Bolivia: una deriva reaccionaria
La antigua ¨¦lite, desplazada durante m¨¢s de una d¨¦cada, pide el regreso de los "notables¡±, que no son otros que los que representan sus intereses
Bolivia vive un acelerado proceso de fascistizaci¨®n: regresan biblias y militares al centro del escenario pol¨ªtico, la represi¨®n ha cobrado varias v¨ªctimas en pocos d¨ªas, hasta el jueves pasado, los militares ten¨ªan permiso para matar con impunidad, circulan listas de ¡°traidores¡±. Las oligarqu¨ªas de Santa Cruz y La Paz se reparten el bot¨ªn del poder tras la renuncia de Evo Morales (Luis Fernando Camacho, el l¨ªder que comand¨® la protesta en contra de Morales, ha colocado a su gente en dos ministerios del Gobierno interino de Jeanine ??ez y en Impuestos Nacionales). La antigua ¨¦lite, desplazada durante m¨¢s de una d¨¦cada, pide el regreso de los ¡°notables¡±, que no son otros que los que representan sus intereses. La discusi¨®n pol¨ªtica ha sido reemplazada por la arenga religiosa: ahora se habla de ¡°justicia divina¡±. Se trata de un movimiento contrarrevolucionario que se est¨¢ beneficiando del debilitamiento institucional dejado por el Movimiento Al Socialismo (MAS, el partido de Evo Morales) ¡ªque socav¨® la credibilidad de instituciones antes respetadas como la Defensor¨ªa del Pueblo y coopt¨® y neutraliz¨® a organizaciones ind¨ªgenas y campesinas¡ª y que intentar¨¢ revertir las pol¨ªticas progresistas de los ¨²ltimos a?os.
El MAS fue un partido que, aun en sus numerosas paradojas y falencias, impuls¨® pol¨ªticas a favor de las mujeres y de la poblaci¨®n LGBTI, como por ejemplo la ley de identidad de g¨¦nero, la ampliaci¨®n de causales que permiten el aborto y la ley 348 para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia, que reconoce el delito del feminicidio. Esos proyectos, sin embargo, fueron poco implementados, ya fuera por aplacar a sectores reaccionarios en alianza con el MAS, como las iglesias evang¨¦licas, o por otras contradicciones internas: Henry Cabrera, diputado del MAS y uno de los que est¨¢ llevando a cabo los acuerdos de ¡°pacificaci¨®n¡± del pa¨ªs, fue denunciado por su pareja en 2018 por agresiones f¨ªsicas y psicol¨®gicas, y sin embargo retuvo su cargo con la complicidad de su partido. As¨ª como Cabrera, hay muchos otros agresores de mujeres en las filas del MAS que se mantienen en la impunidad. La pregunta es obvia: ?c¨®mo pod¨ªa el MAS implementar de buena fe su ley contra la violencia hacia las mujeres si apenas ten¨ªa la oportunidad prefer¨ªa encubrir violentos dentro de sus filas?
Pese a estas inmensas grietas, las leyes mencionadas no solo deben ser defendidas ante los avances de la agenda de la derecha ¡ªque impugna los derechos de mujeres y LGBTI¡ª sino tambi¨¦n profundizadas, convertidas en nuevos marcos de sentido com¨²n. A la defensa de esas leyes hay que a?adir la fundamental permanencia del Estado laico, que garantiza la separaci¨®n entre el Estado y las iglesias, y que en Bolivia existe desde 2009 (lo que no impidi¨® que el partido de Evo Morales otorgara privilegios a las iglesias evang¨¦licas).
Velar por el Estado laico no es una precauci¨®n exagerada: tanto Camacho como Chi Hyun Chung, el pastor evang¨¦lico coreano-boliviano que sali¨® tercero en las recientes elecciones presidenciales anuladas por fraude, han manifestado repetidas veces que la Biblia debe regresar al Palacio y desterrar a la Pachamama; tambi¨¦n habr¨¢ que vigilar de cerca la vigencia del Estado plurinacional.
Como l¨ªder de la instituci¨®n de ultraderecha Comit¨¦ C¨ªvico Pro Santa Cruz, Camacho ha sido parte de marchas contra la ley de identidad de g¨¦nero y contra la ampliaci¨®n de causales para la despenalizaci¨®n del aborto. Chi, por su parte, achac¨® los enormes incendios de la Chiquitania que comenzaron en agosto de este a?o a un castigo divino por los pecados de los homosexuales, y afirm¨® que el feminicidio es una ¡°consecuencia del abuso de las mujeres contra el hombre¡±. Cabe esperar que tanto Camacho ¡ªque ha anunciado su deseo de candidatear en las pr¨®ximas elecciones¡ª como Chi arremetan contra la ley de identidad de g¨¦nero y la ley 348 contra la violencia de g¨¦nero, y que obstaculicen a¨²n m¨¢s el acceso al aborto legal en Bolivia.
Donde el MAS se da la mano con la ultraderecha es en las pol¨ªticas medioambientales: aunque Bolivia posee una Constituci¨®n de avanzada que reconoce a la naturaleza como sujeto jur¨ªdico, capaz de ser representada legalmente, en la pr¨¢ctica los derechos de la naturaleza han sido sistem¨¢ticamente violados. Desde hace a?os el MAS ha venido apoyando proyectos controversiales con impactos nefastos para la ecolog¨ªa y los pueblos ind¨ªgenas (ver los casos de TIPNIS, Tariqu¨ªa e hidroel¨¦ctrica Rositas). La apuesta por la ampliaci¨®n de la frontera agr¨ªcola para la exportaci¨®n de soja, carne y biocombustible, y que responde sobre todo a los intereses del poderoso sector agroindustrial cruce?o, fue una de las causantes de los incendios forestales en la Chiquitania que precipitaron el descontento hacia el Gobierno de Morales. Esos intereses continuar¨¢n estando celosamente resguardados por los partidos de derecha: no es casualidad que Samuel Ordo?ez, militante del MAS y director del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad Alimentaria (SENASAG), haya sido elegido como ministro de desarrollo rural y tierras por el Gobierno de Jeanine ??ez.
Este es un momento pol¨ªtico extraordinariamente dif¨ªcil, en el que toca a los movimientos ind¨ªgenas, ecologistas, feministas y LGBTI estar muy alertas y organizados ante el embate de la contrarrevoluci¨®n. Muchas veces, la misma izquierda progresista los mand¨® a callar en sus cr¨ªticas al Gobierno porque no hab¨ªa que ¡°hacerle el juego a la derecha¡±; lo cierto es que estos grupos ven¨ªan se?alando corrientes reaccionarias y conservadoras que se fueron enquistando en el Gobierno durante los ¨²ltimos dos mandatos de Morales y que hoy intentar¨¢n convertirse en la ideolog¨ªa dominante de la sociedad boliviana. Si es que no lo son ya.
Liliana Colanzi es escritora boliviana.
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