Dostoievski, m¨ªstico y epil¨¦ptico
El autor ruso consigui¨® proyectar la sombra de la m¨ªstica sobre unos personajes aquejados de una enfermedad, la epilepsia, que tambi¨¦n fue la suya
Durante mucho tiempo, la epilepsia fue considerada como un desarreglo del alma; una enfermedad dram¨¢tica de origen incierto. Quienes la padec¨ªan eran se?alados como portadores de un mal que se manifestaba mediante convulsiones s¨²bitas de brazos y piernas, acompa?adas de espumarajos por la boca. Por as¨ª decirlo, la epilepsia era una enfermedad contagiosa y demon¨ªaca, de dif¨ªcil tratamiento si no mediaba un sacerdote puesto en exorcismos.
Con todo, la tradici¨®n nos cuenta que, para los antiguos griegos, la epilepsia fue una enfermedad sagrada (morbus sacer) plena de connotaciones espirituales que nos acercaban a los dioses. El escritor Fi¨®dor Dostoievski la padeci¨® de igual manera, lo que sucede es que para trampear las circunstancias de la vida -y sacar alg¨²n provecho- combin¨® la m¨ªstica de la enfermedad con cierta picaresca. Vamos a verlo.
Identificando su verdad con la ficci¨®n, Dostoievski consigui¨® proyectar la sombra de la m¨ªstica sobre unos personajes aquejados de una enfermedad que tambi¨¦n fue la suya. Sin ir m¨¢s lejos, en su obra titulada? Los endemoniados, aparece Kirillov, el ingeniero suicida que se siente m¨¢rtir, y que se presenta capaz de sacrificar su vida por el bien de la humanidad.
En uno de los di¨¢logos, Kirillov empieza insinuando la enfermedad, diciendo que hay cinco o seis segundos seguidos en los que, de pronto, siente uno la plenitud de la armon¨ªa; a lo que su compa?ero, Shatov le advierte de que tenga cuidado: ¡°Tenga cuidado, Kirillov. He o¨ªdo decir que as¨ª empieza la epilepsia. Un epil¨¦ptico me describi¨® con detalles las sensaciones que preceden a sus crisis y, oy¨¦ndole a usted, me parec¨ªa estar escuch¨¢ndole. Tambi¨¦n me habl¨® de esos cinco segundos y de que era imposible soportarlo m¨¢s tiempo. Acu¨¦rdese del c¨¢ntaro de Mahoma, que no ten¨ªa tiempo de vaciarse, mientras Mahoma daba la vuelta al Para¨ªso, a caballo. El c¨¢ntaro son sus cinco segundos...¡±
Dostoievski tuvo su primer ataque de epilepsia tras el asesinato de su padre, en 1839, cuando el escritor ruso contaba 18 a?os
Dostoievski tuvo su primer ataque de epilepsia tras el asesinato de su padre, en 1839, cuando el escritor ruso contaba 18 a?os. Un episodio que a Dostoievski le marcar¨¢ de por vida con la se?al de la desgracia. Para Sigmund Freud, el suceso del asesinato del padre de Dostoievski a manos de sus siervos fue ¡°la piedra angular¡± de la neurosis que el escritor padeci¨® a lo largo de su vida. As¨ª lo cuenta Freud en su ensayo Dostoievski y el parricidio, donde propone que la epilepsia de Dostoievski ten¨ªa una causa neur¨®tica. ¡°Lo m¨¢s probable es que esta pretendida epilepsia fuera tan solo un s¨ªntoma de su neurosis, la cual podr¨ªamos clasificar, en consecuencia, como histeroepilepsia; esto es, como una histeria grave¡±.
A pesar de interesarse cient¨ªficamente por la epilepsia, Dostoievski no dej¨® de trazar una l¨ªnea invisible entre el mundo secreto del inconsciente y su enfermedad, a la que Freud se aproxim¨® en su ensayo, presentando el parricidio en el mito de Edipo, as¨ª como en el de Hamlet, y relacionando ambos con la sustancia de?Los hermanos Karam¨¢zov.
Para Freud, los ataques epil¨¦pticos de Dostoievski manifiestan el complejo de culpabilidad del autor por la muerte de su padre, ya que, al haberla deseado tantas veces, se sent¨ªa culpable de la misma. Porque Dostoievski era un hombre enfermo, como ¨¦l mismo escribi¨® alguna vez, influenciado por el pensamiento m¨¢gico donde la luna anunciaba cada crisis, ¡°un hombre sumamente supersticioso, al menos lo suficiente para respetar la medicina¡±.
El escritor ruso era un hombre enfermo, como ¨¦l mismo escribi¨® alguna vez, influido por el pensamiento m¨¢gico donde la Luna anunciaba cada crisis
En?Los hermanos Karamazov, el autor ruso nos presenta a Smerdi¨¢kov, hijo bastardo que trabaja de criado y que finge una de sus crisis de epilepsia; incidente del que se va a servir como coartada para encubrir el asesinato del padre. La picaresca requiere imaginaci¨®n y el rigor de la verdad no puede establecerse en una enfermedad que bien puede simularse.
De manera parecida, Dostoievski se sirvi¨® de la epilepsia como alegato para quedar exento del servicio militar. El simulacro para ¨¦l siempre fue mucho m¨¢s que una aproximaci¨®n a la realidad. Por lo menos, as¨ª lo demuestra el simulacro de su fusilamiento, en el patio de la fortaleza donde estuvo preso. Tras el episodio, aumentaron sus crisis epil¨¦pticas.
El hacha de piedra es una secci¨®n donde Montero Glez, con voluntad de prosa, ejerce su asedio particular a la realidad cient¨ªfica para manifestar que ciencia y arte son formas complementarias de conocimiento.
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