Cuando Hemingway encontr¨® a Dios
'El viejo y el mar' se convirti¨® en una de las obras capitales de la literatura contempor¨¢nea y conquist¨®, entre otros escritores, a William Faulkner, como cuenta el escritor cubano Norberto Fuentes

William Faulkner crey¨® que Hemingway hab¨ªa encontrado a Dios. Era el oto?o de 1952, cuando se public¨® El viejo y el mar; todos los que hab¨ªan cargado contra Hemingway y le hab¨ªan pedido cuentas por el fracaso de A trav¨¦s del r¨ªo y entre los ¨¢rboles, una novela rom¨¢ntica y f¨¢cil a los ojos de muchos cr¨ªticos, se vieron obligados a retroceder ante la pericia del viejo maestro.?
El peque?o libro narraba una historia muy sencilla, de un pescador anciano que luchaba contra un gran pez. Faulkner estaba conmovido por estas p¨¢ginas. Otros escritores norteamericanos se replegaron y salieron del combate. Y hubo europeos que tambi¨¦n lo hicieron. Vladimir Nabokov, quien en otro momento hab¨ªa dicho que Hemingway era "un escritor para muchachos" (compar¨¢ndolo con Conrad), acept¨® que ¡°la descripci¨®n del pez tornasolado y el ritmo de su famoso relato sobre el pez son soberbios¡±.?
"Este es un premio que le pertenece a Cuba", dijo el escritor al recibir el Nobel. "Mi obra fue creada y pensada en Cuba, con mi gente de Coj¨ªmar"
La novela se convirti¨® en una de las obras capitales de la literatura contempor¨¢nea norteamericana, no obstante algunas escenas que el tiempo ha opacado y otras cuya carga melodram¨¢tica se ha hecho m¨¢s evidente, como la de Santiago inspir¨¢ndose en el bateador Di Maggio. Se le considera, adem¨¢s, como la gran novela cubana de Hemingway. ?l lo estim¨® as¨ª al recibir el Premio Nobel: ¡°Este es un premio que le pertenece a Cuba, porque mi obra fue creada y pensada en Cuba, con mi gente de Coj¨ªmar, de donde soy ciudadano. A trav¨¦s de todas las traducciones est¨¢ presente esta patria adoptiva, donde tengo mis libros y mi casa¡±. Pero el mar insondable y extenso no es necesariamente cubano. Salvo algunas pinceladas de color local, la novela pudo desarrollarse en el mar de Java o en el Mediterr¨¢neo. Otro pescador tan experimentado, valeroso y estoico como el de Coj¨ªmar podr¨ªa haber tripulado la peque?a barca de Santiago en cualquier parte del mundo y hubiese actuado de modo parecido. Solo una diferencia: cuando Santiago teme haberse perdido, observa el horizonte y piensa que todav¨ªa puede orientarse por las costas de la isla, pero enseguida su confianza en el mar retorna a ¨¦l y reafirma su convicci¨®n de que nadie tiene por qu¨¦ perderse si lo conoce.
El primer borrador estuvo listo el primero de abril de 1951. El original lleg¨® a las manos de Scribner el 10 de marzo de 1952, apareci¨® en Life el primero de septiembre de 1952 y una semana m¨¢s tarde, el 8 de septiembre, fue publicado en forma de libro por Scribner. Como se sabe, la novela ten¨ªa dos antecedentes en la actividad creadora de Hemingway. Por un lado, exist¨ªa su cr¨®nica ¡°En las aguas azules¡± (Esquire, abril de 1936), publicada diecis¨¦is a?os antes, y, por otro, hab¨ªa elucubrado un proyecto de escribir una obra extensa sobre ¡°la tierra, el mar y el aire¡±, ambici¨®n proustiana de la que habl¨® con Malcolm Cowley. Estos dos antecedentes se combinaron y surgi¨® El viejo y el mar, la coda de la parte correspondiente al mar. Al parecer, las otras, dedicadas a la tierra y el aire, y vinculadas con sus experiencias en la Segunda Guerra Mundial, se quedaron en la intenci¨®n, o "en las paredes de su imaginaci¨®n", como dice Carlos Baker, uno de sus bi¨®grafos. Leland Hayward, quien luego se convertir¨ªa en productor del filme, en una visita a Finca Vig¨ªa convenci¨® a Hemingway de que publicara El viejo y el mar como una obra independiente.
Su autor no estaba totalmente de acuerdo. Leland insisti¨® en que luego, si terminaba a su satisfacci¨®n toda la parte del mar, esta pod¨ªa ser agregada, pero, en su opini¨®n, la historia ten¨ªa en lo esencial un valor independiente, lo cual era rigurosamente cierto. Quiz¨¢s, cuando Hemingway dijo, al recibir el Premio Nobel, que ¡°habr¨ªa podido escribir una historia de 500 p¨¢ginas sobre Coj¨ªmar y todos sus habitantes, pero que hab¨ªa preferido concentrarse en el relato de Santiago, y crear un viejo y un pez aut¨¦nticos¡±, estaba haciendo referencia a un material que, al igual que las otras secciones de Islas en el Golfo, hab¨ªa desechado en aras de un objetivo superior. En realidad, esto era la consecuencia l¨®gica de un m¨¦todo, que ¨¦l comparaba con la estructura del iceberg.
Su confianza en el mar retorna a ¨¦l y reafirma su convicci¨®n de que nadie tiene por qu¨¦ perderse si lo conoce
Dos escenas capitales en Islas en el Golfo y, por supuesto, en El viejo y el mar, se centran en la captura de un gran pez; pero no es posible que Hemingway se limitara a repetir una misma escena sin establecer matices en su sentido moral. Hay diferencias dentro de una misma visi¨®n hemingwayana: el hijo de Hudson es una reafirmaci¨®n de la virilidad; Santiago, de la tenacidad y la necesidad de luchar. Pero di¨¢logos id¨¦nticos hermanan a los dos personajes m¨¢s all¨¢ de su gesta: unidos al pez invisible por el sedal, exclama cada uno, joven y viejo: ¡°?Oh, Dios, c¨®mo te amo!¡±. Desde su punto de vista, Faulkner se percat¨® de esta identidad en su tiempo, aunque no vivir¨ªa para leer Islas en el Golfo: ?l aprendi¨® temprano en su vida un m¨¦todo con el cual pod¨ªa realizar su trabajo; ¨¦l ha seguido este m¨¦todo, lo ha manejado bien. Si su obra contin¨²a, entonces va a obtener lo mejor. Creo que su ¨²ltimo libro, El viejo y el mar, es el mejor porque ha encontrado algo que no hab¨ªa encontrado antes, que es Dios. Hasta ese momento sus personajes se desenvolv¨ªan en un vac¨ªo, carec¨ªan de pasado, pero de repente, en El viejo y el mar, ¨¦l encontr¨® a Dios. Ah¨ª est¨¢ el gran pez: Dios hizo el gran pez que tiene que ser capturado, Dios hizo al viejo que tiene que capturar al gran pez, Dios hizo a los tiburones que tienen que comerse el pez, y Dios los ama a todos ellos; y si su obra sigue avanzando a partir de ah¨ª, ser¨¢ a¨²n mejor, lo cual es algo que no todos los escritores pueden proponerse. Muchos se agotan tr¨¢gicamente, cuando j¨®venes, y entonces se vuelven infelices. Eso le pas¨® a Fitzgerald, le pas¨® a Sherwood Anderson. Se desmoronaron".
Norberto Fuentes, cubano, es periodista y escritor. Este extracto pertecene al libro 'Hemingway en Cuba', que public¨® en 1984. La editorial Arzalia lo publica ahora en Espa?a. Est¨¢ disponible desde?el pasado 12 de noviembre.?
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