Si quieres conocer m¨¢s a tus ¨ªdolos igual deber¨ªas ir a alguna subasta
Las prendas de ropa que visti¨® Greta Garbo o la colecci¨®n de joyas y esculturas de Lee Radziwill (hermana de Jacqueline Kennedy) dicen m¨¢s de ellas que muchas biograf¨ªas
Me obsesionan las subastas de objetos que pertenecieron a grandes mujeres. Descubr¨ª m¨¢s de Greta Garbo (Estocolmo, 1905 - Nueva York, 1990) escarbando en el cat¨¢logo de sus cosas personales cuando fueron subastadas en 2012 por Julien¡¯s ¨Ccasa especializada en estrellas de Hollywood¨C, que en muchos libros que intentan atrapar su esquiva figura. La uniformidad casi monacal del armario de la actriz sueca result¨® fascinante: sus jers¨¦is de cuello alto en diferentes colores, casi siempre fr¨ªos, los zapatos masculinos de ante, los bolsos de rafia para ir a la playa, esa infinita lista de pantalones, pa?uelos y fulares casi iguales¡ Garbo conoci¨® el lujo pero en su armario y en su casa mantuvo una sobriedad y una austeridad que tal vez hallen explicaci¨®n en sus ra¨ªces n¨®rdicas.
Garbo conoci¨® el lujo pero en su armario y en su casa mantuvo una sobriedad y una austeridad que tal vez hallen explicaci¨®n en sus ra¨ªces n¨®rdicas
Descubr¨ª que le gustaban las figuritas de artesan¨ªa folcl¨®rica, los abanicos paip¨¢i, la cer¨¢mica, y que guardaba algunos de sus juguetes infantiles. Ten¨ªa una cajita de acuarelas muy usada, as¨ª que deduje que pintaba. Tambi¨¦n le gustaban los gorros de lana de estilo marinero y, perfeccionista, viajaba siempre con una peque?a plancha. Por sus manteler¨ªas de lino y sus utensilios de cocina dir¨ªa que su casa evocaba un mundo rural y sencillo muy lejano al de su vida en EE UU. En su biblioteca destacaban los libros de historia, las biograf¨ªas, la poes¨ªa y un manual de meditaci¨®n del Maharishi Mahesh Yogi. Me lo hubiese quedado todo; la paleta de colores de su ropa (los azules, los topo, los rosas, los camel¡) nunca me cansa.
Ahora le ha tocado el turno al fabuloso lote personal de Lee Radziwill, hermana peque?a de?Jacqueline Kennedy y una de esas mujeres cuya elegancia le hizo permanecer siempre en un favorecedor segundo plano. La primera fila no casaba bien con su naturalidad y su sonrisa. Subastado el 17 de octubre pasado por Christie¡¯s, se trata de un conjunto opuesto al de Garbo o al de la escritora de bestsellers Jackie Collins, otra subasta por la que asom¨¦ las narices cuando la casa Bonhams la puso a la venta hace casi dos a?os. La autora de Diosa de la venganza o El mundo est¨¢ lleno de hombres casados, entre otras perlas, pose¨ªa en su lujosa casa de Beverly Hills una colecci¨®n de joyas, cuadros y esculturas de panteras y leopardos (mi secci¨®n favorita) que me alegraron la tarde.
Lo de Radziwill es otro cantar. En el cat¨¢logo abundaba la memorabilia de los Kennedy y unos curiosos ¨¢lbumes de vacaciones de ella y su hermana cuando eran Lee y Jacqueline Bouvier. Adem¨¢s, una formidable colecci¨®n de 15 pinturas indias de cristal, una graciosa porcelana en forma de coliflor de Jacob Petit, gafas de sol de Gucci, pulseras de Herm¨¨s, las obras completas de Turguenev y de Balzac encuadernadas en cuero, una cuberter¨ªa de plata victoriana y un par de vajillas de Limoges. El conjunto alcanz¨® los 1,26 millones de d¨®lares (unos nueve millones de euros). De todo el lote mi pieza favorita era una fotograf¨ªa del guapo vividor Peter Beard titulada Running giraffe que, como tantas suyas, habla de su pasi¨®n por ?frica y la vida salvaje. Se vendi¨® por 60.000 (54.000 euros), el doble de su precio de salida. Y no me extra?a. Yo tambi¨¦n hubiese dado m¨¢s por un trozo de papel que, extra¨ªdo de la vida de una mujer exquisita, cuenta una historia de vigor y melancol¨ªa que, como las fieras de la sabana, se extingue.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.