de los cambios que est¨¢ sufriendo el capitalismo. Este verano, grandes empresarios de Estados Unidos firmaron una declaraci¨®n en la que se compromet¨ªan a trabajar por el bien no solo de sus accionistas, como han hecho hasta ahora, sino por el de los consumidores y los trabajadores. ?Qu¨¦ opina de ello? Ya hemos dicho antes que el sector social funciona con impulso emprendedor y es competitivo, el antiguo y burocr¨¢tico se est¨¢ acabando. Era un grupo cautivo de los Gobiernos: el Gobierno es un sector premoderno, desgraciadamente. En 1980 el sector social se liber¨® de esa atadura y entr¨® en una esfera empresarial y competitiva y se est¨¢ poniendo al nivel del mundo de los negocios. Toda organizaci¨®n tiene que formar parte de este amplio organismo de la especie humana que est¨¢ emergiendo, y que es un organismo cerebral, cada persona, en cada grupo, est¨¢ conectada a los dem¨¢s. Y el mundo de los negocios se enfrenta al mismo reto. No puede seguir sirviendo exclusivamente al estrecho inter¨¦s econ¨®mico. Nuestro mundo va a ser cada vez m¨¢s empresarial y competitivo, pero al servicio del bien com¨²n.
Su lema es que no debemos seguir a las ¨¦lites, sino ?proponer cambios nosotros mismos. Pero usted ha tenido una educaci¨®n elitista, en Yale, en Harvard y en Oxford, algo que habr¨¢ sido importante en su vida. He sido muy afortunado con los padres que he tenido, y viviendo en Manhattan. Y con las escuelas a las que he ido, que son parte de una tradici¨®n. En Oxford hab¨ªa tutor¨ªas individuales y uno no pod¨ªa esconderse al final de la clase, ni limitarse a repetir lo le¨ªdo. Son culturas que valoran que la gente tenga iniciativas e ideas. He sido muy afortunado y tambi¨¦n lo he sido por haber tenido la oportunidad de trabajar durante 40 a?os con nuestros emprendedores sociales.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.