Tren a Terespol: los refugiados chechenos varados en Bielorrusia
A miles de migrantes que denuncian huir de la tortura y la persecuci¨®n en su pa¨ªs se les deniega la posibilidad de solicitar protecci¨®n internacional en Polonia y se quedan en tierra de nadie
Un d¨ªa de agosto h¨²medo y sofocante, Jaled, un enorme checheno de modales suaves, se dej¨® ver en la estaci¨®n de Brest, en Bielorrusia. Llevaba una mochila bandolera y su enorme f¨ªsico de luchador quedaba reducido a una figura encorvada.
Junto con su esposa y su hijo acababa de ser rechazado en la frontera entre Polonia y Bielorrusia, donde intentaba pedir asilo por quinta vez en una semana. Jaled calcula que solo les queda dinero para repetir otras 10 veces el viaje de 20 minutos en el tren que cruza penosamente el r¨ªo Bug hasta la ciudad polaca de Terespol. Este trayecto, que en el pasado no ten¨ªa nada de especial, es el epicentro de una crisis de refugiados oculta.
Entre enero y junio de 2019, 1.604 solicitantes de asilo, procedentes sobre todo de la Rep¨²blica de Chechenia, situada al suroeste de Rusia, intentaron entrar en la Uni¨®n Europea en el tren que lleva de Brest a Terespol. Seg¨²n Human Constanta, una organizaci¨®n bielorrusa de derechos humanos, entre las causas m¨¢s frecuentes se encuentran las amenazas y la persecuci¨®n por parte de las autoridades chechenas. Otras son la violencia dom¨¦stica y la relacionada con el honor, as¨ª como los problemas de salud.
Las dificultades de Jaled empezaron en febrero de 2019, cuando, al salir de la mezquita de su ciudad, en Chechenia, se le acercaron cinco hombres vestidos de paisano. "Me metieron en un coche, me pusieron la cabeza entre las piernas y me golpearon con una pistola", cuenta.
Los hombres, que seg¨²n relata resultaron ser polic¨ªas, lo llevaron a una comisar¨ªa, donde lo interrogaron y le preguntaron "por qu¨¦ llevaba barba y se afeitaba el bigote. Dec¨ªan que eso significaba que era wahab¨ª". Ese comentario revel¨® a Jaled qu¨¦ pretend¨ªan. En 2014, Ramzan Kadyrov, actual presidente de Chechenia, se comprometi¨® p¨²blicamente a arrasar hasta los cimientos los refugios de los "terroristas", una declaraci¨®n que mereci¨® el elogio del Kremlin. Seg¨²n Kadyrov, partidario del sufismo, la ra¨ªz del problema era el wahabismo, una rama m¨¢s conservadora del islam. Desde entonces, las organizaciones en defensa de los derechos humanos han informado de numerosos casos de torturas y malos tratos a sospechosos de wahabismo y terrorismo a manos de las autoridades chechenas.
Todos tienen miedo de ser vistos o identificados por una c¨¢mara, ya que es habitual que las autoridades acosen a sus parientes en Chechenia y los interroguen sobre el paradero de sus familiares
Los polic¨ªas redactaron una serie de documentos de confesi¨®n que vinculaban a Jaled con actividades terroristas. Cuando este se neg¨® a firmarlos, los agentes recurrieron a la tortura. "Me hicieron quemaduras en los dedos, las manos y un pie, y me aplicaron descargas el¨¦ctricas", denuncia. Al final lo dejaron en libertad, pero al cabo de unas semanas lo detuvieron en su casa y lo llevaron a la c¨¢rcel, donde las palizas continuaron.
Jaled y su familia quieren pedir asilo en la Uni¨®n Europea. El problema es que, a pesar de haber estado a las puertas en cinco ocasiones, la guardia de fronteras polaca impide a la mayor¨ªa de chechenos solicitar protecci¨®n internacional, de manera que se quedan atrapados en Brest.
De los 1.604 intentos, solo 136 han concluido con ¨¦xito. Seg¨²n las familias que han intentado pasar recientemente, la decisi¨®n de permitir cruzar a esas personas la toma de manera exclusiva y aleatoria la polic¨ªa de fronteras de Terespol. Durante los seis meses que van de enero a junio de 2019, hubo 26 d¨ªas en los que no se dio permiso a ning¨²n checheno para que entrase en Polonia por Terespol.
Maltrato en la frontera
En unas instalaciones seguras gestionadas por Human Constanta en Brest, un grupo de solicitantes de asilo chechenos se cuentan sigilosamente los malos tratos que han sufrido en la frontera. El clima de tensi¨®n contrasta con las vivaces escenas representadas en los coloridos dibujos que adornan las paredes. Sus autores son los ni?os de las familias chechenas de Brest, algunas de las cuales conseguir¨¢n entrar en la UE, mientras que muchas tendr¨¢n que volver. Todos tienen miedo de ser vistos o identificados por una c¨¢mara, ya que es habitual que las autoridades acosen a sus parientes en Chechenia y los interroguen sobre el paradero de sus familiares. Si alguien detectase que estos intentan entrar en la Uni¨®n Europea, la situaci¨®n de los que se han quedado en su pa¨ªs ser¨ªa a¨²n peor.
Ilias, un joven que huye de la persecuci¨®n de las autoridades, explica c¨®mo los tratan en la frontera: "Hacen chistes a tu costa y se r¨ªen de ti. Me dijeron que me fuese a China, a Estados Unidos, al cine o al teatro. A cualquier sitio menos a esta frontera".
En sus tentativas fallidas, Jaled ha intentado contar su historia a los guardias fronterizos polacos y les ha ense?ado una herida causada por las palizas que le daban en la c¨¢rcel que no se ha podido curar. "La polic¨ªa no me escuchaba; se comportaban como robots, no mostraban ninguna emoci¨®n, nada". En el ¨²ltimo intento, cuando volvi¨® a contar su historia, se rieron de ¨¦l: "Me preguntaron qu¨¦ hotel me gustar¨ªa: de cuatro o de cinco estrellas".
Un checheno se suicid¨® tras haber sido devuelto a la estaci¨®n de Terespol. Por WhatsApp circul¨® un v¨ªdeo en el que se ve¨ªa a un grupo de polic¨ªas polacos que sacaban su cuerpo
Para la mayor¨ªa de los chechenos que quieren acceder a Polonia, volver a su pa¨ªs no es una opci¨®n. Aunque Jaled sabe que se est¨¢ quedando sin dinero, est¨¢ decidido a no perder el optimismo. Para ello se fija en los pocos casos que han acabado bien. "Tenemos esperanza porque ayer permitieron cruzar la frontera a una pareja con cuatro hijos despu¨¦s de 19 intentos".
En la habitaci¨®n se palpa la sensaci¨®n de no retorno. Un miembro del grupo opina que cuanto m¨¢s tiempo permanezcan en la ciudad, mayor ser¨¢ la presi¨®n sobre sus familias. "Solo queremos cruzar y que se olviden de nosotros", zanja.
Sin embargo, el tiempo no juega a su favor. Muchos de los chechenos de Brest duermen en la estaci¨®n, pero a los que tienen hijos, como Jaled, no les queda m¨¢s remedio que alquilar una habitaci¨®n. Con este gasto, m¨¢s lo que cuestan los billetes de tren (10 euros cada uno), acabar¨¢n qued¨¢ndose sin dinero.
Entre muchos de los chechenos de Brest que han sido rechazados varias veces por la polic¨ªa polaca cunde un sentimiento de desesperanza. Dos d¨ªas despu¨¦s de la reuni¨®n del grupo, un checheno se suicid¨® tras haber sido devuelto a la estaci¨®n de Terespol. Por WhatsApp circul¨® un v¨ªdeo en el que se ve¨ªa a un grupo de polic¨ªas polacos que sacaban su cuerpo ensangrentado y sin vida de uno de los servicios de la estaci¨®n.
Bielorrusia no puede ofrecer alojamiento permanente a los chechenos de Brest. El pa¨ªs permite la entrada sin visado a los ciudadanos rusos, pero, al depender pol¨ªtica y econ¨®micamente de Mosc¨², no puede reconocerles la condici¨®n de refugiados.
En 2015 intentaron entrar en la UE muchos m¨¢s solicitantes de asilo procedentes de Chechenia. Entonces Polonia empez¨® a rechazarlos en Terespol. En el apogeo de la crisis viv¨ªan en Brest unos 3.000 chechenos a la espera de cruzar, seg¨²n datos de Human Rights Watch.
El a?o pasado, el n¨²mero de refugiados se redujo a entre 130 y 150, seg¨²n datos de?Human Constanta, pero a pesar de que pocos consiguen cruzar con ¨¦xito, cada semana llegan a Brest nuevas familias y personas solas procedentes de Chechenia.
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