D¨ªa del Maestro: la reflexi¨®n del educador como herramienta esencial en los tres primeros a?os de vida
Atribuimos al concepto de cuidar un sentido peyorativo en la escuela, cuando en realidad lo que los ni?os necesitan es un adulto consciente, que conecte con ¨¦l, cuide sus necesidades
No cabe duda de que en los primeros a?os de vida se asientan las bases del aprendizaje de los menores. En esta etapa, el desarrollo y el crecimiento cerebral tienen lugar de una manera r¨¢pida. Gracias a la neurociencia sabemos que el cerebro del beb¨¦ forma nuevas conexiones a una velocidad incre¨ªble. Muchas corrientes psicol¨®gicas atribuyen la formaci¨®n de la personalidad sobre la base de las experiencias de los primeros a?os y la relaci¨®n que establecen con las personas que les cuidan. Cuidar al ni?o es al mismo tiempo educarle. Algo a recordar, este mi¨¦rcoles 27 de noviembre se celebra en Espa?a el D¨ªa del Maestro 2019, jornada dedicada a todos los docentes. La jornada no coincide, sin embargo, con el D¨ªa Internacional del Profesor sugerido por la ONU, el 5 de octubre.
Atribuimos al concepto de cuidar un sentido peyorativo en la escuela, cuando en realidad lo que los ni?os necesitan es un adulto consciente y disponible, que conecte con ¨¦l, cuide con esmero y atienda todas sus necesidades.? Quienes trabajamos como profesionales de la educaci¨®n infantil tenemos la responsabilidad de reflexionar sobre nuestra pr¨¢ctica educativa. Cambiar la forma de trabajar cuando durante tantos a?os has dado por sentado que hac¨ªas lo correcto, supone una reflexi¨®n complicada.
Debemos ser valientes y comprender que nuestros infantes tienen en los primeros a?os de vida otras necesidades que (con toda nuestra buena intenci¨®n) podemos no estar cubriendo. Este cambio de paradigma se est¨¢ dando en muchas escuelas; admirable y valiente el esfuerzo de los profesionales que deciden adoptarlo.
?Qu¨¦ aspectos son necesarios para el cambio en la pr¨¢ctica educativa de la primera infancia?
Hemos de basarnos principalmente en el RESPETO, una palabra sencilla que a los adultos en ocasiones nos resulta tan dif¨ªcil de integrar en nuestro d¨ªa a d¨ªa: respeto a su nivel de desarrollo o madurez, respeto a sus inquietudes, a su inter¨¦s natural por aprender, a su iniciativa o curiosidad, respeto a su individualidad.
Atr¨¢s vamos dejando una escuela donde los ni?os tienen que aprender los colores, la utilidad de los objetos a trav¨¦s de bits de inteligencia o fichas conscientes de que el movimiento es una necesidad vital en esta primera etapa.
El aprendizaje significativo se realiza a trav¨¦s del sentir, de la exploraci¨®n, a trav¨¦s del ensayo y error, la predicci¨®n y la experimentaci¨®n; la vivencia del ni?o con aquello que le emociona, el cerebro necesita emocionarse para aprender.
Ya no llevamos las hojas del oto?o al aula, llevamos a los ni?os al exterior para que lo vivan, sientan y hagan uso de todos los sentidos, a la vez que descubren sus capacidades.
No necesitamos materiales tan estructurados en el aula, a trav¨¦s de la observaci¨®n de cada ni?o, incluimos y elaboramos aquellos que se ajustan a sus intereses e inquietudes.
No hacen falta grandes cosas. El d¨ªa est¨¢ lleno de numerosas oportunidades de aprendizaje. Una caja puede ser el mejor juguete, un palo o una pi?a.
Preparamos con atenci¨®n y esmero cuidadosamente el ambiente, espacios amplios donde el ni?o pueda moverse en libertad, el lugar de desarrollo de las rutinas del aula y el juego como motor de aprendizaje, sin directrices ni orientaciones.
Debemos ser conscientes de la necesidad de abandonar antiguas praxis en las que alg¨²n d¨ªa nos quedamos instalados y poner el foco en el adulto cuando algo en el aula no funciona.
El papel del adulto es el de gu¨ªa, acompa?a al ni?o desde cerca, dejando que se desarrolle a su ritmo, que cometa errores, los grandes maestros del aprendizaje.
Atr¨¢s dejamos las prisas, cuidamos los cambios de pa?al, anticipamos las situaciones, intentamos averiguar qu¨¦ se esconde detr¨¢s del mal comportamiento, tratando de no etiquetar, corrigiendo en privado y desterrando el castigo como m¨¦todo para modificar la conducta.
Somos conscientes de que no todos los d¨ªas son iguales y que se dan momentos y situaciones dif¨ªciles, la ratio pocas veces acompa?a, pero es necesaria una reflexi¨®n constante para poder avanzar.
Es preciso abandonar la urgencia, los grandes cambios requieren un gran trabajo interior y confianza en las posibilidades del ni?o que tenemos delante.
Ya no hay grandes pinturas milim¨¦tricamente pegadas en las paredes de la escuela con sus manos o perfectamente realizadas, no hace falta mostrar que en estas escuelas se trabaja, no hay llantos, no hay prisas, la creatividad y la tranquilidad est¨¢n dentro del aula y no en un trozo de papel limitado que merma cualquier posibilidad de creatividad en el ni?o.
En este camino hay grandes profesionales en la sombra trabajando, maestros de los m¨¢s peque?os pero no por ello los menos importantes. Hortensia Sinu¨¦s Moll¨¢, maestra de Educaci¨®n Infantil acompa?a a nuevos y antiguos profesionales a trav¨¦s de una conocida red social, con gran implicaci¨®n y conocimiento hacia este nuevo cambio que hace tiempo se estimaba necesario. Su debate siempre queda abierto, mostrando respeto hacia todas las aportaciones y experiencias, que nos nutren como profesionales, con el mismo respeto con el que los profesionales de la educaci¨®n infantil tratamos de hacer d¨ªa a d¨ªa de la escuela un lugar mejor.
¡°Lo esencial es invisible a los ojos¡± Antoine de Saint-Exup¨¦ry
*Ruth Alfonso Arias. Educadora Infantil, Educadora Certificada de familias de Disciplina Positiva.
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