Mentiras en alta Vox
A la formaci¨®n de Abascal no hay que gritarle fascista, sino documentar negro sobre blanco hasta qu¨¦ punto lo es
Claro que la mentira no es una novedad incorporada con Vox. La primera v¨ªctima de toda campa?a electoral, parafraseando aquello que dec¨ªa Napole¨®n sobre la guerra, siempre ha sido la verdad. Naturalmente hay modulaciones, desde las falsas promesas electorales cronificadas ¡ªqu¨¦ candidato no piensa, como Chirac, que solo conciernen a los ingenuos que se las crean¡ª a las acusaciones mendaces para desprestigiar al rival, caso de las fake news recientes del entorno del PP, como arma electoral de destrucci¨®n masiva. Pero lo de Vox delata un grado que no cabe amortizar a beneficio de inventario.
Los populismos operan asociados a la posverdad, ese clima en el que la mentira pierde su dramatismo porque a la verdad sencillamente se le arrebata cualquier relevancia. De ah¨ª el cat¨¢logo estupefaciente de Vox en el debate del lunes, desde sus reducciones fiscales, tan al buen tunt¨²n que ni siquiera coinciden con su propio programa, al coste del Estado de las autonom¨ªas con una cifra inventada tanto como la factura sanitaria de los inmigrantes, y otras fantas¨ªas como la ilegalizaci¨®n de partidos, la detenci¨®n del president o la toma de TV3 solo concebibles en una dictadura sin poder judicial. Las mentiras estrat¨¦gicas del populismo no son nuevas, pero esto tira al paroxismo.
La l¨®gica de Vox es reemplazar la verdad por la autenticidad. Y aunque parezca imposible sostener la autenticidad con mentiras, as¨ª es: se ofrecen como producto genuino frente al sistema corrompido ¡ªtal como hizo el primer Podemos¡ª con un discurso nacionalpopulista. Y como suele suceder, y ah¨ª est¨¢ la evidencia desoladora del independentismo catal¨¢n, la realidad es secundaria de modo que no dudan en falsearla tanto como convenga. Vox en Andaluc¨ªa reclam¨® recientemente al Gobierno del PP y Cs datos sobre violencia de los menores inmigrantes; y una vez que dispon¨ªan de la cifra oficial nimia del 0,54%, forzaron al Gobierno del PP y Cs a negociar un incremento de la seguridad para transmitir la percepci¨®n de que se trata de foco de violencia. Por eso no dudan en sostener que la propensi¨®n a violar es tres veces m¨¢s alta en los extranjeros, sin sustento documental.
El ¨¦xito definitivo de Vox se debe a que el bipartidismo en recuperaci¨®n ha optado, y as¨ª se vio en el debate, por mirar para otro lado. Al PP no le interesa polemizar para evitar fugas de votos por el flanco derecho mientras ellos est¨¢n en vaciar a Cs por el centro, y adem¨¢s asumen que Vox va a ser su nuevo socio preferente; pero tampoco al PSOE, puesto que una vez que su campa?a en torno a Catalu?a ha resultado fallida, han retornado al discurso de abril del miedo a la ultraderecha, y por tanto mejor cuanto m¨¢s amenazante. El PSOE repite con Vox aquello que el PP hizo con Podemos: contribuir a la fragmentaci¨®n del otro para tratar de mantenerse como lista m¨¢s votada. As¨ª pues, barra libre para mentir: ya sea con Abascal confesando que estuvo solamente cuatro meses en un chiringuito de la Comunidad de Madrid que ¨¦l mismo denunci¨®, o negando que a la Ley contra la Violencia de G¨¦nero le haya seguido una reducci¨®n de muertes de mujeres. Todo falso, sin m¨¢s oposici¨®n que alg¨²n gesto de Iglesias o Rivera.
La claudicaci¨®n de la pol¨ªtica interpela, desde luego, al periodismo. No se pueden entrecomillar mentiras y lavarse las manos al modo de Pilatos para dar a la masa una elecci¨®n golosa. La directora de este diario sosten¨ªa un a?o atr¨¢s, en el Cercle d'Economia, que ¡°es necesario que los periodistas creamos que la verdad existe y que consiste en la indagaci¨®n de los hechos. Si no se mantiene la esencia de la verdad en el periodismo, plantearemos un problema a la sociedad¡±. La prensa deber¨ªa hacer su trabajo, que no es responder a la estrategia provocadora de Vox, sino poner en evidencia sus mentiras con rigor. Lo contrario es, como dec¨ªa en estas p¨¢ginas el legendario Bob Woodward a prop¨®sito de Trump, morder su anzuelo porque les retroalimenta el victimismo ante sus fieles, a los que venden que les ataca el sistema. La f¨®rmula en efecto est¨¢ en el periodismo: ¡°la ¨²nica manera es recuperar la calma, hacer buenas informaciones, presentarle los hechos a la gente y no ir a tertulias a golpear la mesa¡±. A Vox no hay que gritarle fascista, como Adriana Lastra arengando a los suyos, sino documentar negro sobre blanco hasta qu¨¦ punto lo es. Y lo es.
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