La incre¨ªble vida del traficante de crack que se convirti¨® en un h¨¦roe multimillonario
Jay-Z ha alcanzado el medio siglo convertido en una figura que fascina por igual a la prensa econ¨®mica, rosa y cultural: marido de Beyonc¨¦ y due?o de un imperio, as¨ª ha sido su evoluci¨®n desde una vivienda de protecci¨®n oficial a la gloria
Shawn Corey Carter (Nueva York, 1969), o Jay-Z para el gran p¨²blico, es la personificaci¨®n del sue?o americano en el siglo XXI. Si a comienzos del siglo XX el ep¨ªtome del ¨¦xito eran figuras como William Randolph Hearst o Howard Hughes, que cursaron estudios brillantes y se hicieron millonarios porque comprend¨ªan c¨®mo funcionaban los grandes poderes f¨¢cticos, cien a?os despu¨¦s Jay-Z personifica al observador de la calle que empieza en el escalaf¨®n m¨¢s bajo y se hace rico porque comprende no c¨®mo funciona el mercado burs¨¢til, sino porque sabe c¨®mo laten los sue?os y ambiciones de la gente de la calle. ?l lo dej¨® muy claro en una entrevista para Vanity Fair en 2013 donde sobresal¨ªa una frase demoledora: ¡°S¨¦ mucho sobre presupuestos: fui camello¡±.
Carter naci¨® y creci¨® en Marcy Houses, un proyecto de viviendas de protecci¨®n oficial en Nueva York donde el ruido de la m¨²sica de Michael Jackson que escuchaba insistentemente en su casa se mezclaba con el de las ambulancias y las sirenas de polic¨ªa que llegaban por la ventana
Carter acaba de cumplir 50 a?os (sopl¨® las velas el 4 de diciembre) convertido en el tercer afroamericano m¨¢s rico del mundo (despu¨¦s de Oprah Winfrey y Michael Jordan), en uno de los raperos que m¨¢s discos ha vendido de la historia (sus ventas se estiman en m¨¢s de 75 millones) y en un brillante hombre de negocios que posee ¨Centre otras cosas¨C una discogr¨¢fica, una cadena de restaurantes, una marca de moda, una compa?¨ªa tecnol¨®gica, parte de un equipo de la NBA (los Brooklyn Nets), una parte importante del accionariado de Uber y la plataforma de streaming Tidal, que no sin cierta pol¨¦mica y algunos errores de c¨¢lculo lleva cinco a?os intentando comerle terreno a Spotify. Seg¨²n public¨® Forbes este pasado verano, la fortuna de Jay-Z se estima en unos mil millones de d¨®lares (900 millones de euros).
Y si esto no dice nada a los lectores que disfrutan m¨¢s con las p¨¢ginas de entretenimiento y coraz¨®n que con las de negocios, Jay-Z es tambi¨¦n desde hace 11 a?os el marido de Beyonc¨¦ y el padre de sus tres hijos: Blue Ivy (siete a?os), Rumi (dos a?os) y Sir (dos a?os). Juntos, Beyonc¨¦ y Jay-Z forman una de esa superparejas del mundo del espect¨¢culo que confirman la f¨®rmula de que uno m¨¢s uno es igual a tres, o sea, que el valor de ellos dos unidos es mucho mayor que la suma de lo que vale cada uno por separado. Las dos giras conjuntas que han protagonizado (On the run, en 2014, y On the run II, en 2018) han recaudado conjuntamente 327 millones de euros.
?Pero c¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª? La carrera de Shawn Carter desde su infancia en una vivienda de protecci¨®n oficial en Brooklyn (Nueva York) a la inmensa riqueza es objeto de fascinaci¨®n y an¨¢lisis tanto para los medios econ¨®micos como Forbes como para los de alta sociedad y moda como Vanity Fair. Ambos le han dedicado portadas y se han interesado por ¨¦l como figura definitiva sobre c¨®mo en el siglo XXI la calle entr¨® en Wall Street y un exnarcotraficante acab¨® compartiendo portada en la prensa econ¨®mica con el millonario de 89 a?os Warren Buffet.
Jay-Z naci¨® y creci¨® en Marcy Houses, un proyecto de viviendas de protecci¨®n oficial en Nueva York donde el ruido de la m¨²sica de Michael Jackson que escuchaba insistentemente en su casa se mezclaba con el de las ambulancias y las sirenas de polic¨ªa que llegaban por la ventana. Era un chico de barrio, pero tambi¨¦n le encantaba leer y escribir versos. Cuando ten¨ªa once a?os su t¨ªo fue asesinado y su padre abandon¨® a la familia tras hacerse adicto a las drogas. Cuando ten¨ªa doce, y seg¨²n ¨¦l mismo rape¨® en You must love me (1997), dispar¨® a su hermano en un hombro por robarle unas joyas.
Marcy Houses era uno de los lugares m¨¢s peligrosos de Estados Unidos y en los ochenta una droga como el crack campaba a sus anchas por el barrio. Seg¨²n el artista confes¨® a la cadena CBS en 2002, ¡°o te lo met¨ªas o lo vend¨ªas¡±. Y ¨¦l eligi¨® lo segundo.
En el largo reportaje que Vanessa Grigoriadis firm¨® para la edici¨®n estadounidense de Vanity Fair en octubre de 2013, Jay-Z entr¨® en detalles sobre ese episodio de su vida, con un tono descriptivo y casi l¨ªrico que explican por qu¨¦ es uno de los mejores raperos de su generaci¨®n y por qu¨¦ se ha hecho c¨¦lebre por no apuntarse las letras cuando graba sus canciones, solt¨¢ndolas de memoria en su lugar.
¡°En la era de Reagan el crack estaba en todas partes. Simplemente te envolv¨ªa. Viv¨ªamos una situaci¨®n dif¨ªcil, pero mi madre se las arreglaba, hac¨ªa malabares. A veces pag¨¢bamos la factura de la luz, a veces la del tel¨¦fono, otras veces nos qued¨¢bamos sin gas. No pas¨¢bamos hambre, est¨¢bamos bien. Pero luego hab¨ªa cosas como no querer pasar verg¨¹enza en la escuela si llevabas las zapatillas sucias o la misma ropa una y otra vez. Y el crack estaba en todas partes, era inevitable, no hab¨ªa lugar al que pudieras ir para aislarte de ¨¦l. Sal¨ªas al pasillo y estaban los drogatas all¨ª. Mirabas a los charcos en los bordillos de la acera y ve¨ªas los viales [envase peque?o] de crack. Pod¨ªas olerlo, ese olor p¨²trido. No puedo explicarlo, pero todav¨ªa me viene a la mente cuando pienso en ello¡±.
En la misma entrevista, Carter pasa a explicar que durante su adolescencia (¡°quince, diecis¨¦is a?os¡±) su madre sab¨ªa que estaba vendiendo droga, pero que era com¨²n por aquel entonces. ¡°Alguien podr¨ªa pensar: ¡®?C¨®mo dejas que tu hijo¡?¡¯. Pero te lo repito, era lo normal¡±. Jay-Z record¨® c¨®mo muchos de sus amigos que tambi¨¦n lo hac¨ªan fueron asesinados o acabaron en prisi¨®n. Pero mientras muchos de ellos solo vend¨ªan droga para sobrevivir, Carter demostr¨® tener ya visi¨®n empresarial en un mundo tan oscuro: en vez de vender el crack en su barrio decidi¨® irse a Trenton, Nueva Jersey. ¡°All¨ª el precio se duplicaba o triplicaba. As¨ª que tuve m¨¢s ¨¦xito que el tipo que se quedaba vendiendo frente a mi edificio¡±, explic¨®.
"El crack estaba en todas partes, era inevitable, no hab¨ªa lugar al que pudieras ir para aislarte de ¨¦l. Sal¨ªas al pasillo y estaban los drogatas. Mirabas a los charcos en los bordillos de la acera y ve¨ªas los viales de crack. Pod¨ªas olerlo en los pasillos, ese olor p¨²trido"
(Jay-Z a Vanessa Grigoriadis durante una entrevista concedida a 'Vanity Fair' en 2013)
Fue un episodio de honestidad brutal: uno de los hombres m¨¢s ricos de la industria musical no solo se negaba a pedir perd¨®n o caer en un mea culpa victimista por su pasado como narcotraficante: tambi¨¦n explicaba que precisamente eso le ayud¨® a comprender los mecanismos de la econom¨ªa. ¡°Viv¨ª muchas cosas en la calle que me ayudaron en el negocio de la m¨²sica, aprend¨ª qu¨¦ tipo de personas no tener a mi alrededor¡±. Al final, con los ahorros que le hab¨ªan brindado ese tipo de vida, Jay-Z decidi¨® dejar de vender droga (que, afirma, ¨¦l jam¨¢s consumi¨®) y apostar por la m¨²sica.
Aqu¨ª llega otro de los hallazgos que hicieron a Jay-Z millonario: desde el principio tuvo claro que era mejor tener tu propia compa?¨ªa que ser una parte ¨ªnfima de otra. As¨ª que al principio de su carrera, en 1995, como ning¨²n sello lo fichaba, fund¨® con un amigo (Damon Dash, hoy tambi¨¦n millonario) Roc-A-Fella Records. Comenzar¨ªa as¨ª una carrera brillante en el mundo del rap y tambi¨¦n la convicci¨®n de que siempre es mejor ser el due?o de tu peque?o imperio. Jay-Z no hizo una l¨ªnea de ropa para un gigante textil, sino que cre¨® su l¨ªnea, Rocawear. Tampoco fue la imagen de un co?ac, sino que cre¨® el suyo, D¡¯Uss¨¦. Y no compr¨® Spotify: prefiri¨® ser due?o de Tidal.
El ¨¦xito no evit¨® que algunos episodios violentos siguiesen teniendo lugar en su vida, como si la sombra del lumpen nunca se hubiese ido del todo aunque ahora tenga mansiones en Los ?ngeles, en Nueva York y en los Hamptoms. "Cuando entras en un lugar, tu curr¨ªculum entra contigo. As¨ª que todav¨ªa hoy [en 2013] cuando entro en un sitio a¨²n se siente esa cosa de: 'Mira, es Jay-Z, el que fue traficante en Marcy Projects".
En 1999 Carter, ya un rapero de ¨¦xito, fue detenido por la polic¨ªa y acusado de apu?alar a un ejecutivo discogr¨¢fico en un club neoyorquino. Sospechaba que Rivera estaba distribuyendo ejemplares piratas de su ¨²ltimo ¨¢lbum
En 1999 Carter, ya un rapero de ¨¦xito, fue detenido por la polic¨ªa y acusado de apu?alar a un ejecutivo discogr¨¢fico (Lance Rivera) en un club neoyorquino. Al parecer, sospechaba que Rivera estaba distribuyendo copias piratas de su ¨¢lbum Vol. 3¡ Life and Times of S. Carter, que a¨²n no se hab¨ªa publicado. Rivera no falleci¨®: fue tratado esa misma noche por heridas en un hombro y el abdomen y ha continuado su carrera como productor. En sus memorias, Decoded (Descodificado), publicadas en 2010, admite lo que ocurri¨®: ¡°Antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo me lanc¨¦ hacia ¨¦l, cegado por la ira. Lo siguiente que supe que se hab¨ªa desatado el caos en el club¡±. Fue sentenciado a tres a?os de libertad condicional.
Su relaci¨®n con Beyonc¨¦ tambi¨¦n ha alimentado a los tabloides, pese a que la pareja siempre ha apostado por la discreci¨®n excepto en el escenario, donde es habitual verlos juntos. En 2014 se hizo mundialmente famoso un v¨ªdeo en el que Solange (hermana de Beyonc¨¦, tambi¨¦n cantante y para algunos mejor que ella) agred¨ªa a Jay-Z en un ascensor sin que Beyonc¨¦, testigo en el mismo ascensor, hiciese nada para evitarlo. Y en 2016 Beyonc¨¦ cant¨® en uno de los temas de Lemonade (en el siglo XXI el pop ser¨¢ confesional o no ser¨¢) sobre una tal ¡°Becky, la del pelo rubio¡± con la que, supuestamente, Jay-Z le habr¨ªa sido infiel. ?l mismo lo admiti¨® en las p¨¢ginas de The New York Times en 2017. Tambi¨¦n que la terapia les hab¨ªa ayudado a salvar su matrimonio.
La historia de Jay-Z es, pues, una de finales felices. Tras la infidelidad, un matrimonio reforzado. Tras el narcotr¨¢fico, una carrera de ¨¦xitos (legales). Tras la violencia, una carrera llena de letras contra el uso de la fuerza. Y esto a los 50. Es dif¨ªcil calcular d¨®nde llegar¨¢ antes de la edad de jubilaci¨®n.
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